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El pasado 8 de noviembre del año en curso, la junta de vecinos en resistencia de los barrios Independencia, Tanques de Guadalupe y América 2, se manifestaron en el centro de la ciudad de Monterrey contra de los megaproyectos que pretenden despojarlos de sus territorios. La sedimentación histórica que articula las demandas de los barrios se sostiene por sí misma, si pensamos el desdoblamiento de la vida cotidiana en las comunidades urbanas como una práctica, que nos permite tensar los vínculos colectivos, es decir: nos permite resistir frente a la precariedad, el abandono y el desprecio por parte de los dueños del dinero, la clase política y la iglesia.

La resistencia barrial contra proyectos inmobiliarios en Monterrey son una constante al igual que en Baja California Sur.

Frente a la síntesis social capitalista, y su necesidad de asumir y transformar todo en una mercancía, están estas otras formas de crear el mundo: el barrio, la comunidad, el tiempo cotidiano como espacio de reclamo histórico, el compromiso con aquellos que levantaron la primera piedra y que hoy, atraviesan la loma larga como un relámpago en medio de un cielo en aparente calma.

Los megaproyectos que amenazan al territorio comunitario de la junta, son el Memorial de la Misericordia y el proyecto inmobiliario Loma Larga, promovidos el primero por la Iglesia, y el segundo por el capital privado y las instituciones de los dos niveles de gobierno del estado de Nuevo León. Esto no se ha desarrollado sin respuesta de los habitantes, quienes sostienen que defender a sus comunidades pasa también por la defensa de la vida, toda ella, pues se comprende como una trenza, entre los cerros y las personas que los habitan.

En el nombre del progreso se aniquila la vida, a los largo y ancho del territorio nacional, dicha categoría opera como apéndice del establecimiento del poder político y económico de las burguesías locales, y que en el caso del norte de México parece ser de carácter identitario, los centros urbanos han sido planeados a través de dicho concepto. Sin embargo, esto no quiere decir que la lucha por la recuperación de los barrios, suponga una idealización del pasado y la tradición, sino la recuperación histórica de las contradicciones en las que se produce el presente, así como la comprensión del desastre que se avecina y que se nos presenta en forma de ciudades inhabitables. La aniquilación del espacio por el tiempo del capital, un tiempo vacío signado por la catástrofe, al que se vuelve urgente poner el freno de emergencia.

Desde algún lugar de las periferias del norte de México, nos solidarizamos con las demandas de la junta de vecinos en resistencia:

  1. Cancelación total y definitiva del memorial de la Misericordia
  2. Cancelación total y definitiva del Proyecto inmobiliario Loma Larga
  3. Restauración del cerro ante el daño ocasionado por la construcción de la Explanada de la Virgen de Guadalupe
  4. La creación de un área natural protegida en el cerro de la Loma Larga

Todo esto en el marco de la integración de las gestiones de los dos niveles de gobierno del estado de Nuevo León, y su integración al marco de los acuerdos internacionales contra el cambio climático, en favor de la producción de ciudades sustentables, nada fuera de sus compromisos adquiridos con la población. Sabemos bien que el espectáculo democrático requiere de dichas estrategias políticas y económicas, no obstante, la resistencia tampoco se agotará en ellas.

¡Nuestros barrios no son mercancía!

¡El cerro es nuestro!

¡Barrio sí, distrito no!