Mario Jaime

De charlatanes, farsantes, embaucadores, psicóticos e impostores se ha nutrido el mundo durante milenios.  La fuerza de lo falso ha sido la que impulsa la historia humana e incluso ha iniciado las grandes religiones y las cuestiones políticas más espinosas.

Los embusteros han pasado como profetas y los esquizoides como iluminados. Las metodologías científicas humildes y rigurosas, por el contrario, nunca han sido populares.

Curiosa época esta en que las nuevas tecnologías solo ayudan a reforzar analogías falaces, somos cavernícolas con celulares y medievales que confundimos ficción con realidad material.

Los esfuerzos ilustrados de lúcidos como Carl Sagan, James Randi, Montaigne, Gustavo Bueno, Antonio Piñero, Juan Miguel de Mora, Umberto Eco o Karlheinz Deschner son escrituras en el agua ante la catarata de fanáticos y exaltados que irrumpen como hordas de zombis con sus hermenéuticas gratuitas.

No… no sucedió en Bizancio en el siglo VI sino en la Ciudad de México en septiembre de 2023.

Al “investigador” Jaime Maussan se le abrieron las puertas en una audiencia pública ante el Congreso de México para presentar dos “seres que fueron recuperados en Perú, en una mina de diatomea” (Sic).

¿Recuperados, armados o robados? pregunta el búho. ¡Silencio búho molesto! ¿No ves que esto es algo serio?

Luego, en una clara falacia non sequitur con pizca de correlación, ladró: “vamos a mostrar cuerpos no humanos, que son parte de nuestra evolución, de acuerdo a la prueba realizada por la UNAM estos seres tienen más de mil años de antigüedad”.

¿Cuerpos no humanos que son parte de nuestra evolución? ¿O sea, chimpancés, australopitecos, gente que apoya al América?  ¿De dónde sacó esta conclusión? La sacó de donde se ha sacado todas sus conclusiones, de una región oscura de su anatomía, querido búho.

¿Cuál prueba? Un análisis de carbono 14 que indica que las diatomeas tienen entre 700 y 1400 años. Es decir, el material con el que forraron a los huesos de perro.

Días después, un vocero del Instituto de Física de la UNAM aclaró que los trabajos de investigación que realizó solo determinan la antigüedad de los cuerpos y “en ningún caso hacemos conclusiones sobre el origen de dichas muestras”.

Pero, a continuación de Maussan, su palero, el periodista Jois Mantilla dijo que eran “cuerpos no humanos de solo 3 dedos y cabezas alargadas”, incluyendo un espécimen único de 1.7 metros de altura y otros 20 cadáveres de 60 centímetros de alto, a los que calificó como “reptiles humanoides”. Luego habló Ryan Graves, según él, un expiloto de la Armada de Estados Unidos, quien tiempo atrás había relatado sus experiencias con OVNIS ahora conocidos como FANI.

Tristes autoridades mexicanas que prestan la cámara de diputados a despropósitos absurdos. ¿Será por copiar el circo de los estadounidenses? Copias de desviaciones populares aún más ramplonas.

Al pueblo pan y circo.

No sé si es indignante o risible que ciertos políticos se presenten a esto circo, considerando el surrealismo de este país no es a anómalo.

Ya diez días antes, el chinchorrero Maussan había dicho lo mismo en Veracruz en plena propaganda del diputado federal Sergio Gutiérrez Luna y su esposa, la legisladora Diana Karina Barreras. Los que detentan el poder y desean más, recurren a toda suerte de gazmoñerías para conseguirlo.

Las falacias ad hoc son las mejor esgrimidas por los zascandiles. Según el farotón ecuatoriano Jaime Rodríguez, unos guateros le ofrecieron las momias peruanas en $ 40 mil dólares, pero como él no tenía dinero, se las ofreció a su “compadre” mexicano Maussan. Este tipo aseguró que hace más de 10 años tuvo autorización de la ministra de Defensa ecuatoriana, Lorena Escudero, para desclasificar documentos sobre OVNIS y vida extraterrestre, pero los militares no permitieron que esa información saliera a la luz.

Clásico, un complot internacional. 

Jaime Maussan es un farfullero trapaza que lleva más de treinta años tratando de embaucar gandumbas y vive de eso. No sé si un psicótico que se cree lo que afirma o simplemente un zarramplín. Entre sus múltiples embustes ha afirmado que el Popocatépetl es en realidad un portal dimensional del cual salen naves espaciales o de que los baches son portales a otra dimensión. Una vez se presentó en un infame programa telivisvo junto con un tal Jonathan Reed, quien afirmaba haber encontrado un ser de otro mundo durante un paseo en el bosque, haberlo golpeado y haberlo llevado a su casa. Entonces presentó un brazalete capaz de hacer invisible a quien lo llevase. Por supuesto, eso no pudo demostrarlo en el programa porque convenientemente funcionaba mediante procedimientos muy elaborados.

