Por Gilberto Piñeda Bañuelos.

Este semestre no podré atender el Centro de Documentación de Historia Urbana (CEDOHU) ya que debo realizar mi sabático en una estancia de investigación gráfica, sin embargo, la continuidad del CEDOHU está garantizada porque quedan a cargo el compañero de trabajo  Homero Avilés, Doctor en Historia, profesor-investigador en la carrera de Turismo Alternativo quien es el responsable del Archivo Histórico de la Palabra y de la Imagen (AHPICedohu) y por la compañera Alma Castro Rivera, Maestra en Historia Regional, voluntaria, encargada del Archivo de la Imagen, quien ayudará a elaborar  las notas histórico-documentales de más de dos centenares de edificaciones históricas de la ciudad de La Paz y atenderá los recorridos histórico-culturales junto con la compañera Daniela Reyes Pérez, también voluntaria, comunicóloga y estudiante de posgrado.

A más de 35 años de prestar mis servicios como profesor-investigador y yo le agregaría, extensionista, en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) voy a realizar entre agosto de 2022 y enero de 2023 un proyecto que había quedado pendiente de moldear, que son unos RELATOS PARA UNA HISTORIA GRÁFICA sobre Economía, Urbanismo y Arquitectura que en los últimos años he venido escribiendo de manera preliminar y que sintetizan la METODOLOGÍA PARA UNA HISTORIA GRÁFICA apoyándome en  MAPAS, PLANOS Y FOTOGRAFÍAS que se han utilizado en  estudios de la ciudad de LA PAZ, y en menor medida del pueblo minero de SANTA ROSALÍA  y de la ciudad de GUANAJUATO como parte del proyecto general de investigación permanente que desarrollo: “Historia Urbana: Economía, Ciudad y Patrimonio Cultural”.

Será parte de un semestre sabático que intento alternar, un tiempo en La Paz y otro tiempo en Guanajuato; coincide probablemente en la última etapa de mi vida activa como académico de la UABCS, recuperando la salud, justo a  la mitad de la cuarta década de trabajo en la UABCS, gracias al Contrato Colectivo de Trabajo. Pero además, este sabático está impregnado con algo de nostalgia: Nací en La Paz en el histórico barrio de El Esterito, estudie el párvulo en el Cristóbal Colón, la primaria en la 18 de marzo, la secundaria y la preparatoria en la Morelos; mientras que en Guanajuato estudié la carrera de Arquitectura en la generación 1967-1971, (que por cierto el año pasado festejamos en grande los 50 años de haber egresado), así que, puedo decir que LA PAZ es mi casa y GUANAJUATO mi segunda casa, motivos suficientes para repetir medio siglo después, mi reencuentro con el patrimonio cultural edificado entre LA PAZ y GUANAJUATO, entre el casco histórico de Guanajuato Capital a partir de la antigua plaza mayor y el antiguo cauce del Rio Guanajuato; y el núcleo fundacional de la ciudad de La Paz a partir de la Plaza, (como le llamamos los paceños y paceñas al Jardín Velasco) y del antiguo muelle fiscal custodiado por sus playas norte y sur.

