Archivero Público    

Martín Inzunza Tamayo

“El Gobernador Mendoza, presuroso, realizaba consultas por Zoom o WeChat con los Sánchez Navarro, los Coppel, los Coppola, los Bulnes, quienes habían cambiado sus oficinas corporativas a la ciudad de Wuhan en China, por ser la única ciudad con certificado de libre de Coronavirus -ha pinches chinos-. La situación no era para menos, en los Estados Unidos, la Guardia Nacional desobedeció las órdenes del expresidente Donald Trump de dispararle a la población civil, por no acatar las medidas extremas de confinamiento. El Pentágono y su Estado Mayor, reunido con los miembros selectos de la Skull & Bones Society, habrían determinado que resultaba más fácil sacar de la Casa Blanca al presidente Trump, cuyo pésimo manejo de la pandemia provocada por el Covid-19 enfureció como nunca al pueblo norteamericano. La operación político-militar, consistía en desconectar Twitter a las 4 de la mañana en toda la Unión Americana, a las 4:15 de la madrugada entrar a la Oficina Oval con un Trump soñoliento -haciéndole calzón chino 5 Marines de Operaciones Especiales- y hacerlo firmar su renuncia -foto oficial-, y a las 5:00 de la mañana una Comisión del Congreso recibe la renuncia y listo. La operación político-militar resultó un exitazo, nadie defendía al expresidente Trump, ningún republicano, nadie del Servicio Secreto, vaya ni su mujer Melania lo defendió, mucho menos Wall Street. Con el “cambio de gobierno”, miles de norteamericanos deseaban pasar sus últimos días en Los Cabos -tequila, burritos, marihuana-, y los hoteleros deseosos de ganar dólares querían abrir sus negocios, con tarifas altísimas, y cremaciones incluidas. Pero la presión de la gente común ya era demasiada, y el Gobernador Carlos Mendoza, valoraba promulgar un decreto prohibiendo estrictamente la llegada de turistas gabachos. Por eso las consultas, una y otra vez, con los dueños del gran capital turístico cabeño, quienes le hicieron una oferta difícil de rechazar consistente en que Mendoza S.A. de C.V. se quedara con el negocio de las cremaciones de 3 mil dólares por gabacho”. 

Por supuesto que lo anterior es un relato de ficción -con algo de realidad-, lo verdadero es que, el Gobierno Nacional de España decretó el Estado de Alarma -primero por 15 días el 15 de marzo de 2020- por la crisis sanitaria del Covid-19. Esta situación de excepción contemplada en el articulo 116.2 de la Constitución española -incluso tiene una Ley Orgánica 4/1981-, nulifica las libertades individuales de tránsito -la limita en este caso-, la libertad de comercio, y los derechos de propiedad. Por eso su Guardia Civil, arresta sin miramientos a los mal portados que no obedecen el confinamiento obligado, y podría eventualmente ordenar un racionamiento de alimentos o hacer una requisa temporal de bienes -Ministerio de Sanidad: Confirmados 288, 207; recuperados 98,732; fallecidos 23,190. España tiene una población de 46.7 millones-. Cuando las autoridades españolas reaccionarios, ya tenían un numero elevado de contagios, lo que explica la drástica medida de estado de sitio, casi como si estuvieran en guerra.

En México, el único facultado para decretar un régimen de excepción restringiendo o suspendiendo el ejercicio de nuestros derechos humanos y nuestras garantías, es el presidente Andrés Manual López Obrador -artículos constitucionales 1 y 29-. Pero, esta suspensión de garantías y derechos humanos no es ni del orden federal, mucho menos del orden local, es un procedimiento constitucional establecido en la constitución en relación con sus propias normas constitucionales, toda vez que, este conjunto de derechos subjetivos públicos se encuentra consignado en la norma constitucional creadora del Estado, y constituyente de la función de gobierno -la cual no es ilimitada-. Y tratándose de las entidades de la república, esta suspensión de garantías será por petición y conducto de las legislaturas o por su Ejecutivo, si aquella no estuviera reunida -artículo 119 constitucional-, es decir, el gobernador Carlos Mendoza Davis -aun como autoridad sanitaria-, no debe, ni puede, restringirnos forzosamente nuestro libre tránsito.  

México tiene 125 millones de habitantes -la mitad, 50 millones en pobreza, toda la población de España-, y de la otra mitad tiene como un millón y medio de millonarios, como 24 supermillonarios en dólares, los demás son clase media alta, media-media, media-baja, media-muy jodida. Todos los modelos probabilísticos sobre contagios indicaban que, para estas fechas, tendríamos en el país, un punto máximo de saturación hospitalaria de entre 14 o 16 mil hospitalizados en terapia intensiva, y la estadística nos indica una mitigación efectiva al estar en terapia intensiva cerca de 6 mil personas por Covid-19, un 60% menos de lo que se esperaba. Ese logro, por supuesto que es colectivo, producto de una coordinación y una comunicación -aun con sus desfases- de todo el sistema nacional de salud, incluidos los estatales, la SEDENA, y la MARINA. Pero, sobre todo, por la colaboración de la población, porque ha tomado un claro nivel de conciencia sobre el tema del coronavirus, y adquirida madurez para obedecer las precauciones necesarias, para evitar contagios, recomendadas por las ciencias médicas.