En varias entrevistas ha afirmado que los extraterrestres tienen oro infinito, visitan la Tierra en son de paz, obtienen oro del aire (sic), y acusa a muchas personas de ser charlatanes (deja ya de reirte).

Afirmaciones extraodinarias con evidencias nulas. Nunca asume la carga de la prueba.

Pero él no es el culpable sino toda la caterva que lo avala, personas que hasta le suplican, le piden perdón por haber dudado de sus aseveraciones, le chupan las suelas alabándolo como un periodista formal y serio.  Y los diputados que lo llevan como un payaso a la arena. En la sociedad del espectáculo, un farsante de este talante resulta conveniente para el rating y los votos.

​La farsa tiene una historia de vodevil.

En 2016, un peruano llamado Paul Ronceros informó que tenía en su poder elementos de cuerpos extraterrestres.

Según él, un tal “Mario” sin apellido encontró en 2014, dos sarcófagos de piedra a los que llegó siguiendo túneles bajo el desierto de Nazca. Spielberg podría tomar nota.

En 2017 Jaime Maussan y sus compinches contactaron a “Mario” y adquirieron las momias. Pero Maussan niega esto, convenientemente, y dice que las adquirió mediante una fuente que no revelará.

En 2018, Paul Ronceros llevó más momias a ser analizadas a la fiscalía de Nazca.

En agosto de 2020, el arqueólogo forense Flavio Estrada, estudió los cuerpos para el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Perú, brindó una extensa conferencia donde expuso que los extraterrestres eran, en realidad, huesos humanos y animales unidos con pegamento sintético y cubiertos con una mezcla de fibras vegetales, parafina y adhesivos para simular un tipo de piel.

Fabricantes de momias ha habido legión. Desde el siglo XI, algunos médicos recomendaban polvos de momias egipcias como tratamiento para las hemorragias, heridas, cataratas, gripe, diarrea y dolor de muelas.

Todavía en el siglo XVIII y XIX, los boticarios vendían trozos de momias machacados y pulverizados para ingerirse con miel o licor. Los aristócratas no consumían cualquier momia: debían ser las de sacerdotes, faraones o altos funcionarios egipcios. Evidentemente los boticarios compraban restos de gatos, perros o hasta fetos embadurnados con betún y los hacían pasar por momias de lujo encontradas en templos misteriosos.

En 1867 dentro de una jarra de una farmacia en París se descubrieron los restos de Juana de Arco. La inscripción de la jarra, “Reliquias encontradas en la hoguera de Juana de Arco”. No te rías maldito búho.  Un trozo de tela, una costilla humana aparentemente carbonizada, restos de madera quemada y el fémur de un gato paradójicamente eran de una momia egipcia vendida como medicina.

Volviendo a las falsas momias de Nazca:

En sus días, un ufólogo acusó a Carl Sagan de ignorar “4400 casos de rastros físicos de extraterrestres en 65 países”. El problema es que esos casos nunca fueron analizados, ni con resultados publicados en una revista científica ni los artículos revisados por pares expertos en física, química, geología, biología, metalurgia que pudieran mostrar los «rastros» no podían ser generados por humanos.

¿Dónde está la prueba física? Maussan grita ¡Aquí! En esta cajita. Mencionó que el ADN de los cuerpos difiere en un 30 % al del material genético humano. ¿Ese ADN es de gato? No, pues los humanos compartimos el 90 % del genoma de gato. ¿Y el de llama? Pero, espera, dime búho, las momias extraterrestres tienen ADN. Los extraterrestres también se basan en bases nitrogenadas, maravilloso. ¿Quién y dónde hicieron el análisis? ¿Dónde están los resultados publicados? ¿En la imaginación del bultuntún? Dice que podemos encontrar los resultados del análisis genético en la red pero no nos proporciona el link y cuando usted los busque, amable lector, no los encontrará.

¿Pero no deberíamos propiciar la tesis y la antítesis, querido búho?

Una cosa es que en el pensamiento libre haya disensiones y otra cosa es aseverar fantasías sin otras evidencias que fraudes malintencionados.

El que si realizó un análisis de las momias en Perú fue Guido Lombardi, médico experto en antropología física y concluyó que las momias pequeñas son armatostes.

Miembros del World Committee on Mummy Studies, ha rechazado la validez de las momias de Nazca. Investigadores del Museo de Historia Natural de San Marcos, catedráticos y docentes de arqueología de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica, cuyas autoridades tienen hoy en su poder algunas momias han concluido que son un fraude.

 Pero ni las evidencias en contra, ni el reporte forense, gustan a la mayoría de cabezotas.