En el proyecto que presente al Consejo Académico del Área de Conocimiento de Ciencias Sociales y Humanidades, explico en los antecedentes que las fotos, los mapas y los planos históricos y actuales que se han utilizado son la fuente primaria que sirvieron para construir una serie de proyectos específicos de estudiantes y egresados de las carreras de Economía, Turismo Alternativo, Historia, Lenguas Modernas, Comunicación, Diseño Gráfico y Arquitectura en el servicio social y en las estancias de tesistas y residentes profesionales en el CEDOHU pero también formaron parte la práctica de una investigación multidisciplinar al lado de colegas destacados de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, de la Universidad de Guanajuato, del Instituto Nacional de Antropología e Historia y del Archivo Histórico del Movimiento Social Sudcaliforniano que tuvieron como producto un libro impreso y dos libros digitales: “Antes y Ahora. Historia Gráfica de la Ciudad de La Paz (Mapas, Planos y Fotografías)” publicado en 2012;  “Metodología Gráfica: El paisaje urbano de la ciudad histórica de Guanajuato (Mapas, planos y Fotografías)” publicado en 2015; “Historia Urbana de la ciudad de La Paz” publicado en 2016; y se encuentra en curso el proyecto “Historia Urbana de Santa Rosalía” para concluirse en 2022; por otra parte, en los últimos semestres se han publicado por el CEDOHU en medios digitales 3 Crónicas para la Economía Política, y en los últimos cuatro años 56 Crónicas Urbanas, 8 Relatos para la Historia Oral, 10 Crónicas para la Genealogía de las Familias Sudcalifornianas y  27 Relatos para la Historia Urbana. Hay que agregar que esta metodología gráfica aplicada en las instituciones de educación superior, se ha venido practicando de manera experimental en la educación básica  para la enseñanza de la historia y la geografía con tres proyectos concluidos en el que participaron dos niños y una niña: uno, “La Paz: la entidad donde vivo (antes y ahora)” en colaboración con la Escuela Primaria Capitán de Altura Rosendo Robles Villa utilizando 100 fotografías antiguas;  y otros dos con la Escuela Primaria Gregorio Torres Quintero, “Antigua Escuela No.48: la escuela donde estudio (antes y hora)” utilizando 10 fotografías antiguas; y “La Paz: el paisaje de la localidad donde vivo (antes y Ahora)” utilizando 110 fotografías antiguas.

Como la imagen es el punto de partida de los RELATOS PARA UNA HISTORIA GRÁFICA, en la justificación del proyecto destaco a manera de antecedente que para el actual estado de Baja California Sur, las pinturas rupestres que se conservan en la actualidad es una imagen que muestra el paisaje natural y la actividad económica de los pobladores originarios de la península de la California; la litografía elaborada por los misioneros jesuitas es otra imagen que por sí misma produce una historia natural de los grupos indígenas originarios y su forma de vida dentro y fuera del sistema misional, pero también la historia agropecuaria y artesanal dentro de las misionas californianas mientras que los dibujos y pinturas  antes del uso de la fotografía en la península de la California a lo largo del siglo XIX producen las primeras expresiones gráficas del paisaje urbano y natural de ciudades-puerto como La Paz y Santa Rosalía, los pueblos mineros y agropecuarios, los arroyos, los valles y las montañas; mientras que las primeras fotografías disponibles se tomaron en el último cuarto del siglo XIX y se multiplican en la primera mitad del siglo XX, que ahora las tenemos al alcance en los archivos históricos, es el material a utilizar para contar una historia gráfica.

