Al año, el sitio recibe un aproximado de 2800 especímenes sólo en Laguna Ojo de liebre

Se han visto al menos 15 ejemplares de ballena gris en Mulegé, en Laguna Ojo de Liebre, con lo que se marca la nueva temporada de avistamiento del gran cetáceo que viene a las playas y lagunas de la península buscando la calidez de sus aguas, propicias para el correcto apareamiento y el efectivo parto de sus crías.

Nada menos que 2800 ejemplares se tienen estimados anualmente, sólo en la laguna Ojo de Liebre, santuario principal de estos colosos a los que, por la situación del COVID-19, se les ha podido apreciar menos, no porque no asistan a su acostumbrado festejo de la naturaleza sino porque su extraño observador, el humano, tiene que tomar medidas para no contagiarse del virus.

¿El ser humano, incómodo voyeur para las ballenas? Tal vez, en la medida que no se les respete su espacio o se aglomeren demasiadas embarcaciones durante sus románticos encuentros. Para el humano, estas acompañantes ofrecen un majestuoso espectáculo y una faceta más a la vida de las poblaciones, en donde se reactiva la economía gracias a sus visitas.

Este mamífero, el más grande del mundo, ya se espera por los pobladores de Puerto Chale, Ojo de Liebre, Laguna de San Ignacio y otros sitios en los que suelen pasar una temporada, más o menos hasta el 30 de abril, para después continuar con su camino.

Si bien estos 15 ejemplares vistos en Mulegé son pocos comparados con el promedio anual, ya se comenzaron a realizar actividades de avistamiento con los guías turísticos concesionados, en el entendido de que se lleven a cabo con todas las medidas de seguridad entre humanos y también en el convivio casi apoteósico que suelen tener los bípedos pensantes con este gigante centenario de las aguas del mundo.