En estas tres semanas por venir, serán las entidades las que entren en estrés sistémico sino tienen la capacidad hospitalaria para atender a los enfermos graves por Covid-19. Sino hicieron las reconversiones hospitalarias, sino compraron ventiladores nuevos -en BCS solo 194. Camas hay 350, sin ventiladores no sirven de nada. Un Déficit de ventiladores de 156-, sino se equiparon medicamente, y no aumentaron el número de médicos y enfermeras, estarán bajo mucha presión. Sin que cunda el pánico, porque ahí están las clínicas del IMSS, el ISSSTE, la MARINA, y la SEDENA, las privadas, y las unidades temporales de atención que pudieran abrirse -siempre y cuando tengan camas y ventiladores-.

El Gobernador Carlos Mendoza Davis y socios, estresados por el coronavirus, lanzan un decreto que endurece las medidas para el confinamiento social. En el señalan sanciones como el arresto hasta por 36 horas, o el pago de una multa de 100 UMAS -8,688, pesos-, sino tienen para pagar la multa podrán realizar trabajo comunitario, y si son reincidentes -no se sabe de qué delito-, serán detenidos, y remitidos al Ministerio Público, acusados como probables responsables del delito de contagio.

Recorrimos los diferentes retenes ubicados en varios puntos de la ciudad: Salida al norte y sur, Pino Payas, entrada a Misiones, entre otros, y los agentes de policía eran bastante amables, sobre todo porque saben que constitucionalmente no pueden restringirnos nuestra libertad de tránsito. De igual forma la Guardia Nacional, la MARINA, y el Ejercito, respetuosamente invitan por altavoces a las personas a guardar la debida distancia y quedarse en casa.

Se observa una desobediencia civil pacífica, porque la gente sale por necesidad, no por pachanguear -alguno sí, quizás, pero son los menos-. Igual las personas han elevado sus niveles de cuidado, al traer cubrebocas, gel anti-bacterial en sus vehículos, lavarse las manos constantemente. Porque una cosa es recomendar no salir, restringir la circulación voluntaria, y otra cosa es imponer un estrangulamiento a la movilidad necesaria de la gente -La Paz: confirmados 90; recuperados 6; fallecidos 9. Si a los 90 activos le aplicamos el factor 8, nos dan 720 con posible contagio, para una población de 250 mil personas. Calcule usted las probabilidades de toparse con un portador del coronavirus-.  

Eva, fue la primer desobediente cuando decide comerse el fruto prohibido, lo hizo ejerciendo su libertad intelectual para conocer la verdad. Un acto rebelde que ratifica al convencer al propio Adán de desobedecer. Dios, tenia que actuar en consecuencia, los expulso del paraíso, y ahora tenían que trabajar para autoabastecerse. Eso fue como un primer guiño superior, desobedece si tú libertad es forzada, aun por el que te creo. Luego vinieron más rebeldes: Abraham, Noé, Jacob, José, Moisés, y el líder de todos ellos, Jesús de Nazaret, el más desobediente de todos.

El norteamericano Henry David Thoreau -Concord, Massachusetts 1817/1862-, fue el primero en conceptualizar en su ensayo El Deber de la Desobediencia Civil, la desobediencia ciudadana ante medidas de gobierno poco convincentes y por tanto injustas -no confundir ley con justicia-. Sus ideas fueron la inspiración de Liev Nicolaevich Tolstoi -1828/1910-, Mohandas Karamachand Gandhi -1869/1948-, y Martín Luther-King -1929/1968-. Obviamente, también nos pueden servir de inspiración y poderoso argumento a toda la paceñada.

Por el momento, los sudcalifornianos atendemos las recomendaciones para ayudarnos entre todos. Ciertamente ejercemos una desobediencia civil pacífica responsable y tolerante. Sobre todo, ante un gobernador que a tomado la pandemia del Covid-19, tan solo como una bandera para andar grillando contra el presidente, y golpeando, sin ton ni son, para quedar bien con los grandes intereses que perdieron en 2018, y que ahora operan para que le vaya muy mal al gobierno federal. Ya llegaran los tiempos y los momentos adecuados para hacer valer todas sus críticas, aun cuando no tengan ninguna solvencia política para hacerlas.

Expedientes: Para estos días de guardar, recomiendo ampliamente el documental The Weekend Sailor, trata sobre la gran hazaña marítima de un mexicano don Ramón Carlin -poblano- quién supo de echarse a la mar en veleros hasta los 40 años, por invitación de un hermano que adquirió un pequeño barco velero. Durante un viaje a Irlanda -1973- por motivos familiares -ya con 50 años-, leyó por casualidad una convocatoria emitida por la Royal Naval Sailing Association para la carrera de veleros Whitbread Round The World Race, cuya ruta era Portsmouth-Capetown-Cabo de Buena Esperanza-Sídney-Cabo de Hornos-Río de Janeiro-Portsmouth. Un circuito de 27 mil millas náuticas -50 mil kilómetros-, en el cual se inscribió el capitán Ramon Carlín sin tener, ni barco velero, ni tripulación. Después adquirió un velero marca Swan de Sparksman & Stephens -65 pies- al que bautizo con el nombre de Sayula II -por Sayula, Jalisco, lugar de nacimiento de su esposa Paquita-, el Sayula gano esa primer carrera náutica mundial, ahora conocida como The Ocean Race -hasta 2019 como la Volvo Ocean Race-.