Tenemos centenares de fotografías antiguas que son imágenes emplemáticas:  para la economía y la arquitectura portuaria tenemos imágenes que son ejemplos emblemáticos como los muelles de SANTA ROSALÍA y LA PAZ, para la economía y arquitectura comercial están las imágenes paceñas de la antigua Casa Ruffo conocida en el siglo XX como La Perla de La Paz y las tiendas de La Torre Eiffel  y la Ciudad de Viena;  para la arquitectura y la economía minera tenemos a Santa Rosalía  y El Triunfo; para la economía y la arquitectura industrial tenemos la Tenería Suela Viosca en La Paz y las edificaciones de madera de las oficinas y la fundición de la compañía El Boleo en Santa Rosalía; para la economía y arquitectura turística hay ejemplos emblemáticos como el Hotel Palacio frente al muelle de La Paz, el Hotel California en la antigua calle Comercio a un costado de  la Casa Ruffo, el Hotel Perla y el Hotel Los Arcos frente al Malecón paceño; para la arquitectura religiosa tenemos los emblemáticos templos misionales de Loreto, San Francisco Javier, San Luis Gonzaga,  San Ignacio, San José de Comondú y Santa Rosalía de Mulegé, y el templo parroquial de nuestra Señora del Pilar de La Paz; la arquitectura escolar están las antiguas escuelas 1, 2, 3 y 48 de La Paz y la antigua escuela artículo 123 de Santa Rosalía; la arquitectura y la economía doméstica están las casas populares y las casonas de La Paz y varios pueblos de la península y las casas de madera de Santa Rosalía; para la arquitectura político-administrativa esta la antigua Casa de Gobierno, la Casa Municipal de La Paz y la Casa presidencial El Caimancito de La Paz y los edificios de gobierno local en los pueblos; para la arquitectura masónica está el templo de la Logia  Masónica de La Paz;  para la arquitectura funeraria están las tumbas y capillas del panteón de Los Sanjuanes, del Zacatal y de la Huerta en La paz y sus alrededores y los panteones de los pueblos mineros y misionales; para la arquitectura sanitaria está el emblemático hospital Salvatierra en La Paz y el Hospital del Boleo en Santa Rosalía; y para el paisaje urbano y natural  están las calles y callejones, el jardín Velasco, el Malecón, el balneario El Coromuel, el palmar de Abaroa en El Manglito, el parque Jesús García en El Esterito, el Malecón y la barra arenosa de El Mogote en La Paz; las huerta y oasis de los antiguos pueblos misionales.

En cambio, para entender la evolución urbana a partir de la imagen, cabe agregar el análisis gráfico de los planos históricos de la traza urbana del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX que se encuentran en el Archivo Histórico Pablo L. Martinez de ciudades y pueblos con traza urbana ortogonal dominante como la ciudad de La Paz en las lomas norte, sur y oriente; con traza urbana irregular en la parte baja de la ciudad; o la traza urbana ortogonal  en la parte baja de Santa Rosalía y traza irregular en Mesa Francia; y la traza de caminos que se convierten en calles de los antiguo pueblos misionales.

En GUANAJUATO hay un acervo fotográfico extraordinario en los archivos históricos de la Universidad de Guanajuato, de la Alhóndiga de Ganaditas y del Estado de Guanajuato, que tuve la oportunidad de consultar en forma exhaustiva entre 2013 y 2014 que ahora son de enorme utilidad, sobre todo las fotos antiguas de la Plazas y Jardines, como La Plaza de La Paz, el Jardín Unión, la Plaza de Mexiamora, La Plaza de San Fernando, la Plaza del Baratillo, la Plaza de los Ángeles, entre otras.

La estructura urbana de la ciudad de Guanajuato se fue formando sin planificación alguna, por los caminos cruzados entre cañadas que venían de la minas hacia las haciendas de beneficio que había a  lo largo del Rio Guanajuato, en ese proceso urbano  los caminos empezaron a tener cierta jerarquía formando cada una de las plazas mencionadas en donde, a mi modo de ver, la Plaza de La Paz fue durante la colonia y el siglo XIX,  la Plaza mayor, ahí y cerca de ahí, estaban las viejas casonas de mineros y comerciantes acaudalados, estaba  el templo católico de Nuestra señora de Guanajuato, estaba el Ayuntamiento y los comercios; en esa plaza durante mucho tiempo estuvo una fuente de agua que se quitó para colocar una estatua que se le llamó de La Paz; y así cada Plaza de Guanajuato tiene lo suyo.

En 2014 con casi un centenar de fotografías antiguas en mano, hice un recorrido desde uno de los barrios originarios de Guanajuato (Tepetapa) hasta la presa de la Olla pasando por la Plaza de La Paz, donde tome decenas de fotografías apoyado por dos estudiantes de maestría en arte. El recorrido lo separé en tres partes: una desde el antiguo poblado de Marfil, el panteón de Santa Paula y el barrio de Tepetapa hasta el cruce de las calles Juárez y 5 de Mayo; otra la parte central de Guanajuato de lo que es propiamente el casco histórico hasta  el Jardín de Embajadoras, y una tercera parte del recorrido hasta las Presas de La Olla y San Renovato.

