Luego de la polémica que desató un legislador de Morena en torno al cambio de Mar de Cortés, que originalmente lleva el nombre de golfo de California, al mar del Yaqui, el gobernador saliente de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, decidió eliminar de una vez por todas el nombre “Mar de Cortés”.

Como si no hubiera cosas más importantes que atender, el gobernante se subió al mame desatado en redes sociales al que también se sumó el exgobernador de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, quien expresó su inconformidad con esta iniciativa.

“¿Es en serio? Los Yaquis habitan en Sonora, pero no en los tres estados que comparten sus litorales: Sinaloa, Baja California y BCS. El 3 de mayo de 1535, Hernán Cortés desembarcó en la que se llamó Bahía de la Santa Cruz, hoy de La Paz. Se argumenta que, gracias a eso, la península es mexicana”, explicó Carlos Mendoza en su cuenta de Twitter, defendiendo el nombre de Mar de Cortés el cual no es el nombre oficial del cuerpo de agua que comparten los estados de Sonora, Sinaloa, Baja California y Baja California Sur.

El todavía gobernador de Baja California ordenó a las dependencias a referirse a esa zona como el Golfo de California, y a la Secretaría de Educación, a modificar los contenidos de preescolar, primaria, secundaria, normal y demás, para unificar la denominación de dicho mar.

“Se declara que, dentro del territorio de Baja California, la denominación del mar territorial ubicado al noroeste de México en latitudes extremas 23-31 40 norte y longitudes 107-115 oeste, que limita al norte con la Delta del Río Colorado, al poniente con la Península de Baja California, al oriente con los Estados de Sonora y Sinaloa, con longitud de 200 kilómetros, corresponderá a ‘Golfo de California’”, precisa el decreto que apareció en el Periódico Oficial del Estado (POE).

En la Gaceta Parlamentaria es posible encontrar la proposición con punto de acuerdo –instrumento para que la Cámara asuma una postura, que es distinto a una iniciativa– del 14 de septiembre de 2021 en la que Maya busca “exhortar a las autoridades competentes a cambiar la nomenclatura de Mar de Cortés a Mar del Yaqui”.

De acuerdo con el documento El Mar de Cortés no existe, publicado por los investigadores Micheline Cariño y Mario Monteforte, el nombre alusivo al conquistador español “es un fenómeno de aculturación incorporado erróneamente a la nomenclatura cartográfica oficial”.

El documento publicado en la revista Biodiversitas de la Comisión Nacional para la Biodiversidad (CONABIO) el nombre de Mar e “Es propaganda mercantil de los macroproyectos costeros, falsos paraísos desarrollistas con los que se intenta disfrazar la vulnerabilidad de las costas del Golfo de California y de las comunidades recipientes”.

“Así se le llama en organismos internacionales como la ONU, UNEP, FAO, lo mismo que en los textos escolares nacionales, en el Atlas Oficial de México (sep), en los mapas del inegi, en la Carta Nacional Pesquera, en la Ley Federal del Mar y Aguas Territoriales. En 1995 Jacques Cousteau dijo que era “el acuario más grande del mundo”, mientras que en 2005 UNESCO declaró a las islas del Golfo de California –y no a las del Mar de Cortés– como Patrimonio de la Humanidad” aclaran.

“A fin de cuentas, no existe ley que prohíba el uso de alias para el Golfo de California o que establezca un cambio oficial de nombre. Es demasiado tarde para intentar llevar a efecto la primera posibilidad; la segunda carece de toda lógica. El problema de quienes apodan o le cambian de nombre al Golfo de California es que todos lo escriben diferente, y algunos incluso dividen arbitrariamente el norte del sur del Golfo, a este último le llaman Mar de Cortés(es, éz, ez). El sector privado es libre de denominar y elegir cualquier imagen promocional que desee mostrar en sus aparadores. Pero sí es de lamentar que la difusión mundial de la herencia de Cortés y “su” mar está fomentando un modelo de saqueo que avanza destruyendo las comunidades costeras, la biodiversidad, los servicios ecosistémicos de manglares y humedales, la identidad cultural local y el capital natural de las regiones, y que se extienda a todas las costas que poseen algún tesoro paisajístico vendible”, concluyen.