En la Paz, no solo hay residencias privadas en el mar (Yates de lujo en las Marinas), también hay estacionamientos privados para hoteles de lujo y gran turismo (Cruceros).

Hace poco más de dos semanas el presidente de la Asociación Mexicana de Cruceros Turísticos anunció que entre marzo y mayo arribarían 10 cruceros a estacionarse en la bahía de La Paz. En esa ocasión declaró por un lado que   “la bahía de La Paz ya se le considera un lugar importante para la actividad, dado que se prevé que se construya una terminal de cruceros en el Puerto Pichilingue” y obviamente presumió que esta terminal “una construcción de primer nivel, pues correrá a cargo de la misma empresa que construyó el Mahahual, en Quintana Roo, el segundo puerto que más cruceros  recibe en México”; por otro lado estaba muy preocupado porque  “en el caso del Puerto de Cabo San Lucas, en Los Cabos dejaron de llegar alrededor de 700 mil turistas y, en La Paz, alrededor de 80 mil pasajeros” y hasta hizo sus cálculos: “Si cada uno de estos pasajeros gasta un promedio de 100 dólares,  esto significa una pérdida económica que asciende a unos 70 mil mdd”, (Radio Fórmula, 12 de febrero de 2021).

Sobre la constructora que edificara el muelle turístico para cruceros en Pichilingue, probablemente se refiera a la compañía capitalista Promociones Turísticas Mahahual S.A. de C.V. que es una empresa que opera principalmente en el sector Infraestructura portuaria y en el sector inmobiliario en el puerto de Mahahual donde pueden atracar hasta tres cruceros al mismo tiempo de cualquiera de las compañías capitalistas de cruceros a las que nos hemos referido y muchas otras. 

Ahora sabemos que los primeros hoteles de lujo en el Mar ya están estacionados en la Bahía de La Paz son “dos de la empresa Holland América y uno de Princess y permanecerán durante un máximo de dos semanas en el sitio para luego volver a sus lugares de origen Estados Unidos a reabastecerse y regresar de nuevo, debido a que se trata de buques que fueron diseñados para estar en movimiento a fin de mantener operando sus sistemas” que “vienen procedentes de Los Angeles California y hasta antes de la pandemia de Covid-19 que colapsó su actividad, cubrían la ruta del pacífico que incluye Ensenada, Los Cabos, Puerto Vallarta, Mazatlán, Loreto y La Paz con más de 800 mil turistas cada año y con una derrama económica estimada de 100 dólares por persona”, (El Sudcaliforniano, 1 de marzo de 2021) cifra indicada líneas arriba.

Antes de la pandemia, el primer gran crucero que llegó a La Paz fue el Star Princess de la compañía capitalista Princess Cruise Lines con tres mil turistas a bordo que recorrieron el Malecón de “Clase Mundial y obviamente que el gobierno fue el primero en anunciarlo con bombo y platillo por el entonces Secretario de Turismo, Economía y Sustentabilidad (¿Sustentabilidad?), quien dijo: “Baja California Sur se sostiene dentro de las preferencias de las principales empresas navieras, lo que impulsa su consolidación en la industria de cruceros”, pero además hizo pública “la reactivación del puerto de Santa Rosalía, municipio de Mulegé, dentro de este segmento turístico, con la llegada de 6 embarcaciones durante los meses de enero y febrero, destino que dijo, desde el 2012 no recibía a ningún crucero” (Setuesbcs.com, 7 enero 2020). Todo cambió a partir de Marzo de 2020 cuando La Paz, Baja California Sur, México y el planeta enteró entro en un crisis sanitaria sin precedentes que ya lleva casi un año y todo parece indicar que no terminará pronto; y no echar en saco roto un acontecimiento relevante durante la pandemia, ya que las compañías capitalistas Carnival y Princess Cruises Line, fueron demandadas en Australia por cientos de pasajeros por el contagio de COvid-19 ya que en el Rubí Princess  se infectaron  700 turistas de los cuales murieron 20 de ellos porque “los dueños y los operadores conocían el riesgo de que los pasajeros podían contraer el coronavirus antes de que partiese el crucero y fallaron en no adoptar las medidas para asegurarse de que estos estuvieran seguros y protegidos”, así lo declaró en su momento  la abogada de esa demanda colectiva, Vicky Antzoulatos (hoteltur.com, 24 de julio de 2020).

