Adrián Trasviña y María Inés Pérez Centeno
Staff Oficina Regional Noroeste
Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C
El paisaje sudcaliforniano es parte de nuestra identidad, los impresionantes atardeceres que se forman en el cielo paceño son reconocidos a nivel internacional y son un motivo de orgullo para los habitantes de Baja California Sur. Sin embargo, esta bella paleta de colores que pinta nuestras tardes se manchan diariamente por las voluminosas nubes grisáceas que emanan de las chimeneas de las termoeléctricas. ¿Hasta cuándo este humo tóxico seguirá contaminando nuestros paisajes? ¿Producir la energía que necesitamos implica comprometer el aire que respiramos? ¿Qué están haciendo las autoridades al respecto?
En la entidad el abastecimiento de energía eléctrica es muy distinto al del resto del país. Nuestro estado no está conectado a la red eléctrica nacional, por lo que la energía que requerimos se genera y se distribuye gracias a dos sistemas aislados del Sistema Eléctrico Nacional, uno ubicado principalmente en La Paz y otro en Mulegé. Ambos sistemas aislados generan energía mediante la quema interna de combustóleo y diésel, lo cual es demasiado costoso y contaminante en comparación con otras tecnologías. Al día de hoy, el estado sigue generando energía con las mismas centrales de hace décadas; la Central Termoeléctrica Punta Prieta se construyó a finales de los setentas, mientras que la Central de Combustión Interna inició operaciones en 2005.
En 2019 se hizo evidente la ineficiencia del sistema eléctrico en nuestro estado. Habitantes de La Paz y Los Cabos sufrimos los múltiples apagones masivos debido a “fallas en las plantas eléctricas por falta de mantenimiento”, según el director de operaciones de la Comisión Federal de Electricidad. Es un hecho que la energía que estamos consumiendo en Baja California Sur se genera en sistemas obsoletos y sin mantenimiento, es cara, insuficiente y, además, está deteriorando el medio ambiente y contaminando nuestro aire.
No obstante, desde hace años, el Gobierno de Baja California Sur cuenta con herramientas para atender la demanda de energía eléctrica y, a su vez, mejorar la calidad del aire en la entidad. El problema es que estas estrategias no se han ejecutado. El Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2018-2032 (PRODESEN 2018-2032) señala que nuestro estado es de las zonas más viables del país para desarrollar la generación de energía solar y pronostica el aumento de instalaciones de esta tecnología para los próximos años. Pero pareciera que a ojos de la CFE, del Ejecutivo Federal y del Gobierno del Estado, el destino energético para el estado está comprometido únicamente con los hidrocarburos.
A nivel local, existe el Programa de Gestión para Mejorar la Calidad del Aire del Estado de Baja California Sur (ProAire 2018-2027), cuyo objetivo es reducir el número de emisiones contaminantes a la atmósfera con una visión a diez años. Sin embargo, tanto el gobierno estatal como los ayuntamientos no han tenido avances significativos en la implementación de las medidas establecidas en el programa, lo cual resulta preocupante porque ya han transcurrido tres de los diez años que establece el ProAire para el cumplimiento de su objetivo.
De igual forma, la regulación estatal en materia ambiental establece una serie de obligaciones para el gobierno del estado y los ayuntamientos respecto a la integración de un registro continuo de emisiones de contaminantes. No obstante, tanto el Ayuntamiento de La Paz como la Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad del Gobierno del Estado han estado incumpliendo estas responsabilidades durante años, siendo que los datos que arrojen estos inventarios de emisiones son relevantes para conocer la cantidad de sustancias tóxicas que están en el aire de la ciudad y que podrían estar afectando la salud de los sudcalifornianos, por lo que esta información debe publicarse de forma periódica.
Si bien las autoridades estatales están incumpliendo con sus obligaciones en materia de calidad del aire, organizaciones de la sociedad civil, han llevado a cabo diversos monitoreos para conocer el alcance de los contaminantes en el aire de la entidad. Recientemente, el Centro de Energías Renovables y Calidad del Aire (CERCA) elaboró un reporte técnico de monitoreo de casetas de la CFE, el cual señala que los valores de emisiones contaminantes producidas por las centrales eléctricas del estado han sobrepasado de manera alarmante los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud. De igual forma, afirman que existe un problema severo en La Paz respecto a los niveles de partículas suspendidas, incumpliendo constantemente con las normas en materia de salud ambiental.
Estas acciones por parte de la sociedad civil organizada demuestran que no se está cumpliendo con la ley, a costa de nuestra salud, es por eso que debemos defender el paisaje con el que tanto nos identificamos y visibilizar la falta de compromiso del gobierno en brindarnos un futuro con aires y cielos limpios. Urge que el Ejecutivo Estatal deje de pensar que el gas natural es la única alternativa para abastecer de energía a la población “sin contaminar tanto”, y que comiencen a mirar hacia tecnologías sustentables. Asimismo, los ayuntamientos y el gobierno del estado deben comenzar a trabajar en la implementación de los programas en materia de calidad del aire, como el ProAire, y cumplir con sus obligaciones en materia de salud ambiental.
Al ser un combustible fósil, el gas natural no puede ser la alternativa definitiva para abastecer de energía a la población “sin contaminar tanto”. Urge que tanto el Ejecutivo Estatal como el Federal empiecen acciones para una transición energética hacia fuentes renovables en Baja California Sur. También, es necesario que los ayuntamientos y el gobierno del estado implementen el ProAire y que cumplan con sus obligaciones en materia de salud ambiental; el que las autoridades no estén haciendo su labor puede afectar nuestra salud y calidad de vida. Es nuestro deber exigir el cumplimiento de la ley, así como defender nuestro derecho a un medio ambiente sano y a tener de nuevo un cielo libre de tóxicos. Que ese paisaje único y sudcaliforniano perdure para las próximas generaciones.