La Real Academia Española define al término Concesión como un “acto administrativo que implica el otorgamiento del derecho de explotación o gestión, por un período determinado, de bienes y servicios por parte de una administración pública o empresa a otra, generalmente privada”, esto viene a cuento por todo lo que ha venido pasando en la Bahía de La Paz con las marinas, los cruceros y los muelles, pero también con un hecho reciente que me tocó experimentar en el antiguo Muelle Fiscal, que desde hace más de dos décadas lleva el nombre de “Muelle Turístico”. Explico:

En la caminata matutina que hago todos los días por el malecón me encuentro cada determinado tiempo una embarcación no muy grande (Eslora/Manga de 52mts/11 Mts), como si fuera un Yate grande,  que lleva el nombre de Safari Voyager que al parecer trae bandera extranjera de un  pequeño país a la entrada del Atlántico al Mar Caribe, unas pequeñas islas llamada  Saint Kitts & Nevis (San Cristóbal y Nieves) que fueran parte de las islas británicas y francesas. En algunos fines de semana, un autobús turístico de la Touroperdora global UnCruises Adventure ingresa libremente a la plataforma del muelle que deja o recoge del barco a los turistas. Si eres paceño o paceña, ni se les  ocurra ingresar a la plataforma de embarque, porque lo van a expulsar.

Precisamente, mientras escribo Mi Opinión de Mierda recuerdo lo que pasó en la caminata del día: avisté el Safari Voyager en el muelle y encontré la puerta abierta a la plataforma, entonces  opté por ingresar para ver el lugar desde donde en otro momento  se tomarían unas fotos actuales usando como referencias las fotos antiguas para un proyecto escolar de educación primaria que realiza una niña de segundo grado. En en ese momento  bajaban algunos turistas, había algunas personas que al parecer eran  funcionarios de la asociación de cruceros, ingresaban dos camionetas con vidrios polarizados  más  dos vehículos  de Repsol que cargaría combustible a la embarcación, mientras que el guardia me invitaba a salir de la plataforma ya que no estaba permitido, y pregunte muy enojado y hasta grosero, ¿Acaso el muelle es propiedad privada? y la respuesta fue afirmativa, lo cual me indicaba que el guardia tenía una instrucción que no podía cambiar, y tuve que retirarme.

Este hecho me regresó a dos momentos del pasado no tan lejano que me confirma la idea de que los espacios públicos, en particular la zona marítimo-terrestre, como el antiguo muelle fiscal, se han venido privatizando: En un ocasión estuvo atracado en el muelle un macroyate de lujo  de un magnate del Formula 1 por espacio de un mes y estaba cancelado el ingreso a la plataforma, y en algunos días a todo el muelle (recuerdo que este hecho nos sirvió de material didáctico para ilustrar al muelle como parte del mundo de las mercancías en una ponencia que presentamos una compañera y yo en un congreso de la UNAM); en otra ocasión, llegamos como muchos domingos,  a un recorrido histórico-cultural por el centro histórico que inicia precisamente en el límite de la plataforma del antiguo muelle fiscal, justamente en la reja donde colocamos el mapa de la ruta del recorrido, pero cuál fue nuestra sorpresa, que estaba cerrado el muelle completamente, y no se imaginan por qué: la noche anterior, algún funcionario que había traficado con influencias, tuvo un fiesta  de quince años, así que todavía estaban los adornos y las decoraciones lujosas, las mesas, las sillas, las botellas de vino y todo lo que se puedan imaginar; así que no pudimos colocar el mapa y tuvimos que empezar el recorrido en la banqueta del Malecón.

