“Soy profesora de primer y segundo grado y quiero regresar a dar clases a mi plantel”, así se expresó una profesora sudcaliforniana quien afirmó que no todos los profesores desean continuar confinados como se ha hecho saber en diversas instancias.

“Yo considero que debe volver las escuelas, porque veo a los niños jugando en el barrio, todo el día, todos los días están jugando en la calle”, expresó una profesora de primer grado de la comunidad de Todos Santos quien dijo que se considera preparada para reanudar las clases presenciales, por fin, este 20 de septiembre próximo.

La profesora pidió evitar publicar su identidad por temor a “la grilla” y represalias de sus compañeros de trabajo. Explicó que el plantel desde donde ella trabaja es una escuela rural donde las familias no tienen internet, no cuentan con muchos recursos electrónicos, en la casa acaso el papá o el hermano mayor tienen un teléfono, lo cual dificulta la realización de actividades en línea.

En su opinión, y a pesar de los esfuerzos institucionales, de sus colegas y los suyos por acercar desde el confinamiento materiales y experiencias educativas significativas, fue verdaderamente difícil educar durante el casi año y medio que, por la pandemia de coronavirus, se han suspendido las clases.

“La mayoría de los maestros de mi escuela optó por dar cuadernillos de trabajo y se entregaban cada 15 días, entonces la única tarea que los maestros tenían era hacer el cuadernillo y revisarlos”.

“Percibí muy poca participación ya para final de año había padres que no pasaban por el cuadernillo, que dejaban en ‘visto’ el WhatsApp del maestro, etcétera”.

Aunque ninguna de las materias fue reprobada “por mandato oficial”, la profesora dijo que sí fue testigo de abandono de las actividades.

“Hubo muchísimos padres que dijeron ‘está batallando mucho va a estudiar, cuando regresen las clases’ esa fue una postura en mi comunidad muy fuerte”, confesó estimando que de veinte alumnos vio al menos siete padres de familia que asumieron esa postura.

Sobre el aprendizaje “aunque hubo poco”, reconoció, cabe la posibilidad de admitir que las niñas y niños que lograron evadir la escuela debido a la pandemia no dejarían de aprender con sus familias.

“Creo que se ponderó con la convivencia, yo creo que en las comunidades como la nuestra que se tiene mucho contacto con la naturaleza no creo que haya un tiempo perdido, sino que los niños tuvieron contacto con otras experiencias”.

Sobre la propuesta de separar los grupos en mitades y trabajar un día un subgrupo y el otro su otra mitad consideró que es una posibilidad que avizora positiva:

“Tengo siete años como maestra para la secretaría y siempre he pensado que optar por grupos reducidos sería mejor, ahorita tengo 20 niños inscritos tendría que trabajar 10 niños cada día, creo que esto me va dar la oportunidad de llegar mejor a cada uno de los niños y atender sus necesidades, porque la verdad hay muchas necesidades de atención”, expresó.