Para tener una idea de esta experiencia hago memoria de lo que escribí en 2014, que ahora es la referencia de los RELATOS PARA UNA HISTORIA GRÁFICA DE LAS PLAZAS DE GUANAJUATO:

En la actual esquina de la  AVENIDA JUÁREZ Y CALLE 5 DE MAYO por donde circulaban en el pasado  los carruajes del tranvía de tracción animal, nos encontramos dos momentos históricos continuos, el primero es la década de 1910, conservaban las edificaciones  de mediana altura desde donde  se podía observar la cúpula del Templo de Belén que es un inmueble colonial, que inició su construcción en 1735 por una religioso y arquitecto llamado José de la Cruz, frayle “betlemita”, orden que tuvo su última celebración en Guanajuato el 24 de diciembre de 1810;  y el segundo momento histórico, en la década de 1920 cuando ya se había construido un alto edificio donde se encontraba el ANTIGUO CINE REFORMA en la planta baja y la Cigarrera Mexicanaen la planta alta, que fue una construcción que contrastó con la arquitectura decimonónica existente alrededor de la Plaza Gavira, que dicho sea de paso, fue radicalmente modificada, en las primeras décadas del siglo XX; frente a la plaza se encuentra un acceso a la parte alta que es el CALLEJÓN DE LAS ÁNIMAS custodiado por dos inmuebles históricos; unos pasos más adelante, nos encontramos con el monumental MERCADO HIDALGO, que se construyó en 1909, se inauguró en 1910 como parte de los festejos porfiristas del primer centenario de la independencia y se puso al servicio del público guanajuatense en 1911, siendo el diseñador de la portada y pórtico de la entrada,  el arquitecto del porfiriato, Antonio Rivas Mercado y construido por el arquitecto Ernesto Brunel; obviamente que  para construirlo hubo de entubarse  una buena parte del Rio Guanajuato, que es una antecedente de la calle subterránea, como se le conoce ahora, hubo de desaparecer la plaza de toros y muchas edificaciones antiguas que había en esos predios.

Subiendo por la CALLE MENDIZABAL, donde habitualmente se instalaba en el pasado un mercado al aire libre, se llega a la calle de pocitos y 28 de septiembre de 1810, justo en ese lugar se encuentra la monumental ALHÓNDIGA DE GRANADITAS que fue construida para sustituir la que estaba en la CALLE ALONSO a finales del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, que ahora es un símbolo de la revolución de Independencia; a unos pasos siguiendo por la calle de Positos hay una bifurcación que da al CALLEJÓN DE LA GALARZA que lleva hacia el templo y plaza de San Roque y poco antes se puede bajar por el CALLEJÓN DE CAÑITOS que da al JARDÍN REFORMA que tienen un pórtico de acceso escalonado por la avenida Juárez que en el pasado fue un mercado al aire libre lo mismo que la PLAZA DE SAN ROQUE y la  PLAZA DE SAN FERNANDO que se puede llegar por el callejón Independencia o por el Callejón del Ramillete; y cerca de ahí de nuevo la AVENIDA JUÁREZ frente a la plaza de Los Ángeles desde donde se podía ver el antiguo comercio de la primera mitad del siglo XX, El Ancla de Oro, ahora convertido en un restaurante transnacional de comida rápida frente a la Casa Anita, a la entrada de la plaza de San Fernando; de la misma plaza de Los Ángeles, pero en dirección contraria se encuentra uno de los callejones de la plaza de San Fernando, antigua calle Libertad, que hace esquina con la AVENIDA JUÁREZ.