No hay duda que el mercado del turismo náutico está convirtiendo al antiguo muelle fiscal en un mercancía, como se convierte también en mercancía a la naturaleza, esa que suele visitar el Safari Voyager quien hace viajes de 8 días y  7 noches a cambio de 15 mil  940 pesos diarios, por el noroeste mexicano (Golfo de California y Pacifico), Costa Rica y Panamá con un turismo que se conoce como “turismo de naturaleza” como se describe en su propia propaganda:  “El Safari Voyager ofrece cruceros en algunas de las zonas más increíbles de México. Esta embarcación con capacidad para 36 huéspedes fue construida en 1982 y renovada en el 2016. Dispone de 34 cabinas (6 tipos diferentes) con baño privado, ventana, aire acondicionado, TV, reproductor de DVD, escritorio y albornoces. Podrás disfrutar de la vista a través de los grandes ventanales del salón interior o tomar una copa en el bar mientras observas el paisaje. Aquellos que deseen mantenerse en forma durante las vacaciones encontrarán a bordo equipos de gimnasia y colchonetas de yoga. El Safari Voyager también cuenta con equipos para snorkel, kayaks, tablas de paddle surf y botes tipo skiff. Todos los invitados podrán conocer y observar la abundante fauna de Baja California. A bordo del Safari Voyager los huéspedes realizarán excursiones increíbles por la costa oeste de México. Habrá encuentros cercanos con la vida salvaje del Mar de Cortés, snorkel junto a los leones marinos y la búsqueda de ballenas, mantarrayas, Mobula, delfines y tiburones ballena. También habrá caminatas por el desierto para ver los cactus y recorridos por las costas escarpadas de este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Gracias a la numerosa tripulación del Safari Voyager podrás estar seguro de que vas a recibir el mejor servicio. (liveaboard.com/… /safari-voyager).

Un desarrollo sustentable y sostenible es incompatible con el desarrollo capitalista que es depredador por definición, por lo tanto lo pone en peligro, es así que el capital y el capitalismo se acomoda a las circunstancias, por ejemplo, basta recordar la declaración de Rio de Janeiro de 1992 que inicia con estas frases: “En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, la comunidad internacional abordó el reto de articular un modelo de desarrollo global que, sin restar independencia a las decisiones nacionales, fuera capaz de trazar parámetros comunes para asegurar, conjuntamente con el desarrollo económico, el bienestar social y ambiental de la humanidad..” (Onu, 1992). A partir de entonces, los gobiernos del mundo y una parte de los capitalistas globales empiezan a trasladar una parte de sus capitales a lo que suelen llamar turismo de naturaleza y ecoturismo como una nueva manera de apropiarse del territorio, que a veces lo hacen a través de las llamadas Organizaciones No Gubernamentales, pero sobre todo a convertir la naturaleza en mercancía y ejemplos hay muchos; pero no solo eso, en el mundo académico proliferan las investigaciones científico-técnicas sobre el ecoturismo y turismo de naturaleza, que justifican el traslado de capitales a ese nicho de mercado. Una de estas compañías capitalistas de origen estadounidense es la Touroperadora UnCruises Adventure que  hace 25 años opera en el Mercado del turismo náutico y de naturaleza, combinados, en Alaska, en el Pacífico y el Golfo de California, en Panamá y Belice, en Islas Galápagos y en Hawai; y pues ahora tiene su propio muelle en La Paz con su embarcación el Safari Voyager,  donde los paceños y paceñas no tenemos derecho a circular libremente por la plataforma del embarcadero, así lo ha dispuesto la Administración Portuaria Integral (API), porque ya es una regla y no la excepción.

No olvidar que la palabra sustentable o sostenible, no va con el capitalismo, finalmente el turismo de naturaleza y el ecoturismo, no son actividades separadas del turismo de alto impacto, el de los grandes hoteles, el de las zonas residenciales, el de la marinas, el de los megacruceros, el de los campos de Golf; así que la declaración de Río, es eso, una declaración que solo puede hacerse efectiva fuera del mercado capitalista, precisamente ahí está el problema, porque el mercado capitalista ha ido penetrando a todos los rincones del mundo, y Baja California Sur no es la excepción, así que la lucha por el agua y la vida, no es un lucha menor, es una lucha anticapitalista.