Cuando se le cuestiona, Maussan se convierte en un energúmeno que grita y patalea, pero no publica sus resultados ni los somete a una revisión por pares. Sólo alega conspiraciones, dice que encontró embriones y huevos dentro de las momias, dice que el cadmio es muy raro (¿Raro? La concentración de cadmio disuelto en el agua de todo el planeta es relativamente alta, de 10 -500 mg/l. En el suelo la concentración media de cadmio es de 0.06 a 0.5 mg/kg.). Pero hablaba de osmio, me refuta el búho. ¿Encontraron osmio en las momias? Un elemento sí muy pobre pues se encuentra en la corteza terrestre en una concentración de 0.0015 ppm. ¿Dónde están las pruebas del osmio? Pues Flavio encontró parafina y pegamento, no osmio.

Lo peor es que este miserable insulta a Julieta Fierro, astrónoma y dice que ella no debe opinar al respecto porque no es su campo. ¿Tendrá envidia de científicos que estudian e investigan de una manera rigurosa? Luego, este cafre se compara con Galileo (¡¡¡¡¡), dice que es hermano de la humanidad, pero los científicos (¿Cuáles?) están del lado de los que destruyen todo (¿Quiénes?) y procede a hablar de calentamiento global, el dióxido de carbono, la triplicación de la inversión y las inundaciones de Libia. ¿Eso que tiene que ver con las momias? Además, alega que es imposible que él mienta. ¡Cómo es posible que pueda inventar una patraña de ese talante arriesgando su reputación! ¡Pero si es lo que lleva haciendo por más de 30 años!

Maussan dice que tiene testimonios de científicos de San Petersburgo. Testimonio no es una metodología, esto no es escolástica.

Días después, un panel de la UNAM integrado por investigadores mexicanos, José Franco del Instituto de Astronomía, Alejandro Frank miembro del Colegio Nacional, Antonio Lazcano, uno de los mejores biólogos de la historia de nuestro país y Gustavo Medina Tanco

del Instituto de Ciencias Nucleares reflexionaron en un conversatorio público sobre la evidencia científica que se requeriría para aseverar la existencia de seres alienígenas.

En palabra del doctor Frank: ¿El país apostará por las ciencias o por las supersticiones?

Esto no gustó nada a los fanáticos de Maussan que replicaron con burlas, insultos y falacias ad hominem.

No es la primera polémica de interpretación científica en tierras mexicanas. Una muy famosa fue la protagonizada por el jesuita misionero y cosmógrafo Eusebio Francisco Kino contra otro jesuita matemático, Carlos de Sigüenza y Góngora en la Nueva España. Respecto un cometa que apareció en los cielos en 1680 y asombró a la plebe de la Ciudad de México, Sigüenza publicó un año después un Manifiesto filosófico contra los cometas en el que refutaba la tesis de que éstos traían desgracias a la humanidad. Kino trató de refutar “bajo un sentido utilitario para Dios” la hipótesis atea y consideró que los cometas eran mensajeros de Dios a modo de presagios. Carlos se ofendió cuando el mismo Kino quiso entregarle el escrito en su casa. Fue en esa época en que la mismísima Sor Juana Inés de la Cruz compuso un soneto un poco conciliatorio entre las dos posturas:

Aunque es clara del Cielo la luz pura

clara la Luna, y claras las Estrellas,

y clara las efímeras centellas,

que el aire eleva, y el incendio apura.

Aunque es el rayo claro, cuya dura

producción, cuesta al viento mis querellas,

y el relámpago, que hizo de sus huellas

medrosa luz en la tiniebla oscura.

Todo el conocimiento torpe humano,

se estuvo oscuro, sin que los mortales,

plumas pudiesen ser, con vuelo ufano.

Ícaros de discursos racionales,

hasta que al tuyo, Eusebio soberano,

les dio a las luces, luces celestiales.

¿Pero cómo osas juntar los nombres de la preciosa Juana de Asbaje con la cagarruta de Maussan? Se escandaliza el búho, infame escrito, como si metieras pétalos al retrete.

Perdóname Búho, perdóname sor juanita, enloquezco ante tanta estulticia.

Cito a Carl Sagan: “La pseudociencia es más fácil de inventar que la ciencia, porque hay una mayor disposición a evitar confrontaciones perturbadoras con la realidad que no permiten controlar el resultado de la comparación. Los niveles de argumentación, lo que pasa por pruebas, son mucho más relajados. En parte por las mismas razones, es mucho más fácil presentar al público en general la pseudociencia que la ciencia” (El mundo y sus demonios, 1995).

Estudiar física, analizar muestras en laboratorios de investigación, realizar pruebas estadísticas, modelar matemáticamente, discutir diferentes enfoques epistémicos y metodológicos, corregir, experimentar doble ciego, proponer hipótesis y nuevos experimentos para inferir resultados en diferentes escalas, todo eso lleva tiempo, dinero, esfuerzo y mucha rigurosidad. Algo que los farsantes no desean, simplemente exponen analogías a diestra y siniestra para concluir de manera precipitada lo más extravagante en contra de la navaja de Occam.

Pero, como pensó Carl Sagan: el escepticismo no vende.