La PLAZA DE LOS ÁNGELES es también la referencia para una red de emblemáticos callejones empezando por el CALLEJÓN DEL BESO que cruza con el callejón de Patrocinio que a su vez cruza en un sentido el callejón de San Cristóbal, que subiendo la cuesta lleva al CALLEJÓN DE PEÑITAS; bajando de nuevo, arriba del callejón del Venado está el emblemático CALLEJÓN DE PAJARITOS que se conecta con el CALLEJÓN DE CALIXTO que justo te conduce a la parte superior de la SUBIDA DE LA MULA donde se puede ver una extraordinaria panorámica de la plaza de Los Ángeles.

Desde el callejón de Calixto directamente o bajando por la AVENIDA JUÁREZ, se accede a  la CALLE ALONSO y pasando el CALLEJÓN DE LA LUZ llegamos al CALLEJÓN DE LA ESTRELLA desde donde se puede observar el emblemático  templo de San Diego fundado por la orden de los “franciscanos descalzos” también conocidos como  “dieguinos”, al amparo de San Pedro de Alcántara, construido en el siglo XVII, inundado en 1780 y reedificado en 1787;  en esta calle de Alonso estuvo el Mesón de San Antonio como lugar de hospedaje y  la antigua Alhóndiga, como era conocido el almacén de granos; y en el siglo XIX el estudio fotográfico de Vicente Contreras; subiendo por el callejón de la Estrella se llega a la PLAZA DE LA PAZ donde se encuentran un considerable número de edificaciones, por ejemplo a la bajada de la plaza hacia el callejón de la Condesa se encuentra el palacio legislativo que antiguamente fue ocupada por  el Marqués de San Clemente y Conde de Valenciana y en 1897 por las oficinas del Gobierno del Estado, que fue demolido e iniciado su construcción como ahora lo conocemos en 1900, por el arquitecto Luis Long, auxiliado por pintores, pavimentadores y ebanistas.

 En la plaza de La Paz, ANTIGUA PLAZA MAYOR, como se le llamaba en el pasado, ahí se encuentra también la PARROQUIA O BASÍLICA COLEGIATA DE NUESTRA SEÑORA DE GUANAJUATO, concluida en 1679  y terminada su ampliación hasta el 10 de diciembre de 1878; en esta plaza, don Benito Juárez declaró a la ciudad de Guanajuato capital de la República en 1858; y también estuvo el estudio fotográfico de Vicente Contreras en el siglo XIX justo en la esquina  del CALLEJÓN DE LOS ZAPATEROS, como se le llamaba al CALLEJÓN DEL ESTUDIANTE; a un costado de este callejón se encontraba el antiguo Banco Nacional de México reedificado con portada neoclásica en 1896; frente a este callejón,  se encontraba una fuente que en 1893 fue trasladada a la PLAZUELA DEL BARATILLO  sustituida por la estatua de La Paz en 1897, estatua que fue inaugurada por Don Porfirio Díaz hasta el 27 de octubre de 1903; hay que destacar que la PLAZA MAYOR en los siglos XVIII y XIX fue  un gran mercado al aire libre, pero también el lugar donde vivían las familias pudientes de la época colonial y decimonónica como de  los Marqueses de San Clemente, del Conde de Valenciana, del Conde de la Casa Rul, de los Condes Pérez Gálvez, de la familia Alamán, de la familia Chico, entre otras. Hay que subir el callejón del Estudiante, antigua calle de los Zapateros para llegar al CALLEJÓN DE LOS HOSPITALES que conduce al emblemático CERRO DEL CUARTO y a la CALZADA DE GUADALUPE.

