@AlekzAguila

Esta semana el gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro, declaró que el centro de la capital sudcaliforniana se encuentra paralizado y en un notorio abandono económico y, externó la necesidad de activarlo para lograr un desarrollo económico, lo que su visión debería ser de la mano de hoteleros, restauranteros y cámaras empresariales.

Dicha declaración fue secundada por la alcaldesa Milena Quiroga, quien lamentablemente enfatizó que la solución para este problema puede ser alcanzada a partir del interés de inversionistas, pues en sus palabras “es un tema de oferta y demanda”, dejando así una responsabilidad municipal en manos del libre mercado.

Pareciera que quienes están tomando las decisiones para La Paz y para el estado no han logrado entender la necesidad de abordar las problemáticas urbanas y de ordenamiento territorial desde una perspectiva de justicia social y desarrollo integral, puesto que darle el poder de tomar al centro al capital, representa no solamente una estrategia que apuntaría al blanqueamiento urbano y la turistificación, sino que dejaría sin oportunidad de acceder a rentas justas a potenciales locatarios y personas que quisieran vivir en el corazón del centro, aumentando la ya marcada gentrificación que se vive en la zona.

Es imperante que Milena, que representa una mayor vitalidad política y de la cual se espera tener ópticas más progresistas y actuales que las de un gobernador claramente marcado por sus ideas de arraigo en decadencia, volteé a ver ejemplos de ciudades que han estado impulsando programas de densificación de la vivienda a partir del uso mixto y cuotas asequibles, pues no basta con invitar a que las personas ricas -que tienen toda la facilidad de invertir fortunas si así lo quieren- se apropien de un primer cuadro que históricamente sirvió de motor económico para que muchas familias de clases medias subsistieran y mantuvieran un modelo que permitía una verdadera derrama monetaria y la creación de empleos para la ciudadanía local.

Y es que cuando los mercados se apropian de las ciudades, a partir de esta visión neoliberal que reduce las responsabilidades del estado, comienzan a acentuarse las de por sí ya marcadas problemáticas de desigualdad que están siendo cada vez más graves sobre todo el país y son las personas más pobres las que sufren las peores consecuencias del desmarque de quienes toman las decisiones y sólo miden sus resultados en indicadores de inversión económica.

Es por ello que la solución para nuestro centro abandonado tiene que centrarse en las personas que ya hacen uso de él y en las potencialidades de quienes realmente pueden aprovecharlo ¿pues quién dice que hay que vivir en el sur de la ciudad si los ingresos económicos no dan para pagar las ya altísimas rentas del centro y sus alrededores? Urge la regulación de la renta, una mejor recaudación de impuestos y una mucha mayor transparencia de cómo se está ejecutando el gasto público. Esperemos que esta administración reflexione sobre estas necesidades y construya una mejor visión de ciudad.