A las 11 de la mañana de este lunes 21 de marzo se inaugura el polémico Aeropuerto Internacional «Felipe Ángeles (AIFA), ubicado en Santa Lucía, Estado de México y que suple al fallido proyecto acuñado en la presunta administración de Enrique Peña Nieto, cancelado ya y en cuyas opacidades no hace falta abundar ahora.

El Aeropuerto «Felipe Ángeles» se inaugura después de 3 años de haber sido comenzada su construcción y de haber padecido las críticas de todo tipo, sobre todo económicas, por parte de los oponentes de la llamada 4 Transformación y más específicamente del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La fecha de 21 de marzo para su inauguración evoca la época de la Reforma establecida por Benito Juárez –natalicio que se celebra justo este día– contra los conservadores. Uno de los mensajes ideológicos que ha mantenido el presidente mucho antes de su mandato.

Isidoro Pastor Román, director general del AIFA, dijo que se prevén 30 rutas hacia diversos puntos del país, y pese a que las autoridades estadounidenses «degradaron» el servicio aéreo mexicano a categoría dos, por lo que no puede abrir más líneas a ese país, el presidente confió en que pronto el servicio se recupere de ese tropiezo.

Por otra parte, en ese inicio de la primavera e inauguración del AIFA, simpatizantes del presidente aprovecharon para acudir desde temprano a invitar a que se participe en la «revocación de mandato» para que el presidente continúe con la venia de los mexicanos en su periodo de 6 años.

Este aeropuerto es una de las obras emblemáticas del gobierno de López Obrador; un proyecto arquitectónico construido por ingenieros militares y diseñado por el mexicano Francisco González Pulido.

La cotidiana conferencia del presidente se hará desde el Aeropuerto Internacional «Felipe Ángeles», donde previamente se llevó a cabo la reunión del gabinete de seguridad pública. se espera la presencia de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y de Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México.

Lo que parece claro es que el aeropuerto sobrevivirá a un mandato tan breve para un proyecto de nación a largo plazo –entre tantas cargas heredadas y actuales– y que permanecerá para uso de los mexicanos, y para el buen manejo que los próximos servidores públicos tengan que darle, independientemente del partido que provengan.