Por Tony Ruiz

La melancolía es una emoción que todos experimentamos, esa sensación de vacío y angustia, muchas vinculada a la pérdida de un ser amado. Quien haya escuchado la canción de “Vivir Tan Rotos” del joven compositor Ay Gregorio! sabrá que se trata de un tema muy intenso y emotivo, un relato donde prima una atmósfera de melancolía que transita por los momentos de una relación bella que se queda en el recuerdo. Si bien este tema —que forma parte del más reciente EP del músico, “Marca Acme”— es un profundo viaje sonoro en sí mismo, ahora el joven autor ha decidido llevar la historia a otro nivel, ampliando el “universo gregoriano” a través de su más reciente videoclip.

Grabado en la legendaria cantina de El Pirata (ubicada en el centro de Ensenada, Baja California) y el Cañón de Doña Petra (una de las últimas áreas verdes de este puerto), este videoclip nos presenta a un Gregorio reflexivo en la barra de un bar disfrutando una cerveza, momento en que la rocola empieza a tocar una canción que el músico parece reconocer.

Es aquí cuando empieza el viaje melancólico hacia… ¿un sueño? ¿un recuerdo? ¿una visión? ¿Todo junto? Lo que sabemos es que se nos presenta un encuentro de dos jóvenes en medio del bosque, quienes empiezan a interactuar y atraerse poco a poco hasta fundirse en un clímax representado por una coreografía grabada en una sola toma. Sin embargo, la bella fantasía no dura mucho, y eventualmente, llega la caída.

Para saber más acerca de esta mini-ficción llevada a su modalidad cinematográfica decidimos entrevistar al joven Gregorio. Esto fue lo que pudimos indagar con él.

¿Cómo se les ocurrió la idea de este videoclip?

Desde que quedó grabada la canción como sencillo imaginaba en mi cabeza una escena donde una pareja bailaba acompañando la parte de la viola, como en la escena de baile de Im Thinking of Ending Things, una peli que me encanta. Y bueno, la canción en sí ya trata el tema de las relaciones que fracasan, entonces quería a una pareja que fuera la protagonista del video, y que se mostrara cómo atraviesan esos destellos de gran felicidad, que luego se contrastaran con el sentimiento de dolor que representa la separación de ese vínculo.  

¿Por qué grabar una parte del video en el Bar El Pirata?

El Pirata es unos de esos rincones ensenadenses que, de alguna manera, se ha convertido en los últimos años en punto de reunión para muchos creadores, estudiantes y gente ancestral que disfruta de las buenas rocolas, es una cantina con mucha historia, donde cada fin de semana puedes ver a ciertos personajes recurrentes, algunos de ellos superando los 80 años de edad, y siguen ahí, aferrados a la vida y a su caguama. Para mí es un espacio muy especial, pues ahí he compartido grandes pláticas, momentos y experiencias con amigos que estimo mucho.

Grabar ahí la escena inicial y final del video se me ocurrió de inmediato al pensar que quería que hubiera un bar en el videoclip, simplemente era el lugar perfecto para ello, pues si bien ahí se vive la fiesta, también es, como toda cantina, un lugar donde la nostalgia y la melancolía se pueden hacer presentes, sobre todo cuando empieza una canción que te lleva a algún bello recuerdo.


Platícanos sobre la parte dancística del video

Esa parte estuvo, yo diría, un 90% a cargo de los protagonistas, Alex Ceseña y Minerva Galindo, pues ambos se dedican a las artes escénicas y tienen una experiencia increíble en teatro y danza. A Alex lo invité a participar tras ver una obra que montó en enero de este año, que lleva por nombre “Amorosos Desencuentros”, donde cobran vida cuatro cuentos de autores como Chejov y Rulfo que abordan el amor desde diferentes perspectivas; cuando lo vi en escena dije, él tiene lo necesario. A Minerva la conozco desde hace años, pues íbamos juntos en la preparatoria, y hace poco coincidimos en el rubro artístico, platicando le compartí mis intenciones de grabar un videoclip y al descubrir que se dedicaba a la danza le pedí que me mostrara algo de su trabajo y clic, ahí supe que tenía a mi actriz.

Toda la parte coreográfica estuvo a cargo de ellos, yo si acaso di algunas sugerencias u opiniones sobre ciertos movimientos, pero Alex y Minerva fueron los que se hicieron cargo. De hecho, me acuerdo que en el ensayo previo a la grabación, cuando llegó el momento de desarrollar la coreografía, ellos empezaron a hablar en términos más especializados sobre movimientos de danza, yo sólo me quedé observándolos. Ya cuando dieron con la idea final, empezamos a practicar la grabación para que se diera en una sola toma.

¿Qué fue lo más complicado en esta producción? ¿Me habías comentado que la hicieron de forma independiente?

Pues… yo creo que lo más complicado fue la grabación, porque como mencionas, lo hicimos todo de forma independiente, con nuestros propios recursos, y por ello estábamos limitados en muchos sentidos. Por lo mismo nos pusimos la meta de grabar todas las escenas de Alex y Minerva en un solo día, algo que realmente fue un reto.

Si bien llegamos temprano al Cañón y ya había algunas locaciones en mente por el scouting previo, tuvimos que resolver dónde y cómo grabar ciertas escenas en el momento. La luz se iba acabando y sabrás que grabar sin luz es de locos. Ya al final nos quedamos sin batería en la cámara principal y tuvimos que recurrir a una de menor calibre, además los actores estaban cansados por andar descalzos entre los árboles, no habíamos comido más que fruta y el estrés parecía querer ganar la batalla, ya sabes, pensando que no podía faltarnos alguna toma porque sería un rollo volver a venir al lugar, con los mismos vestuarios y demás. Por suerte hubo muy buena energía de parte de todos y con ello logramos sacar la grabación adelante.

¿Cuál fue la etapa que más disfrutaste del proceso?

Pues en realidad todo fue muy estimulante, desde escribir el guion escuchando la canción una y otra vez e imaginando las posibilidades narrativas, hasta el vincular con los actores, trabajar con ellos las escenas y escuchar sus sugerencias para modificar el guion. La parte del scouting también fue interesante, internarse en el bosque e imaginar los lugares donde podríamos grabar fue algo que hice en solitario, pero que me dio una visión particular de lo que quería tener al finalizar. Y como te comentaba hace un momento, la grabación fue intensa, pero igual la disfruté bastante, pues estar detrás de la cámara es algo que me gusta mucho.

Quizás lo que menos disfruté fue ese momento entre terminar de grabar y ver que no hubiera faltado ninguna toma (se ríe), pero en general todo estuvo genial. Ya la parte de la postproducción la hizo mi compañero Carlos Reyna, un genio de la edición, sabía que haría algo maravilloso con el material grabado y dicho y hecho.

¿Por qué crees que la gente debería de ver este video?  

Pues en primera porque está chido (se ríe), y en segundo porque es el resultado de sumar muchos esfuerzos artísticos. Su creación proviene de los talentos de bellos danzantes y coreógrafos, de hacer llover la melancolía en el papel, de buscar escenarios que representaran una emoción, del deseo de transmitir una imagen inconsciente a través de una realidad fílmica, de la visión de ampliar el universo simbólico de este proyecto musical. Para nosotros significa un paso más en este sueño de crear, un sueño que cobra vida cuando lo compartimos con la gente que nos sigue y nos apoya.

¿Vienen más videoclips para Ay Gregorio?

Por supuesto, pero primero vamos a lanzar algo de música nueva. Finalmente, ese es el eje principal de este proyecto.

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