Mientras el panismo oficial de Baja California Sur se esfuerza por mostrar una imagen de unidad y acuerdo democrático, la estructura partidista ya muestra algunas grietas, porque las panistas de Baja California Sur siguen molestas con su dirigente estatal, Carlos Rochín, luego de la designación en primera posición de Daniela Rubio, diputada del partido Humanista que, al ser externa, enojó a la base.

Recientemente la encargada de la dirección de Promoción Política de la Mujer en el Comité Directivo Estatal del PAN, Maritza Muñoz Vargas, expresó que al no ser tomada en cuenta durante las decisiones donde se determinaron los espacios para las candidaturas de Acción Nacional, decidió abandonar el puesto.

Maritza fue diputada local y contendió contra el actual dirigente del PAN, Carlos Rochín, por el máximo cargo político local en el partido. Tras su derrota en la elección interna, se fumó la pipa de la paz con Rochín Álvarez, otorgándole a Muñoz Vargas el encargo de defender los espacios de las mujeres en el partido político de derecha. Cargo para el cual presentó su renuncia “de manera irrevocable” este fin de semana.

“Me lleva a tomar esta determinación que parte de la responsabilidad adquirida implicaba ante el inminente proceso electoral, el poder defender los espacios de nosotras las mujeres junto con nuestros derechos políticos electorales. y al menos ser tomada en cuenta en la mesa de las decisiones, situación que no pasó así”,

expresó en su renuncia hecha pública a través de su perfil en la red social privilegiada de los políticos sudcalifornianos: Facebook.

La separación de una líder en el PAN como Muñoz Vargas se da mientras al partido le llueven críticas por darle cabida a un personaje ajeno como diputada Daniela Rubio Ruiz en la codiciada primera diputación plurinominal la cual no requiere más que registrarse para alcanzar la curul.

“Entre militantes mujeres y hombres, no solo es necesario el respeto, sino el reconocimiento de que debemos cambiar actitudes y comportamientos que hagan suponer que lo que no se nombra no existe, y con ello romper los techos de cristal que permitan a más mujeres militantes panistas llevar titularidad en muchos de los espacios”,

expresó filtrando el descontento que, dicen, abunda en el partido por la decisión tomada por el panismo oficial, que no tomó en cuenta al panismo de militancia.

Por otro lado, Francisca Martínez quien apenas hace una semana se registraba con mucho entusiasmo buscando una candidatura a legislatura local, dijo: “Amigas y amigos  a raíz de la violencia política hacia mi persona por el Presidente Carlos Rochín de mi partido, mi salud se encuentra mermada en este momento, por ello salgo del aire hasta que recupere mi salud” expresó.

La entusiasta panista con cabellera del color de su partido vio con tristeza y asesora en el Congreso de la Unión vio cómo sus derechos políticos y su militancia en Acción Nacional no fueron tomados en cuenta en la asignación de espacios del partido que ha gobernado el país por dos periodos consecutivos. Ahora hace silencio casi obligado para que figuren los personajes emanados de la administración mendocista, como Daniela Rubio.

Al parecer la unidad del PAN solo es para la corriente oficial del panismo sudcaliforniano.