Crucero Star Princess que atracó en el puerto de Pichilingue a inicio  de enero de 2020 (Setuesbcs.com, 7 enero 2020)

Una lectura distinta sería lo que  estas notas periodísticas sacan a la luz, a mi modo de ver las cosas: 1)La entrega temporal de soberanía a las grandes a compañía capitalistas que controlan el turismo náutico con macro embarcaciones conocidas como Cruceros, pero que no son otra cosa más que grandes hoteles en el mar con todas las comodidades habidas y por haber en los hoteles de lujo en tierra, 2)La aportación que hace el Estado mexicano al gran capital del turismo náutico con la concesión de la zona marítimo-terrestre y la construcción de sus grandes terminales con sus respectivas “alfombras rojas” para los turistas que ocuparán temporal, masiva y sucesivamente el Malecón que el gobernador y el presidente municipal  de La Paz gustan en llamar de “Clase Mundial”; y 3)El anuncio inevitable del despojo por el gran capital del turismo náutico de la superficie marina y del paisaje natural de los paceños y paceñas.

¿Quien gana más en todo esto? Para mí, Las compañías capitalistas  de Crucero, las TourOperadoras y la clase política local que se vincula con los propietarios del capital, mientras que la población paceña ve pasar cada determinado tiempo por el Malecón de “Clase Mundial” a miles de extranjeros paseando cada vez que llega un Crucero a Pichilingue; obviamente que la justificación inevitable de los gobernantes para detener la crítica a este gran macroproyecto turístico, es que los que venden artesanías, los restauranteros y las tiendas del centro, son los más beneficiados con esto. ¿Alguien cree que es la subsistencia la que se lleva la mejor tajada  en esto?, claro que no, sin los puertos de atraque y sin la privatización temporal de la superficie marina, las jugosas ganancias de la compañías capitalistas de Cruceros  y de las TourOperadoras sería una misión imposible.

La compañía Princess Cruises Line por ejemplo entre su enorme flota que navega por los mares del mundo esta el Star Princes tiene 290 metros de largo (slora) con una capacidad para 2 mil 600 pasajeros, 1 mil 100 tripulantes, 18 cubiertas, 1 mil 300 camarotes, 700 camarotes con balcón; el Ruby Princess de 290 meros de largo con capacidad para 3 mil 100 pasajeros, 1 mil 200 tripulantes, 19 cubiertas, 1 mil 540 camarotes,  450 camarotes interiores y 900 camarotes con Balcón; mientras que de la Compañía Holland América Line dentro de su flota está el  Ms Zuiderdam con capacidad para 1 mil 916 pasajeros, 817 tripulantes, 11 cubiertas y 940 camarotes. Solo para ejemplificar la capacidad de estas compañías capitalistas de cruceros.

Esta expresión del capital no son cualquier cosa, la compañía Princes Cruises Line navegó por primera vez en 1965  y se hizo famosa por el Pacific Princess que en 1977 fue parte de la serie de televisión muy popular en los Estados Unidos llamada “El Barco del Amor”, pero que creció exponencialmente viajando por el Pacífico, el Mediterráneo y el Caribe, por Japón, Norte de Europa en Noruega y el Báltico; mientras que la compañía Holland América Line inició sus operaciones hace más de un siglo y encabeza la lista de cruceros del gran turismo, realiza 500 rutas anuales por todos los continentes incluyendo los mares de los Estados Unidos y de Canadá. Precisamente estas compañías de cruceros tienen su estacionamiento privado temporal en la Bahía de La Paz, ni más ni menos. ¿Cómo ven?

Para el capitalismo sudcaliforniano, el macroproyecto de turismo náutico de cruceros es una prioridad, como lo es el macroproyecto turístico-inmobiliario para La Paz que se promueve desde  el gobierno municipal en su conjunto, desde el gobierno estatal a través de la Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad y desde el gobierno federal desde las Secretarías de Turismo y de Economía; esa es la lógica del desarrollo capitalista para La Paz, que con sus matices, impulsa la clase policía de todos los colores, que no pueden obviar, pues es la instrucción del poder del Dinero y del Capital, basta esperar algunos años más para que la ensenada y la bahía de La Paz se encuentre ocupada por las residencias  y los hoteles de lujo flotando en el mar; bastaría algunos años para que la destrucción de la antigua traza urbana del siglo XIX de La paz  sea destruida por completo con proyectos ejecutivos pensados para el turismo como el que se hace actualmente en la calle Revolución  donde veremos a miles de extranjeros que pasean por las amplias baquetas recién bajados de los Cruceros  en Pichilingue de las compañías Princess Cruises Lines y de la Hollande America Linea, entre otras compañías capitalistas de Cruceros. Un jugada de varias bandas.

La Paz, Baja California Sur a 1 de marzo de 2021.