Bajando por la CALLE LASCURAIN DE RETANA, antigua CALLE DE CEREROS se llega a la PLAZUELA DE LA COMPAÑÍA y nos encontramos con el templo de la orden ”jesuita” que inicia su construcción el 31 de Junio de 1747 por el arquitecto Don Felipe de Ureña, aunque desde 1703  venían siendo apoyados por los propietarios de las minas de Rayas y Peñafiel, sobre todo de doña Josefa Busto y Moya, quien desde el principio ofreció la donación para el Colegio “Jesuita”, pero también de Don Pedro Lascurain de Retana, rico minero de Guanajuato, Colegio que más tarde, en el siglo XIX funcionó como Colegio del Estado en la casona contigua al convento y al templo; pero que fue destruida a mediados del siglo XX, por una decisión de estado, que decide la edificación de un monumental inmueble donde se alojaría la Universidad de Guanajuato, que transformó radicalmente la imagen urbana colonial y decimonónica   de  la ciudad;  habiendo sido fundada en la casona del Colegio del Estado durante el primer congreso universitario instalado el 16 de mayo de 1945; enseguida de la plazuela está el CALLEJÓN DE SAN JOSÉ donde se encuentra el templo del mismo nombre inicialmente construido como capilla a principios del siglo XVIII , reconstruida en el siglo XIX cuando se concluye  la reedificación y decoración el 19 de marzo de 1820;  más arriba sigue el CALLEJÓN DE CARCAMANES desde donde se puede ver una parte de la cúpula del templo de La Compañía; bajando hacia la PLAZUELA DEL BARATILLO que en el pasado fue utilizado como una mercado al aire libre, originalmente sin la fuente, fue utilizado como punto de encuentro de calles y callejones; frente a ella a mediados del siglo XX se encontraba la emblemática cantina El Incendio, en la planta baja de una vieja casona muy concurrida en el pasado por guanajuatenses y estudiantes  universitarios, sobre todo en los fines de semana; pero que fue destruida para construir un pasaje, otra vez, modificando radicalmente la imagen urbana decimonónica y colonial del lugar.

Muy cerca se encuentra el emblemático JARDÍN DE LA UNIÓN que en la época colonial fue la plaza de San Diego, pero que en 1836 se plantaron los primeros árboles, en 1861 se construyó lo que ahora es el jardín, pero con calles laterales, reinaugurado el 16 de septiembre de 1883 con el emblemático kiosko, las bancas de fierro forjado y los faroles con luz eléctrica; en la esquina de una de las calle laterales   se encuentra el  edificio del antiguo  Banco de Guanajuato inaugurado en 1912; hay que cruzar la calle de Alonso, pasar la Constancia y se llega a dos pintorescos callejones, el CALLEJÓN DE SAN CAYETANO y el CALLEJÓN SALTO DEL MONO; regresando al Jardín de la Unión, a un costado del templo de San Diego se encuentra el monumental TEATRO JUÁREZ construido sobre todo para las élites y sectores medios guanajuatenses, un predio que en el pasado colonial perteneció a la Hacienda de Los Menores, una parte donada a orden de los “dieguinos”  para la construcción del convento y la otra para la casa del capitán Don Juan de Sopeña, donde después estuvo la Casa de Moneda; más tarde, en el siglo XIX estuvo en ese lugar el Hotel Emporio, hasta que se construyó el TEATRO JUÁREZ por el arquitecto José Noriega (1873-1875) suspendida por casi 18 años y reiniciada su construcción por el arquitecto Antonio Rivas Mercado y el ingeniero Antonio Malo (1893-1897), concluido en los primeros años del siglo XX.

Pasando lo que fuera la calle Allende saliendo del jardín de la Unión se llega a la CALLE DE CANTARRANAS, se sabe que  a un costado se encontraba  en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX el estudio fotográfico de Don Romualdo García y de sus hijos; y al fondo se observa la cúpula de la Santa Casa de Lotero, donde originalmente, en el siglo XVIII había una casona y después una capilla, hasta que se construyó el templo que conocemos ahora  con el apoyo de Don Agustín Godoy, que se estrena el 8 de septiembre de 1854; subiendo por un costado del teatro Principal o por el callejón del Hinojo se encuentra la PLAZUELA DE MEXIAMORA donde encontramos la fuente a ssu alrededores otro entramado de callejones  como el CALLEJÓN  DE TANGANITOS y el CALLEJÓN DEL INFIERNO.

