Foto de portada de S.m. Alonso

Gilberto Piñeda

Este escrito lo empecé el día anterior de la llegada de “Norma”, minutos después de haber protegido una puerta por donde había altas probabilidades de que las aguas inundaran la casa. Pero escribir y elaborar dibujos a mano alzada sobre la imagen urbana histórica de la zona antigua de la ciudad-puerto de La Paz en medio de un desastre natural pudiera parecer  impertinente y poco agradable, sobre todo por lo que ha pasado en la mayoría de los barrios, colonias y fraccionamiento de La Paz (casas inundadas, falta de agua, falta de luz, drenajes colapsado, árboles caídos, postes y cables derribados, arena y lodo acumulado, y un largo etcétera) y los efectos ocasionados en la zona marítimo terrestre de la ensenada de La Paz (aguas turbias, basura acumulada, malecón enlodado, embarcaciones hundidas y varadas, árboles derribados, boyas varadas).

Nada o poco que ver con la vida cotidiana de la ciudad y que si vemos en época de huracanes y de lluvias, aunque son pocos y pocas en el año, los desastres son mayúsculos, ya lo vimos con “Norma”: no pasó por La Paz y miren lo que ocasionó. El gobernador y el Consejo de Protección Civil querían regresar a la normalidad al día siguiente, lo daban por hecho, pero esto no fue así; también esperaban que el ciclón entraría por Cabo San Lucas, pero entró por Todos Santos y Pescadero, son apreciaciones que se hacen públicas y que ponen en evidencia el ejercicio errático del poder en casos de desastre.  

No olvidar que La Paz ya está construida y en palabras del arquitecto  Aldo Rossi, hay que ver a la Ciudad como una Arquitectura y recordar que no solo se refiere a “la imagen visible de la ciudad y al conjunto de sus arquitecturas, sino más bien a la arquitectura como construcción ,  la construcción en el tiempo”, bastaría ver la forma como la geografía natural (paredones, lomas, arroyos arenosos, y cerros que rodean una calma ensenada) se transformó en una geografía urbana donde el terreno arenoso se transformaron en predios lotificados, bardeados y con edificaciones,  banquetas y calles de concreto, elegantes embarcaciones en marinas de la ensenada; una ciudad con un obsoleto sistema de cárcamos y drenaje,  agravados por la ausencia de drenaje pluvial, que obviamente, nunca existirá.

Fue un proceso de construcción tardía que empezó lentamente en el primer tercio del siglo XIX y ya nuestros ancestros vivieron los ciclones cada año que pasaba, algunos de mayor intensidad como los de 1895 y 1918, o el de 1959 o el de 1976 o el de 2014,  que ocasionaron desastres semejante en toda la ciudad y en la zona antigua frente al malecón de La Paz como los de ahora. La construcción de La Paz se aceleró en el último cuarto del siglo XX y en este siglo nos tocan los históricos ciclones con el agravante de que han iniciado los efectos contradictorios y paradójicos  inevitables del cambio climático: más lluvia y más sequía, más calor y más frio, mas ciclones  y más intensos.

La Paz es una ciudad histórica que nació como puerto comercial a principios del siglo XIX donde estaba un embarcadero de madera que habían construido los jesuitas durante la primera mitad del siglo XVIII, que es la parte más baja y plana de la ciudad, justo en el lugar donde desembocaba un gran arroyo central, que se convirtió en las antiguas calles Medellín, Central y 16 de septiembre. Para mediados del siglo XIX solo tenía poco más de 1000 habitantes; inicia el siglo XX  con poco más de 5 mil habitantes en1900; a mediados del siglo XX con poco más de 13 mil en 1950; al iniciar el siglo XXI con poco más de 162 mil en 2000 y llegó a poco más de 250 mil habitantes en 2020. No es una ciudad grande, pero se construyó en un terreno arenoso, con grandes carencias en la infraestructura urbana, sin prever lo que vendría.

La zona urbana histórica que abarca los antiguos  barrios del centro (el de abajo y el de arriba), El Esterito y sus cercanías, que es el lugar donde vivieron las antiguas familias paceñas, ha venido reduciendo gradualmente su población residente en las últimas dos décadas, o probablemente desde la década de 1990,  como parte de una tendencia urbana de las ciudades capitalistas fomentada por el turismo y las inmobiliarias, conocida como gentrificación, que la Real Academia Española la define como un “proceso de renovación urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de mayor poder adquisitivo”.

