Alekz Aguila
El pasado viernes, durante la presentación pública del entrante XVIII Ayuntamiento de La Paz, decenas de personas realizaron una manifestación para continuar con la exigencia de la cancelación de megaproyectos inmobiliarios que ponen en amenaza los bienes naturales de la región, especialmente del proyecto Kuni.
Durante el evento, los manifestantes se vieron obligados a ocupar un terraplén lateral e hicieron ruido para captar la atención de las y los asistentes, ya que al intentar ingresar a la explanada del ayuntamiento, en un evento público y en un edificio público, el oficial Eduardo Zermeño, quien se identificó como director de proximidad social de la policía de La Paz, prohibió el paso con mantas o consignas.
Esto lo hizo bajo diferentes excusas que no pudo sostener durante la discusión con el contingente. Zermeño argumentó inicialmente que la prohibición era por cuestiones de seguridad, luego porque se podía impedir la visibilidad de asistentes, y finalmente, rechazó la propuesta de que las consignas se colocarán al fondo, con un tajante “no”.
Así, el primer acto público de esta nueva administración, encabezada por Milena Quiroga, inició con una represión a personas organizadas que de manera pacífica se presentaron a su evento.
Fue durante los discursos de la alcaldesa cuando se lanzaron consignas para recordar que Milena no ha tomado una posición pública en contra del megaproyecto Kuni. Por el contrario, argumentó que ese desarrollo sería bienvenido como una posible solución para que, desde su desaladora, se venda agua al municipio. Esta ocurrencia no puede ser sostenida ni técnica ni financieramente, ya que el agua potable producida por desalación es de las más caras de producir.
Pero no solo eso, la manifestación de impacto ambiental del proyecto Kuni establece que sería necesario incluso construir otra desaladora más, por lo que el argumento de quien repite el liderazgo de la administración municipal parece más un comentario al aire para evitar emitir una postura clara en contra de estas amenazas a las dinámicas de las y los paceños y al ecosistema de la zona norte de nuestras playas.
Para cerrar el evento, el gobernador Víctor Castro tomó la palabra y no perdió la oportunidad de posicionarse, a pesar de que él mismo había afirmado que los desarrollos con desaladoras son bienvenidos en su proyecto político. Fue durante esta participación cuando se comenzaron a escuchar gritos de “Mentiroso, Mentiroso”, lo que provocó que el gobernador se enganchara y desde el micrófono reprochara que los manifestantes habían sido enviados por alguien para molestar el evento.
Sin embargo, existe suficiente evidencia para saber que este movimiento es realmente social y que incluso ha dejado a las organizaciones de la sociedad civil fuera de los reflectores, por lo que las denostaciones del gobernador están basadas únicamente en su coraje y explosivo temperamento. El mandatario se ha caracterizado por tener varios arranques de ira durante presentaciones en las que se presentan manifestaciones de cualquier tipo.
Finalmente, intentó instalar la narrativa de que el proyecto Kuni fue cancelado por el gobierno federal. Sin embargo, todavía no existe información pública oficial que pueda negar que los dichos del gobernador son falsos. Es importante recordar que la misma empresa promotora, Maravia SA de CV, publicó un comunicado sobre el desistimiento del proyecto, pero indicó que trabajarán en una nueva manifestación de impacto ambiental para cumplir con los reclamos hacia la que estaba siendo evaluada, además de aclarar que no estaba incumpliendo con el Plan de Desarrollo Urbano de Centro de Población de La Paz, el cual regula la zona y efectivamente permite las densidades y niveles planteados por el proyecto.
Por eso existe, desde hace años, un reclamo social al gobierno local y estatal, ya que ni este instrumento ha sido actualizado ni se ha emitido el Programa de Ordenamiento Ecológico Local para proteger realmente al municipio de intentos de ecocidio como lo es Kuni. Así que, por más discursos y narrativas que se emitan diciendo que proyectos que amenacen al medio ambiente no serán autorizados, la realidad es que todo queda en palabrería cuando se observa la regulación actual.
Ni Quiroga ni Castro han podido construir desde el disenso, pues cualquier cuestionamiento a sus decisiones lo toman directamente como un ataque, muy al estilo del todavía presidente López Obrador. Esta dinámica, lamentablemente, ha propiciado que las opiniones de la academia, de personas organizadas y de organizaciones especializadas no sean escuchadas, sino solo tachadas de intereses golpistas al proyecto gubernamental.
La nueva administración tiene la responsabilidad de tomar este tema como prioritario, si realmente quieren demostrar a paceñas y paceños su compromiso para salvaguardar nuestro territorio y dinámicas sociales.