Bajando a la plaza del Ropero, unos pasos más adelante se encuentra el CALLEJÓN DEL CAMPANERO, un lugar muy simbólico, pues era la entrada a la ciudad del viejo Guanajuato durante la época colonial  ahora conocido como el CALLEJÓN DEL TECOLOTE,  por donde ingresaron los insurgentes en 1810; al final de la época colonial, ahí se encontraba la casa del Intendente Riaño y posteriormente de Don Mariano Vallejo,  que se accedía por la loma del callejón del Campanero, todavía en 1844 el callejón era una loma que fue rebajada por primera vez en ese año  y nuevamente en 1848 por lo que hubo de construir un puente de acceso como prolongación del callejón del Tecolote, pues la entrada de las casas del callejón quedaron arriba de la altura del paso peatonal; muy cerca de  ahí se encuentra el CALLEJÓN DE LOS POTREROS  desde donde se puede ver el Templo de San Francisco que había sido fundado desde el siglo XVIII por la orden de los “franciscanos” pero que en 1848 se realizó la mayor parte de su construcción; 

Para continuar al PASEO DE LA PRESA  hay que regresarnos al CALLEJÓN DEL CAMPANERO,  seguir por la CALLE SANGRE DE CRISTO  que nos lleva al Paseo Madero conocido como JARDÍN DE LAS EMBAJADORAS, donde se encuentra una escultura que aparece en las imágenes como Fuente de la Libertad, aunque  todo hace indicar que no se trata de la estatua de la libertad sino de la estatua de una mujer que simboliza la Constitución de 1857, y que originalmente se encontraba en la glorieta del Paseo de la Presa.

En embajadoras, hay una bifurcación  de caminos, uno que lleva a la presa de la olla y otro que pasa por el cementerio y TEMPLO DE SAN SEBASTIÁN  que conduce a  la CALLE DE PUERTECITO, que es la entrada   donde se encuentran todavía  los vestigios del antiguo ACUEDUCTO DE PASTITA muy cercano al lugar que ahora están las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad. Regresando hasta el Cambio, justo en el lugar donde en el pasado, los carruajes del tranvía de tracción animal hacían el Cambio hacia el barrio de Pastita o continuaba por el paseo de la Presa; ahí  se encontraba  una gran arco del antiguo acueducto de la Hacienda de San Agustín, y que en el siglo XIX fue la entrada al paseo de la Presa y a unos cuantos metros adelante  existía una capilla doméstica llamada de Santa Gertrudis que ya desapareció, pero que debió haber estado atrás de un edificio escolar que se encuentra justo en la curva de la plazuela Luis Donaldo Colosio y a unos cuantos pasos, teniendo también  como escenario el cerro de la Bufa se encontraba un antiguo puente de madera, para cruzar el rio que venía desde la presa de la olla como muchos de los que hubo en Guanajuato, incluyendo seguramente los que hubo sobre el cauce del rio en el barrio de Pastita.

Todavía existen evidencias de casonas antiguas en el PASEO DE LA PRESA  como la que se encuentra en la subida del Molino, frente al antiguo hospital civil, ahora Escuela Normal, como muchas otras casonas, hasta llegar a la GLORIETA DEL PASEO DE LA PRESA donde estuvo la llamada Fuente de la Libertad colocada en 1895, probablemente del escultor Jesús F. Contreras, que era el propietario de la Fundación Artística Mexicana, pero que fue sustituida por la monumental estatua del General Sostenes Rocha, frente al edificio del palacio de gobierno construido entre 1951 y 1953, con una arquitectura monumental, propia del símbolo del poder del estado; siguiendo por la CALLE  CONDE DE VALENCIANA a lo largo del PARQUE FLORENCIO ANTILLÓN, nos conduce a la Presa de la Olla donde se construyó la monumental Atalaya entre 1893 y 1895, que es una torre decorada que se convirtió en el símbolo de la presa, y que durante las festividades de la “apertura” se concentra la población en las calles laterales, en lo cerros y en el parque; una tradición que al parecer viene desde que se empezó a utilizar, por la necesidad de renovar el agua; dando vuelta a la presa; en el otro extremo la actual CALLE MARQUES DE RAYAS, en el pasado seguramente fue un camino de personas y de recuas que venía desde Calderones y del Cubo, con las cargas hacia la ciudad moderna del paseo de la Presa en el siglo XIX y primera mitad del siglo XX, y hacia la ciudad antigua de Guanajuato.

