las palabras son como rocas puntiagudas, o como rocas enormes y redondas que dan la sensación de un mango pero cuando caen sobre ti te aplastan como la misma muerte. las palabras son acciones, poca cosa decir que son acciones, para mí son tormenta y cuando las aplasto en el teclado las firmo y ahí va mi nombre entre los minerales que leerán los que quieran como si viesen un brillo o una lava endurecida y oscura. las palabras, compañero, compañera, tienen su propio peso y la gravedad de cada una las reclama, por eso nos parece una dureza cargarlas en las manos débiles o en la cabeza. las palabras, las palabras que escribo y al día siguiente la primera palabra que grito antes de levantarme de la cama es no!!!!! no no no. pero luego se ablandan las grandes rocas puntiagudas. redondas de las que te he hablado, o probablemente nunca se ablanden sino que se rejunten contra mí como monstruos de pureza para machacar mi carne… aaaay las palabras que sigo en una borrachera, ay las palabras que les dije a quienes he amado y las que están en el porvenir de este buscador de gemas que no tiene más pica ni pala que un asiento donde se detiene y dice, venga, aquí va otra frase. las palabras, por cierto, duran mucho y no se las lleva el viento, el viento nos limpia constantemente en su viaje impenetrable de recursos y esporas de plantas que proporciona la vida del planeta, pero las palabras, compañero, nos juzgan no obstante las hayamos dicho nosotros, nos ven desde arriba como un juez inquebrantable porque la boca es una suerte de firma perpetua y algunas veces hasta perdón tenemos que pedir a quien le soltamos rocas puntiagudas. otras veces simplemente hay que cargar la gran roca que parece un mango y subir a la montaña con ella y mirar a todos desde la altura y lanzar versos porque son la chispa grande de la naturaleza esos versos de la preciosidad de la existencia. y todo lo demás lo cargo con suficiente fuerza para reclamar mi nombre en cada palabra, en cada roca forma, forma de mango o lasca puntiaguda que en mi loquera digo con el pesar de lo que pesadamente está en mí, pero enamorado sindudamente. enamorado sindudamente, de ti, de los vegetales y de la carne abierta de alimentos, y de un fogón de furia que vendrá pronto sobre todos nosotros con sus cabellos de flama bellísima y entendimiento y pla pla pla pla destartalándose de palabras y soltándolo todo sobre nosotros