En la zona urbana histórica, los datos que nos ofrecen las Áreas Geoestadísticas Básicas  (AGEB´s) en 2010 residían 10 mil 297 habitantes y en 2020 habían disminuido a 9 mil 435 habitantes, lo que significa una caída demográfica de -8.4% (las poligonales de las colonas no necesariamente coinciden con las de la AGEB´s, por lo tanto la población es muy aproximada); algo parecido sucedió en el núcleo fundacional donde residían 815 habitantes con una caída en esa misma década de -13%, mientras que en El Esterito la caída entre 2010 y 2020 fue de -5.5%%  y en el Centro la caída demográfica fue de -10.4%, un fenómeno que viene seguramente desde el conteo de 1995 y del censo del 2000.  A simple observación del sitio, estos datos censales dan cuenta de dos cosas: una, que las familias originarias han sido desplazadas y sus predios son ahora parte de la especulación; y otra, que la sustitución de nuevos residentes de mayor poder adquisitivo apenas inicia, ya lo empezamos a ver con las nuevas construcciones con toques de modernidad arquitectónica que se empiezan a construir y los proyectos inmobiliarios que están en puerta, listos para que estos nuevos usos de suelo sean autorizados junto a los proyectos arquitectónicos modernizadores que darán al traste con la imagen urbana histórica, ya que así lo ha estado permitiendo hasta ahora el Instituto Nacional de Antropología e Historia  y autorizado finalmente por el Ayuntamiento de La Paz.    

Aunque aquí solo hablaremos de la arquitectura formal, más específicamente de la imagen urbana histórica que es parte del problema en los centros históricos, sin embargo, el problema de fondo no es su arquitectura formal, sino los usos de suelo que se han autorizado y se van a autorizar en la zona antigua de La Paz y el muy probable aumento geométrico de la densidad de población pues la tendencia es el crecimiento de edificaciones de gran altura y de varios pisos que revertirán la caída demográfica y romperán con la antigua arquitectura paceña, que ya de por sí es escasa. Ejemplos hay muchos: el más reciente, la proliferación de los Oxxos que han saturado de manera exagerada el centro histórico (el último en la calle 5 de mayo y Revolución) y el proyecto turístico-inmobiliario que está en proceso de aprobación en el barrio El Esterito frente al Molinito, un edificio residencial de varios pisos para personas de “mayor poder adquisitivo” al de las familias originarias del barrio.

La antigua arquitectura paceña documentada con fotografías del Archivo Histórico Pablo L. Martínez y de archivos familiares, la que existió antes del uso del concreto, la podemos clasificar en dos: las de TECHO PLANO con terrado de ladrillo de barro recocido y mortero cal-arena, apoyadas sobre una serie de vigas de madera sostenidas en muros de piedra o de tabique de barro recocido de entre 40 y 80 centímetros de ancho, aparentes o aplanados con mortero cal-arena (las vigas alcanzaban a cubrir claros mayores a cinco metros); y las de TECHO INCLINADO  de pendiente pronunciada con vigas de madera en serie apoyadas en los muros de tabique de barro recocido o adobe sobre las cuales se colocaba fajillas y como cubierta el tejamanil o la palma. Algunas construidas con muros de ladrillo aparente y otras aplanadas con cortero cal-arena.

En el frontispicio de la antigua arquitectura paceña por lo general guarda perfecta simetría, aparecen indistintamente algunos elementos arquitectónicos que se repiten:

Los arcos de medio punto, adintelados, elipsoidales, escarzanos y ojivales (predominan los arcos de medio punto y adintelados), la mayoría de ellos sostenidas en impostas que sobresalen; algunos arcos son lisos pero otros llevan estrías redondeadas o en escalón entre el intradós y el extradós. Las jambas, basas, dinteles o arcos de puertas, ventanas y puerta-ventanas sobresalen del paramento del muro (son muy pocos lo que se integran al ancho del muro); muy pocos muros sobresale la clave o se adosa algún medallón.

La basa y el capitel neoclásico de pilastras y columnas sobresale del paramento al igual que el zócalo en la parte inferior y  de la cornisa neoclásica que corre a lo largo de los edificios; y en la parte superior por lo general hay un remate de pretil que también sobresale del paramento. Algunos arcos adintelados llevan como remate una cornisa que sobresale del dintel mientras que la mayoría de los vanos   ya sean puerta-ventanas, puertas y ventanas son rectangulares verticales.

