Gilberto Piñeda Bañuelos

El movimiento estudiantil autónomo en la UABCS que se dio al final del semestre anterior solo necesitó un gota para que el vaso se derramara y esa fue una crisis de género que se venía acumulando en la Universidad en forma subterránea desde antes de la pandemia, anunciada con anterioridad por los tendederos contra el acoso que proliferaron en los edificios universitarios, que dio forma a una emergencia de organización estudiantil asamblearia y representativa por carreras que no se había visto nunca en la Universidad y que adoptó el nombre de FRENTE AUTÓNOMO DE RESISTENCIA ESTUDIANTIL (FARE).

La gota que derramó el vaso fue la lectura de una disculpa pública que una estudiante de la carrera de Lengua y Literatura se vio obligada a hacer a su acosador, por indicaciones de la Defensoría de Derechos Universitarios después de que el presunto acosador presentara una denuncia ante  la Coordinación de Igualdad de Género; una sanción indignante que fue repudiada por sus compañeras y compañeros en la misma reunión extraordinaria convocada por el propio Rector para todo el alumnado del departamento de Humanidades con el objetivo de hacer pública la disculpa; prevaleció el desconcierto, la indignación, algunos estudiantes lloraron, otros no soportaron tal acto y se salieron, y la gran mayoría cuestionaron de tal forma al Rector por el proceder, y dicha reunión terminó en el caos y la falta de empatía, prudencia y profesionalismo de las autoridades universitarias, probablemente pensando en que la base estudiantil se vería amedrentada con la sanción, todo quedaría bajo control  y de nuevo el poder universitario de arriba con la prepotencia que le caracteriza, se impondría de nuevo, pero no fue así.

Antes de seguir, convendría ver la diferencia con el pasado de otros movimientos estudiantiles en la UABCS, es bueno hacer un poco de memoria: en 1978 y 1996 hubo un movimiento estudiantil de vinculado a la estructura vertical del poder universitario representado por la figura de Rector; mientras que en 1986   hubo un movimiento estudiantil radical independiente, efímero, relacionado con el alza de tarifas del transporte público. Veamos:

En 1978, la universidad tenía apenas dos años de haber iniciado sus actividades y se gestó un movimiento a través de los representantes estudiantiles del Consejo Universitario (CU) que llevó a la renuncia del primer Rector que hubo en la UABCS y se autonombraron dos rectores confrontados entre sí, dividiéndose el CU en dos partes, la misma división sucedió en la base estudiantil, desafortunadamente,  la mayoría de los estudiantes fueron caja de resonancia de la negativa de las autoridades universitarias y gubernamentales de reconocer el derecho de sus trabajadoras a formar un sindicato y a firmar un contrato colectivo, lo que facilitó la desaparición del sindicato mixto en formación (STUABCS) y el consecuente despido generalizado de sus integrantes que dio paso en la siguiente década, a la división de los trabajadores universitarios en dos sindicatos  (SPAUABCS y SUTAUABCS).

En 1996  hubo una fuerte división en el aparato de poder universitario al interior del Consejo General Universitario (CGU) entre el Rector que quería reelegirse y el Secretario General que quería ser el Rector (Jesus Druk y Jorge Vale, respectivamente) así que un grupo bastante grande de estudiantes que se oponían a la reelección formaron la UNIÓN DE ESTUDIANTES ANTIREELECCIONISTAS (UEA) que fueron acompañados por un grupo también numeroso de profesores y profesores que respaldaban al Secretario General (entre los que se encontraba el actual Rector) que organizaron el FARU (Frente Académico para la Renovación Universitaria); quienes tomaron las instalaciones en una huelga universitaria   que duró casi un mes hasta que la UEA firmó  con el Rector lo que se llamó Acuerdo por la Dignidad y Renovación Universitaria (ADRU) que contenía  un amplio pliego petitorio entre los que se incluía un Congrego Universitario para la reforma de la Ley Orgánica (finalmente, el Rector se reeligió y no se reformó la Ley Orgánica, lo que si pasó es que la UEA se convirtió en la ORGANIZACIÓN MAYORITARIA DE ESTUDIANTES y tuvo una representación en el CGU, que no se volvió a repetir).

Antes, en 1986 había subido el precio del pasaje de los autobuses que afectaba  a los estudiantes universitarios de bajos recursos y fue un grupo estudiantil muy politizado de Ciencias del Mar y de Ciencias Sociales, apoyados por estudiantes de la Normal y de la preparatoria Morelos, quienes realizaron de manera muy organizada una acción inesperada y sorpresiva que fue la toma de autobuses que abordaron en la rutas y  que condujeron hasta la explanada de Rectoría donde los estacionaron en protesta por el alza del precio del  pasaje;  en ese entonces el Rector en turno ordenó, sin el consentimiento del CGU,  el desalojo de los estudiantes con la fuerza pública, medida violatoria de la autonomía que fue condenada por los estudiantes y una parte del personal académico, pero la represión paró en seco la organización de un movimiento estudiantil de izquierda que se estaba gestando en la Universidad.

