Daniela Reyes

Recientemente se hicieron virales algunos casos de violencia de género que cimbraron Baja California Sur, los cuales tenían que ver principalmente con feminicidio, acoso callejero, intentos de asalto y de privación de la libertad en contra de mujeres. La diversidad de estos casos confirmó que las sudcalifornianas no estamos seguras ni en nuestras casas ni en espacios públicos; ni en nuestros autos ni en el transporte colectivo; ni en la tarde ni en la madrugada; ni con personas de nuestra confianza ni con desconocidos; prácticamente la agresión puede suceder en cualquier momento y lugar, con cualquier persona, en cualquier situación. Ni una sola de nosotras estamos exentas de experimentar la violencia de género.

“Que no soy la primera, ni tampoco la única, pero que ahora quiero ser la última, la última mujer que haya sido violentada por el patriarcado y sus malditas pendejadas”. Rap del empoderamiento – Diana Lucía https://soundcloud.com/diana-mari-o/rapdelempoderamiento

Sin embargo, es importante tener presente que no somos las primeras en experimentar estas agresiones y que no estamos solas; esto es vital para organizarnos, visibilizar la violencia, pedir justicia por todas y para que nadie más vuelva a vivirlo. Esa es la razón de ser de esta columna.

VIOLENCIA FEMINICIDA EN DATOS

Si bien, hay diferentes tipos de violencia de género, la violencia feminicida, de acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es su forma más extrema, y está conformada por un conjunto de conductas sociales y del Estado, las cuales pueden culminar en Homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.

Durante el 2020, Baja California Sur a través de la Procuraduría General de Justicia (PGJE), informó sobre 4 carpetas de investigación abiertas por el delito de feminicidio y 1 feminicidio en grado de tentativa,  sin embargo, se difundieron al menos otros 2 casos que cumplen con las características de un feminicidio, y que fueron clasificados como homicidios doloso y calificado respectivamente, mientras que existen otros 3 casos que cumplen con las características de ser un feminicidio en grado de tentativa, pero que fueron tipificados como otros delitos, por el costo económico y político que implica para las autoridades reconocer las dimensiones de esta violencia.

Esta tipificación incorrecta, impacta la cifra de otros delitos reportados que también dan cuenta de la violencia en sus diferentes expresiones, dando como resultado las 18 mujeres víctimas de homicidio, 723 de lesiones, 33 de corrupción de menores, 3 de trata de personas, y en los 2 mil 490 delitos de violencia familiar y 229 violaciones.

Es importante señalar que no son cifras únicamente, ni Carpetas de Investigación o simples estadísticas, se trata de vidas de mujeres que merecían vivir con dignidad. Mujeres que tenían sueños, trabajo, familia y expectativas que les fueron arrebatadas por manos de feminicidas. Sus ausencias han dejado un vacío y una pérdida irreparable, y lo menos que podemos hacer es no olvidarlas y pedir justicia por ellas.

A estos casos del año pasado, se suman el reciente feminicidio d Analuisa el 7 de enero en La Paz, tipificado como homicidio doloso, el feminicidio en grado de tentativa hacia una menor de edad el 22 de enero en la colonia Santa Fé, del cual se desconoce si se abrió una Carpeta de Investigación,  y el feminicidio en grado de tentativa contra una mujer no identificada el 22 de enero, cuyo presunto agresor ya está vinculado a proceso y en prisión preventiva por este delito.

Cada uno de los casos mencionados cumplen con al menos 1 de las 8 circunstancias bajo las cuales se debe considerar que hubo razones de género detrás de la muerte violenta de una mujer.

La autoridad ha evitado a toda costa llamar a estos delitos por su nombre: FEMINICIDIOS, y lo ha hecho actuando de manera omisa, incompetente y negligente, en completa violación hacia los Derechos Humanos de las víctimas y de sus familiares quienes en lugar de justicia pronta y expedita, solo reciben más revictimización e indolencia. Si ni si quiera se reconoce la violencia feminicida, ¿cómo podemos combatirla y erradicarla?

LA SIMULACIÓN Y LA IMPUNIDAD

El tema de la violencia hacia las mujeres a nivel gubernamental no ha trascendido de ser un día conmemorativo en el que se colocan un listón naranja cada 25 de noviembre u organizan un evento cada 8 de marzo. Después de esto solo simulan con acciones para prevenirla, atenderla y erradicarla, como se ha evidenciado en los recientes casos, donde los familiares se enfrentan a instituciones sin capacitación, que no siguen el Protocolo de Investigación del Delito de Feminicidio con Perspectiva de género, y encuentran una supuesta Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra las Mujeres, que solo fue publicada en el Boletín Oficial del Gobierno del estado, y anunciada por el Gobernador Carlos Mendoza Davis y el procurador Daniel de la Rosa Anaya, en el marco del #8M y cuyo anuncio salió en todas las planas de los periódicos, pero que no existe.

Aún si todo esto no fuera verdad, el sistema de justicia penal no ha dado muchos resultados en la resolución de los casos que si han sido correctamente tipificados como feminicidios, ya que de acuerdo con la solicitud de información 267/2020, hasta el día 11 de noviembre de 2020, solamente hay registro de 1 persona en todo el estado que se encuentra cumpliendo una condena privativa de la libertad de 35 años por haber cometido el delito de feminicidio (proceso penal J501/2018).

En este breve y muy general balance sobre la violencia feminicida en la entidad, podemos ver la profunda injusticia hacia las mujeres cuyas vidas les son arrebatadas, y que ante sus ausencias, las autoridades no hacen más que actuar como cómplices y encubridores de sus agresores, quienes al día de hoy siguen impunemente en libertad y representan un grave riesgo para la seguridad y tranquilidad de quienes habitamos este estado maravilloso pero FEMINICIDA.