¿Saltará algún necio a decir que hay que resolver cosas más importantes?

La Paz, Baja California Sur. El propósito de esta nota es que tal propuesta no parezca una exageración, o un detalle inservible. Aunque hay discrepancias entre los buscadores de la identidad de Sudcalifornia, parecen coincidir en que el conocimiento de su historia es un mal necesario.

Y como personaje histórico, benefactor, es fundamental la figura del profesor Domingo Carballo Félix (1897-1972).

«Figura representativa y distinguida del magisterio sudcaliforniano, de honda huella dejada al paso de más de medio siglo de entrega a la docencia. Transformador de la mente y de las acciones de niños y maestros de su tierra, guiado sólo por la fe de ampliar los horizontes culturales que se abrían ante su mirada de escrutinio, percibidos como bocetos del futuro. Forjador de voluntades recias, como recio fue su estilo y madurez.

Crisol y molde de donde salieron hornadas de profesores dispuestos a prolongar la fe que recibieron. Eso es lo que representó el MAESTRO DE MAESTROS, virtudes esenciales del hombre y del educador».

Así es presentado por el historiador sudcaliforniano Gilberto Ibarra Rivera, en un texto compilado en Personajes Ilustres de la Rotonda, por Leonardo Reyes Silva. ¿A qué se debe esta evocación nuestra de tan merecida apología?

Sucede que faltan un par de meses para que se cumplan 50 años de su fallecimiento, y el diputado Enrique Ríos Cruz propuso que se declarase «2020, Año del Profesor Domingo Carballo Félix», propuesta que ya fue asignada a la Comisión de Cultura y Artes para su valoración.


El reconocimiento consistiría en que la leyenda «2020, Año del Profesor Domingo Carballo Félix» sea impresa en toda la documentación oficial que generen los poderes públicos estatales, los organismos autónomos y los Ayuntamientos. Es decir, en todo el papeleo.


Nos resulta imposible extraer la médula de una vida, en aras de conmover al lector y convencerlo de que la propuesta del diputado Enrique Ríos Cruz está totalmente justificada. Pero al menos enlistaremos unos cuantos hechos importantes de la vida del profesor Domingo Carballo Félix, escapándose de nuestras posibilidades la expresión del empeño diario, la constancia y la abnegación. Para esa pesquisa recomendamos al lector el libro mencionado en el tercer párrafo de esta nota.

Su iniciación en el magisterio le ocurrió a la edad 14 años (1911) en la Escuela Nocturna Suplementaria de La Paz, impartiendo posteriormente clases de primaria en Todos Santos y La Paz. Fue director de distintas escuelas hasta 1917, en que lo nombran director de la Casa del Estudiante Sudcaliforniano en la Ciudad de México (1921-1924), de la Escuela Normal Regional de La Paz (1928), perito honorario de educación en el tutelar para menores (1930), director de la secundaria José María Morelos y Pavón.
El 5 de febrero de 1944 es fundada la Normal Urbana, de la que se vuelve director dos años más tarde. Bajo su dirección se creó la granja escolar, que se convertiría en exportadora de tomate. Fundó, en 1947, la carrera de educadora y logró la construcción del internado mixto.

Durante los siguientes quince años fue reconocido su trabajo, a través de los resultados propios y del reflejo de la educación en sus alumnos, convertidos ya en maestros. Es el primer profesor sudcaliforniano en recibir la medalla Rosaura Zapata y la medalla Ignacio Altamirano (1972), por sus más de 60 años de trabajo educativo, respectivamente.

Falleció en La Paz el 17 de agosto de ese mismo año.

¿Ven qué floja se vuelve una trayectoria, cuando queremos resumirla en fechas y cargos?

Pero pensemos en la arraigada figura del maestro normalista en Sudcalifornia; una figura que nos resulta familiar ver entre pescadores o rancheros; dos paisajes choyeros por excelencia. Si ya no está con nosotros el profesor Domingo Carballo Félix para constatar su entrega, a la mayoría de nosotros nos queda algún pariente, o algunos muchos parientes que han sido o son profesores en regiones rurales alejadas a las que fueron enviados en su momento, o en estas partes cercanas de la capital donde la práctica de la docencia no deja de ser placentera, ruda, linda, cansada o satisfactoria.

La Benemérita Escuela Normal Urbana lleva el nombre de «Profesor Domingo Carballo Félix», reconociéndole así toda su labor. En esa misma línea de reconocimiento y gratitud se expresa la propuesta del diputado Enrique Ríos Cruz; un detalle que no implica mayor inversión que la de reproducir en todo documento oficial el nombre de este sudcaliforniano ilustre. Yo agregaría, de hecho, «por su legado a la educación de Baja California Sur». ¿Saltará algún necio a decir que hay que resolver cosas más importantes?

Sólo nos queda agregar esta célebre cita:

«Nunca he estado muy conforme con las palabras de alabanza que me han hecho, puesto que si lo que he hecho es para morir, considero que no lo he hecho lo suficiente para ser imperecedero»

Profesor Domingo Carballo Félix.