Las ventanas y puertas siempre fueron de madera hasta que se utilizó el vidrio de tamaño pequeño en el caso de las ventanas separados por el intercalario de madera, mientras que la herrería de rejas en las ventanas era poco usual, solo la tenían las edificaciones  de familias de mayor poder adquisitivo, construidas con varilla lisa redonda en sentido vertical sostenidas por soleras en sentido horizontal y con algunas decoraciones de fierro forjado en forma de punta y circulares concéntricos; ocasionalmente en edificaciones se utilizaron vitrales en el antepecho del arco con intercalario de fierro o madera en forma centrífuga o romboide.

En La Paz de antes,  hubo muy pocas edificaciones de dos pisos, todavía existen tres en la calle Revolución, dos en la loma norte y una en la loma sur; y en una segunda planta de una edificación, todavía sigue en pie  un vestigio de  madera con techo inclinado con tejamanil, en la calle 16 de septiembre y tres edificios monumentales de dos pisos pero de mayor altura, que fueron las  tiendas de La Torre Eiffel  de la familia González, demolida a mediados del siglo XX y la Casa Ruffo (La Perla de La Paz) que solo sigue en pie un vestigio arquitectónico que da fe de la monumentalidad de la edificación: su frontispicio, que sintetiza los elementos de la arquitectura antigua de La Paz (arcos de medio punto ornamentado, arcos escarzanos lisos y entablerados, pilastras adosadas entableradas, orificios donde se apoyaban las vigas de madera, balcones sostenidas con ménsulas, clave de los arcos con medallones, cornisa corrida, remate de pretil con balaustrada separadas por pilastras de baja altura con remate esférico, y torre de vigía); y la antigua Casa Municipal construida de piedra braza y cantera. Hay que destacar cuatro edificios monumentales que cubren claros muy grandes gracias a enormes estructuras de madera: la catedral (antiguo templo parroquial), templo masónico, Teneria Suela Viosca y Teatro Juárez.

Finalmente, por un lado, solo hay dos edificaciones con grandes columnas neoclásicas con fuste acanalado y capitel estilo jónico: la antigua escuela No.48  (Gregorio Torres Quintero) y la antigua casa construida por la familia Von Borstel; y por otro lado, en la primera mitad del siglo XX, a las edificaciones estilo neoclásico que se siguieron construyendo se suman las construcciones con estilo Chalet  como las que aún están en pie en la calle Revolución y 5 de mayo  y las estilo Californiano como la antigua casa del general Olachea que ahora es un restaurante y la antigua Casa Presidencial “El Caimancito” que ahora es un Hotel Boutique, antiguamente diseñadas por el dibujante y proyectista Raúl Piñeda Chacón que trabajaba en Obras Públicas  con el Ing. Gilberto Herrera en el segundo tercio del siglo XX.

A esta imagen urbana histórica de las edificaciones habrá que agregar el adoquinado de piedra de calles y banquetas (en las ciudades patrimoniales como Guanajuato, entre otras, se ha utilizado en el rescate de la imagen urbana histórica, la piedra industrializada tipo “pórfido” de distintos tamaños), las luminarias con faroles de cuatro caras y esféricas, las bancas en forma curva con fajillas de madera,  las placas adosadas a la pared con el nombre de las calles y por supuesto la arborización con abundantes árboles de sombra

La arborización con árboles de sombra es parte de la imagen urbana histórica como ha sido documentado con fotografías antiguas dominando los árboles de la india que fueron introducidos probablemente al finalizar el siglo XIX y que para las décadas siguientes cubrieron con sombra buena parte de la zona antigua de la ciudad incluyendo la zona del Malecón que se agregaron al mezquite, los  tamarindos, el guamúchil, los almendros, entre otros, distribuidos en la ciudad (actualmente los árboles de sombra que se han extendido en toda la ciudad es el Neem y la Benjamína).