Por su parte, la emergencia del movimiento estudiantil del pasado fin de semestre demostró a propios y extraños que las y los estudiantes no estaban dormidos y que la estabilidad universitaria solo estaba en la cabeza de los funcionarios universitarios y en la nuestra como profesores y profesoras; fue un movimiento estudiantil que tomo por sorpresa a propios y extraños, pero sobre todo al poder universitario de arriba; pero no solo eso, demostró la capacidad organizativa que tuvieron las y los estudiantes de organizarse a pesar de los pocos días que faltaban para terminar el semestre (es muy probable que las redes sociales en este caso fuera un efectivo organizador, como en el pasado fueron los volantes, mano a mano):

Después de la indignación en la carrera  de Literatura, quienes  se enteraron del problema, se imaginaban que todo iba a quedar en el edificio de Humanidades, pero no fue así; al día siguiente, muy temprano, los dos principales accesos de la campus universitarios fueron tomados por estudiantes de la mayoría de las carreras y salió a la superficie que la violencia de género, o mejor dicho,  la violencia  hacia las mujeres, se encontraba presente en varias de las carreras universitarias, con todo y que la universidad cuenta con una Coordinación de Igualdad de la Mujer (CIGE) y una Defensoría de Derechos Universitarios (DDU), lo cual resulta verdaderamente paradójico.

El Rector reelecto, a punto de tomar protesta para el siguiente periodo, se vio obligado dialogar en la puerta de acceso principal y comprometerse a extender el diálogo entre el CGU y el FARE, o sea, el poder universitario de arriba, fue colocado contra la pared: fue cuestionado, fue responsabilizado de la injusticia cometida contra la estudiante de literatura, y obligado a convocar a un sesión extraordinaria el CGU donde estarían las y los estudiantes. Fue así que en asambleas maratónicas de representantes, el FARE elaboró un interesante documento que llamaron TRATADO POR LOS DERECHOS ESTUDIANTILES, LA SEGURIDAD, TRANSPARENCIA, ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO Y MOVILIDAD que inician con lo que para ellos y ellas es el FARE: “Este organismo surge a partir de distintas y reiteradas inconformidades que se han presentado en el entorno universitario; especialmente relacionadas con la falta de acción de las autoridades de la institución en materia de violencia de género, difusión y transparencia sobre los procesos administrativos, así como la participación estudiantil en la toma de decisiones” que sintetiza el pliego petitorio plasmado en el extenso TRATADO POR LOS DERECHOS ESTUDIANTILES en el que se incluyen peticiones que podemos dividir en dos partes: 1ª la parte sustantiva que se refiere a la violencia de género realmente existente en la Universidad, la falta de transparencia en todo lo relacionado con los estudiantes y los recursos económicos, la falta de voz y ausencia del voto de las y los estudiantes en la elección de autoridades universitarias; y 2ª. La parte material que se refiere a la falta de atención a la salud física y mental; la carencia de una movilidad adecuada; la deficiencia del sistema de transporte público, la carencia de materiales, servicio y equipamiento de la infraestructura universitaria.

Aunque hubo oposición y enojo por parte de  algunos representes del personal académico en el CGU a la firma de recibido del TRATADO DE DERECHOS ESTUDIANTILES… como el profesor del Departamento de Humanidades, finalmente el Rector firmó al final del documento lo siguiente:  “Yo como autoridad competente para resolver o facilitar los debidos procesos para la resolución de las peticiones estudiantiles me comprometo firmemente a llevar a cabo los cambios y acciones necesarias para satisfacer a la comunidad estudiantil, buscando cumplir eficazmente los puntos propuestos en el Tratado por los derechos estudiantiles, la seguridad, transparencia, atención a víctimas de violencia de género y movilidad” y llamó a todos los consejeros y consejeras a plasmar su nombre y firma como lo pedían las y los estudiantes del FARE.

No sabemos en este momento si el movimiento estudiantil emergente sigue organizado, si han pensado en alguna asamblea general de representantes por carrera y en cada carrera alguna asamblea de representantes por salón, como parece fue la estructura inicial  en la emergencia de la movilización estudiantil de fin de semestre; tampoco sabemos si van a caminar al reconocimiento de una Organización Mayoritaria de Estudiantes para tener una representación en el CGU; no sabemos si en su petición de transparencia esta la información desagregada y detallada del presupuesto y los gastos en salarios, sueldos, viáticos, materiales, equipo y servicios universitarios; desconocemos también si su petición de voz y voto estudiantil  va en camino de la no reelección y del voto universal directo y secreto en la elección de Rector y otras autoridades;  y si así fuera no sabemos si harán alguna petición o iniciativa ciudadana al Congreso del Estado de reforma democrática de la Ley Orgánica; tampoco sabemos si quedó establecido el comité de seguimiento “encargado de monitorear la implementación de las propuestas aquí presentadas” como se propone en el TRATADO DE DERECHOS ESTUDIANTILES…

UABCS, a 20 de agosto de 2023.