Y la palabra sustentable, la repitieron más de una vez los gobernadores de Morena en la Mesa Pacífico que coordina el gobernador de Sonora,  ex Secretario de Seguridad del gobierno federal, para poder justificar el viejo Proyecto Mar de Cortés diseñado por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo y promovida por Vicente Fox, conocida por sus escalas náuticas (muelles y marinas) como Escalera Náutica, ahora mercantilizada como una marca del turismo náutico  llamada Marca Riviera Mar de Cortés emulando a la Riviera Maya símbolo del desarrollo capitalista en el sureste basado en el modelo turístico de macroproyectos (ahora reforzado con el proyecto del Tren Maya) con grandes hoteles, zonas residenciales, campos de golf, torneos de pesca, marinas y muelles de cruceros.

Así titula el gobierno de sonora la declaración de Alfonso Durazo Moreno: “Con la marca Riviera Mar de Cortés, promoveremos la actividad turística con respeto a la naturaleza”. ¿Respeto a la naturaleza? la respuesta es no, por más que repitan una y otra vez la palabra sustentabilidad, veamos:

 Dijo Durazo a nombre de la gobernadora y de los gobernadores de la región Gofo de California: por un lado, “partimos, en primer lugar, de optimizar el aprovechamiento de los recursos del Mar de Cortés con pleno respeto a la naturaleza, ese es uno de los objetivos fundamentales. Es posible conciliar el disfrute de estas bellezas, de la riqueza, de la biodiversidad del Mar de Cortés, sin atentar contra su equilibrio ecológico”, esto solo es una retórica, la verdad es que toda la zona marítimo-terrestre del Golfo de California se verá impactada por los grandes hoteles y enormes residencias de lujo que proliferarán en los estados del Golfo de California; por otro lado, “en los trabajos de la Mesa del Pacífico se planteó también el concretar una empresa de cruceros, cuyo funcionamiento estará apegado con absoluto respeto al medio ambiente, donde las y los jóvenes serán el enfoque de su trabajo..” (sonora.gob); y aunque se plantea como una empresa paraestatal, dejan la puerta abierta a las compañías capitalistas interesadas, al respecto, Víctor Manuel Castro Cosío dijo que los cruceros serían a lo mucho de 500 pasajeros, justificando que con los transbordadores de Pichilingue “no ha pasado nada”, pero como podemos ver serían cruceros 15 veces más grande que el Safari Voyager; el asunto es que esto abre el camino para el despojo de la superficie marina y marítimo terrestre de Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur, y por lo tanto, muelles y embarcaderos serían privatizados con la  modalidad de concesión o renta, tal como está sucediendo con el antiguo muelle fiscal transformado en muelle turístico.

Entonces, a mi modo de ver, el modelo de desarrollo turístico concebido por la nueva clase política que encabeza en el gobierno, Víctor Manuel Castro Cosío, no se diferencia en nada con los gobiernos de Mendoza Davis, Covarrubias Villaseñor, Agúndez Montaño, Cota Montaño y Mercado Romero, en cuanto a turismo náutico se refiere. Incluso, a estas alturas, el agua y la vida corren mucho más peligro hoy, cuando el déficit hídrico llega a más de 19 millones de metros cúbicos anuales, así reconocido en el propio Plan Estatal de Desarrollo 2018-2027, por eso no me explico por qué se insiste en un proyecto turístico-inmobiliario depredador. Lo de la privatización del antiguo muelle fiscal ejemplificado con el Safari Voyager, es un hecho microscópico de lo que sucederá en los próximos años y décadas con la privatización de la superficie marina y marítimo terrestre en la Bahía de la Paz y el Golfo de California con esa “Marca Riviera Mar de Cortés” que están impulsando los gobierno estatales y federal de la 4T, siguiendo el sonido los cantos de sirena del Mercado Turístico

La Paz, Baja California Sur, a 17 de abril de 2022.