La Paz es una ciudad capitalista de mediano tamaño como cualquier otra, con los mismos problemas que engendra la desigualdad social que se refleja de inmediato en la formación urbana y en la arquitectura de la ciudad: hay barrios residenciales y barrios populares; no es lo mismo los fraccionamientos residenciales de Fidepaz, Bella Vista, Palmira o Pedregal de La Paz que la colonias La Pasión, Ayuntamiento, Loma Obrera, Ciudad del Cielo, que tampoco se parecen a las colonias construidas con financiamiento público del InfonaviT como el Pedregal del Cortés, Domingo Carballo Félix o Arboledas. Tampoco es lo mismo la Plaza comercial la Cola de la Ballena que el mercado Madero o el Olachea; ni es lo mismo las tiendas de conveniencia como el Oxxo que una tiendita del barrio o un minisuper. No es lo mismo las obras de infraestructura urbana en el Malecón , el jardín Velasco y el Museo de Arte, que el abandono de los barrios periféricos de la ciudad.

Hace 100 años, la tranquilidad de La Paz hacía honor a su nombre, el arroyo de las calles iban de manzana a manzana, no había baquetas, solo unas mojoneras de piedra cantera en las esquinas que marcaba su límite con la calle que marcaba el límite de lo que serían las banqueta,  aunque sí había muchos  árboles de sombra y solo transitaban unos cuantos vehículos por las arenosas calles, por lo que las personas caminaban libremente; solo había tres barrios, el Centro que se dividía en el Centro de arriba y el centro de abajo que abarcaba el lugar donde estaba el muelle y las tiendas como La Perla de La Paz; ahí convivían las familias pudientes que predominaban, la de los empleados y la de familias de bajos ingresos; y dos barrios populares donde vivían en su mayoría las familias de pescadores y otras familia de trabajadores, el Esterito a lo largo de la playa norte y el Manglito a lo largo de la playa sur; muy rara vez se veía circular algún carro, pues había unos cuantos; había más carretas de tracción animal que transportaban mercancías y acarreaban agua; solo estaba el hospital Salvatierra en el Esterito,  unas cuantas escuelas de primeras letras en el Centro, un solo teatro, el Juárez, únicamente  dos parques,  el Porfirio Díaz en el Centro y otro en el Esterito.

Actualmente se conserva casi intactas las manzanas de la zona urbana histórica de la ciudad, casi no hay árboles de sombra, pero eso sí, hasta 2016, había registrados 242 mil  349 vehículos (BCSNoticias, 20 enero 2016) que en contraste con la población residente de la Paz que según los censos en 2010 había 215 mil  178 personas y en 2020 residían 250 mil 141 personas (Inegi, 2010, 2020); distribuidas en más de 260 barrios, colonias, fraccionamientos y unidades habitacionales; podemos decir que socialmente hay tres ciudades en una: una primera ciudad es la que de manera natural se extendió siguiendo la traza urbana ortogonal en forma de cuadrícula que se forma desde el siglo XIX hasta la década de 1970; una segunda ciudad que se extiende cada vez más hacia el sur camino hacia San Pedro, donde se ha construido la mayoría de las viviendas llamadas de interés social a partir de la década de 1980; una tercera ciudad que se forma en el siglo XXI por la línea de costa en dos direcciones de la ensenada donde se encuentran las marinas, los hoteles, las zonas residenciales, una hacia el suroeste rumbo al Centenario y hasta el Mogote;  y otra hacía el norte, que  por ahora ha llegado hasta Costa Baja donde se encuentra el campo de Golf, el complejo Hotelero, el Pedregal de La Paz y las Marinas.

La estructura vial también se ha modificado sustancialmente en los últimos 30 años: la mayoría de las calles son de doble sentido que son teóricamente las de más baja velocidad urbana, las de un solo sentido con dos carriles que son teóricamente las de mediana velocidad urbana como las que corren de Norte-Sur-Norte, la Serdán, la Guillermo Prieto, la Ignacio Ramírez, la Altamirano, la Félix Ortega y la Isabel La Católica; y las que corren Este-Oeste-Este, La Morelos, la 16 de septiembre, la Degollado, la Ocampo, la Bravo, la Nayarit, la Jalisco y la Colima;    y las avenidas y boulevares que son teóricamente de alta velocidad urbana por lo general de cuatro carriles como Padre Kino, Alta Tensión, Luis Donaldo Colosio, Forjadores de Sudcalifornia y 5 de febrero; donde teórica y normativamente debieran circular a 15 kilómetros por hora en el Centro, a 30 kilómetros por hora en las calles de uno y dos sentidos y a 45 kilómetros por hora en las avenidas de cuatro carriles.