La arborización con abundantes árboles de sombra en el centro histórico no está en la mente de los desarrolladores ni en los tomadores de decisiones en la gestión de la ciudad, más bien piensan en la vegetación de ornato, principalmente palmeras; sin embargo la plantación de árboles de sombra en todos los costados de las baquetas como fue en el pasado, producirá mejores condiciones ambientales pues podría haber una baja de temperatura considerable (entre 5 y 10 grados a la sombra) y la consecuente protección de los rayos solares en beneficio de los peatones y vehículos estacionados; si esto se llegara a concretar habría que pensar en varias cosas: un sistema de riego que podría ser por goteo, programa de poda permanente para mantener el follaje de los árboles en buenas condiciones y un barrido semanal o cuando sea necesario en las baquetas por las personas que tienen frente a la edificación un árbol. Todo esto es muy importante hacerlo, a riesgo de eventualidades como las que acabamos de vivir con “Norma”, pero esto es inevitable en La Paz.

Como no todas las banquetas son anchas, se sugiere que los arboles de sombra en las banquetas anchas se coloquen a ejes cada 6 metros que coincide con el cajón del estacionamiento; bajo su sombra se podrán colocar bancas de fajillas de madera; mientras que en las banquetas angostas, los árboles de sombra se podrán colocar en la calles a cada 8 metros a ejes, para dar espacio al cajón de estacionamiento. Dicho esto paso a ofrecer dos ejemplos de rescate de la imagen urbana histórico en edificaciones realmente existentes dibujadas a mano alzada con lapicero de 0.5mm, una de TECHO PLANO que es la edificación  que se encuentra en la esquina de las calles Revolución y 5 de Mayo donde ahora se encuentra un OXXO y una Farmacia YZA y otra de TECHO INCLINADO que se encuentra en la esquina de las calles Guillermo Prieto y Degollado que ahora son dos casas habitación, una joyería y una peluquería.

En la edificación de TECHO INCLINADO no se cuenta con ninguna fotografía antigua pero existe un vestigio arquitectónico de valor histórico que es por una parte,  una puerta de arco adintelado con jamba y dintel que sobresale del paramento, un remate de cornisa sobre el dintel y en la parte inferior un zócalo que sobresale del paramento; a un costado una ventana rectangular vertical enmarcada; y por otra parte  tenemos todavía el techo inclinado con una pendiente pronunciada; por lo demás existen una diversidad de tamaño de vanos. Para el rescate de la imagen urbana histórica se utiliza la puerta de acceso con arco adintelado del vestigio arquitectónico que encontramos para ser utilizado en los accesos a las casas habitación, la joyería y la peluquería, colocando a sus costados las ventanas rectangulares  verticales enmarcadas como las antiguas; y el techo de lámina se sustituye por el de tejamanil.

En la edificación de TECHO PLANO se cuenta con una fotografía antigua tomada desde la torre del campanario y en el sitio todavía se conserva el volumen del edificio de gran altura, la cornisa y la esquina redondeada con una parte del antiguo zócalo; aunque las intervención del edificio con arquería simulada  y el volumen del faldón, han deformado la antigua construcción. La fotografía antigua es una muy buena oportunidad para rescatar la imagen urbana histórica del edificio: se rescata la columna adosada de la esquina con sus capitel neoclásico que sobresale de la arquitrabe asentada sobre el muro y se prolonga hasta la cornisa neoclásica corrida a largo del edificación con un remate de pretil en la parte superior;  en la parte inferior corre un zócalo que sobresale del paramento y una serie de puerta-ventanas con arco de medio punto con estrías redondeadas en el límite del intradós y el extradós, con una imposta que sobresale de la jamba y de las dovelas del arco de medio punto.

Ambos ejemplos ilustran lo que tocaría hacer al Instituto Nacional de Antropología e Historia antes de emitir un dictamen y a la Gestión Integral de la Ciudad antes de emitir un permiso de construcción, aun cuando no exista ninguna Ley Estatal y Municipal de protección, conservación, reconstrucción y restauración para la zona antigua de la ciudad de La Paz; y lo pueden hacer porque han anexado en el Reglamento de Imagen Urbana del Municipio de La Paz un catálogo de 165 edificaciones patrimoniales que dan luz sobre la imagen urbana histórica en distintos sitios de la zona antigua; han incluido también el modelo de imagen urbana histórica en paleta de colores (arquitectura, adoquinado, arbolado y mobiliario urbano), elaborados en el Centro de Documentación de Historia Urbana; pero también está un acuerdo de Cabildo del 27 de diciembre de 2018 en el que se reconoce a la zona antigua de la ciudad y del panteón de Los Sanjuanes como Centros Históricos, que en sus anexo se incluyó la descripción de la imagen urbana histórica que aquí hemos ilustrado.

La Paz, Baja California, a 24 de octubre de 2024.