Rubén Muñoz Álvarez es el candidato natural de los grandes empresarios. Millonarios que disfrazan su ambición con buenas intenciones de contribuir al “desarrollo” de La Paz. Crear la ciudad “moderna” que crece de manera desproporcionada bajo un modelo del destino turístico verde.

El alcalde, excolaborador de la campaña del priísta de Enrique Peña Nieto, intenta usar la administración para catapultarse dando carta abierta a desarrolladores o incluso a quienes supuestamente son sus adversario políticos. Pacta con quien se deja. Les da todas las facilidades que, seguramente, en la precampaña para 2021 vendrán traducirse en más ceros para operar.

Un ejemplo es la Alianza Comunitaria. Una estrategia iniciada por Cómo Vamos La Paz, organización dirigida por Lucia Frausto, una mujer cercana a la millonaria Christy Walton que ha intentado por varias administraciones influir en cómo debería construirse la ciudad.

Desde un discurso “más sustentable”, la gente de Walton genera lazos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con la priísta Esthela Ponce,  mediante al programa de “Ciudades Sostenibles” que, por lo general, derivan en el desmantelamiento del aparato Estatal, la privatización de la prestación de servicios públicos y el deterioro de políticas ambientales y sociales en la región (http://www.ipc.org.co/agenciadeprensa/index.php/2009/03/25/academicos-internacionales-lanzaron-duras-criticas-al-bid/).

Bueno, la crisis sanitaria obligó a políticos y organizaciones de la sociedad civil el reorientar sus objetivos. La entrega de alimentos o despensas se vuelve la opción. Todos quisieron subirse al barco de Alianza Comunitaria que para Rubén significa fabricar una base de datos lista para usarse en las próximas elecciones, porque ayudar a 40 mil familias es promoción para un presidente municipal carente de estructura político-electoral. PAN rápido vio una posibilidad que le favorecía y no sólo imitó sino que emprendió su propia campaña a lo largo del estado.

Otro ejemplo evidente, son todas las facilidades dadas a un miembro de la familia Sánchez Navarro. Primero, permite la construcción de un edificio para el hotel Hampton, pese a que viola las disposiciones del Programa de Desarrollo Urbano del Centro de La Paz. Bajo la premisa del “qué tanto es tantito”, viola la ley urbana para congraciarse con los ricachones de Los Cabos.

Después, convence al cabildo para vender un área de donación que pudo ser un parque o una zona para el desarrollo sociocultural en el Manglito. Por debajo su precio real, cede a la Promotora El Salate SA de CV de Miguel Sánchez Navarro, la porción dentro del proyecto Al Mar Residencial que legalmente debería entregar- Prefiere aceptar el dinero para usarlo para crear un fondo para seguir con la “campaña alimentaria”.

No podemos dejar de lado el espaldarazo que dio a Grupo SiNow de Century 21, un megaproyecto inmobiliario que requiere 100 mil millones de litros de agua de La Paz. Sin olvidar que él mismo trabajó en 21 Century en el pasado (https://elinformantebcs.mx/ruben-munoz-y-esposa-fueron-denunciados-por-hechos-que-pudieran-constituir-un-delito/).

#ENNUESTRAOPINIÓNDEMIERDA creemos que el presidente municipal luego de su desaparición por su convalecencia por Coronavirus, regresó a tratar de recuperar o más bien, a promover como sea su imagen. Se graba en la calle fugas, baches, entrega becas a domicilio o despensa y hasta presume obras pequeñitas para simular que trabaja.

Es todo un influencer, bueno para autopromocionarse.

Foto de Alan Flores