Ahora, contagiosamente, los trabajadores sindicalizados de la Exportadora de Sal Guerrero Negro emplazaron huelga para el 12 de octubre, con un pliego petitorio con una serie de peticiones, en las que se encuentra el aumento salarial del 9 por ciento nada más; y así lo dio a conocer el llamado dirigente Luis Martín Pérez Murrieta.

Muy razonable en su decir, el dirigente dijo que con esto se equilibra el poder adquisitivo de acuerdo al que se índica inflacionario del 8.20 por ciento que ya vienen calculando para cuando explote la huelga, en caso de que no se tomen en cuenta sus demandas.

Ya le avisaron a las autoridades de la Exportadora de Sal (ESSA) sobre esta petición y advertencia, que también tiene contempladas prestaciones de entre 1.8 y 2.9 por ciento en aumento.

Ahora bien, la última huelga de la ESSA fue en 1986, donde se le reclamó a la empresa un aumento salarial por lo mismo: la inflación: luego de lo cual y de los procesos internos, la huelga se declaró inexistente.

Y es que de hecho, han recibido los trabajadores menos utilidades este año que el anterior: 34 millones de pesos, es decir 10 millones menos que el año pasado.

Y hay que observar algo detenidamente:a A Essa se le achacan actos de corrupción y de impertinencias, cambiando uno y otro director e incluso sobrellevando el conflicto del 2016 en el que cientos de campesinos del ejido Díaz Ordaz tomaron por varios días las tierras donde se ubican los vasos salineros.

Recuérdese: adquisición del Remolcador Megalodón, que tuvo un costo de 900 mil dólares americanos, presuntamente irregularidades.

El otro: 7 mil toneladas a cargo de la ESSA quedaron hundidas en Isla de Cedros, luego de que se hundiera la embarcación que los transportaba. El problema es que el percance tuvo que solucionarse mediante 1000 trabajadores de la Essa, que no cobraron sueldo ni horas extras.