En cuanto a la vialidad peatonal, los gobiernos  han  querido justificar la peatonalización  de calles en el centro histórico, bajo el supuesto de que le están dando su lugar al peatón que vive en la ciudad desplazando a los vehículos, sin embargo, yo tengo la impresión de que los desarrolladores afines al gobierno y los partidos, están pensando más bien en los turistas que en los próximos 10 años pasearan por miles en el Malecón, en las banquetas recién ampliadas en la calle Revolución y en la macromanzana del jardín Velasco; no solo de los que bajen de los Cruceros, sino de los que se hospedarán en los miles de cuartos que están pensando construir en  la zona costera de la Bahía  La Paz  en los próximos años, desde el Mogote hasta Pichilingue. Cuando esta suceda, no habrá calle abierta a los vehículos en el centro histórico, y los turistas rebasaran con mucho a los paceños y paceñas caminando por las calles peatonalizadas para satisfacer a los visitantes nacionales y extranjeros, en otras palabras, La Paz del centro histórico dejara de serlo y se convertirá en el centro turístico-inmobiliario por excelencia. Estoy seguro que así piensan los desarrolladores afines a los gobiernos y los partidos, que ahora participan en el Mercado Electoral.

Por otra parte, hace muy pocos años, distintos colectivos de la llamada sociedad civil organizada y no organizada han empezado a fomentar el uso de la bicicleta y a generar conciencia de su utilidad para reducir la contaminación provocada por los automotores, al mismo tiempo que para ejercitar el cuerpo humano como una medida más para la salud pública. El uso de la bicicleta no es una práctica común ni costumbre de los paceños y paceñas para ir a los trabajos o para ir a la escuela, aunque de los barrios de la ciudad algunos trabajadores de bajos ingresos lo utilizan para movilizarse desde sus barrios a sus trabajos; más bien se ha visto en los últimos años un uso generalizado los fines de semana para pasear o para practicar deporte de ciclismo urbano, ciclismo de carretera o ciclismo de montaña; y poco a poco también durante la semana, muy temprano en la mañana o por la tarde-noche, tal como se puede constatar en la Ciclovía que corre por el Malecón y la calle Ranquel hasta la casa del actual presidente municipal cerca de la Posada.

Obviamente, que en época de elecciones, quienes todavía tienen confianza en ellas  y algunos(as)  los candidatos(as) inmersos en el mercado electoral han aprovechado muy bien las nuevas condiciones de la ciudad para vender sus mercancías electorales prometiendo Ciclovías, aunque los desarrolladores y diseñadores urbanos a su servicio están pensando en las Ciclovías como una muy buena manera también de promover al turismo nacional y extranjero, pues ya se están imaginando a las tour operadoras organizando grupos de turistas paseando desde el Manglito donde estarán hoteles, zonas residenciales y marinas por todo el Malecón hasta Pichilingue; y si reconstruye la Ciclovía abandonada desde hace tres décadas del Boulevard Forjadores, los turistas podrán pasear también por la ciudad.

Como todos los partidos y candidatos(as) sin excepción, coinciden en que la locomotora de la economía paceña es el desarrollo turístico e inmobiliario, pienso que el asunto de las Ciclovías y de las zonas peatonales seguirán orientándose en esa dirección, se haga costumbre o no se haga costumbre el uso de la bicicleta entre los paceños y paceñas. Por un lado, en todo caso habría que aprovechar lo mejor de la educación vial para el trabajo, para el deporte y para el esparcimiento que nos han dado en los últimos años las organizaciones de la sociedad civil que han dedicado un gran esfuerzo para que los paceños y paceñas utilicen la bicicleta y la hagan costumbre  como medio de transporte para trasladarse al trabajo y a las escuelas, además de hacer deporte y pasear.  Si así fuera es mejor pensar en  Ciclovias de bajo costo  que crucen toda la ciudad en todas aquellas calles de un solo sentido, donde  uno de los carriles sean de uso exclusivo de las bicicletas, que llevaría a todos los barrios de La Paz incluyendo la prolongación de la Ciclovía existente del Boulevard  Forjadores cruzando el bordo sobre  un puente contiguo para bicicletas y peatones, que lleve hacia el sur de la Ciudad; por otro lado, no es necesario modificar las traza urbana original de la ciudad, bastaría rehabilitar las baquetas y colocar arboles de sombra en todas las calles que protejan del sol y del calor no solo a los peatones sino también a los vehículos estacionados. Algo más, que se puede hacer para fomentar el mercado de subsistencia (mercado orgánico, mercado artesanal y tianguis) es utilizar el Malecón y al menos dos días a la semana utilizar las calles y callejones del centro histórico en forma alternada y el resto de los días de la semana para uso vehicular; lo mismo hacer en los barrios de la ciudad.

La Paz, Baja California Sur, a 25 de mayo de 29021.