El PASEO DE LA PRESA DE LA OLLA, podemos decir  que desde una mirada histórica, urbana y arquitectónica,  es la segunda ciudad de Guanajuato (la primera es la ciudad  colonial  y la tercera es la ciudad moderna del siglo XXI).  No debemos perder de vista que esta parte de la ciudad  en el pasado era el inicio de un rio que se conectaba con el que venía de Pastita que al juntarse en la gran cañada dio forma al rio Guanajuato que tiene un segundo encuentro de dos ríos, uno que venía de las cañadas que ahora conocemos de San Javier y Cata, que juntas las aguas de estos cuatro caudales, además de innumerables caudales menores a lo largo de las laderas del rio Guanajuato,  nos llevan hasta Marfil y más allá.

Las primeras aguas, se retienen en la PRESA DE LA OLLA y en la presa de protección, la de SAN RENOVATO, aguas arriba, así que la construcción del paseo de la presa requirió en cada momento obras de urbanización en la canalización y suministro de agua; lo que la hace  una historia muy peculiar: en un pasado lejano había un gran predio privado que se llamaba “Rancho de la Olla” y que posteriormente fue donado al Ayuntamiento; ahí se edificó la presa entre 1741 y 1749, y llenada por primera vez en 1747; en esa época,  la población Guanajuatense anduvo entre 55 mil y 100 mil habitantes, lo cual significa que Guanajuato no era un poblado ni una ciudad pequeña, y por lo tanto se presenta el problema del agua y de la sanidad, como un problema de salud pública.

A un costado de la presa se construyó una casa que sería por mucho tiempo la habitación del cuidador de la presa y que fue rehabilitada en 1827, utilizada después por los gobernantes en turno que acudían a la “Apertura de la Presa”. Es en 1795 cuando se construye la gran calzada de la presa de la Olla entre la antigua Hacienda de San Agustín en el barrio de San Sebastián hasta la Presa de la Olla, siguiendo el trazo de un camino existente desde épocas anteriores; donde transitarían con las carretas y mulas, los “aguadores urbanos” que nutrirían de agua a la población de Guanajuato, cuando todavía no se entubaba, por su parte, la llamada presa chica, que es la de San Renovato, se construyó como reserva en 1852; a finales del siglo XIX, en el mismo año que se construye la calzada, se edifica también la monumental Presa de la Esperanza, y el Ayuntamiento cancela el suministro de agua de la Presa de la Olla, coincidentemente el mismo año que se construye la Atalaya.

Camino abajo, en un lugar conocido como Rancho El Saucillo, cerca de lo que ahora son los callejones de Santa Gertrudis y El Saucillo, se edificó en 1866 un Hospicio de Niñas que alojó a los infantes que venían del hospicio de Belén, quedando bajo el auspicio de la orden religiosa “Madres de la Caridad” durante siete años.

El 8 de septiembre de  1870 se había iniciado la construcción de una capilla en el paseo de la Presa de la Olla, bajo la conducción de tres propietarios de casonas del lugar, entre los que se encontraba el presbítero Lucio Marmolejo, pero al parecer fue demolida en 1872  y reconstruida entre abril de 1873 y abril de 1875 por el gobierno del Estado, bajo la dirección del arquitecto José Noriega, tal como conocemos ahora el TEMPLO DE LA ASUNCIÓN  con un reloj público en su torre que meses después se colocó; justo desde  1875  se construyeron los túneles de desagüe para terraplenar un extenso predio entre los dos caminos, que después se convirtió en el tercer parque arbolado de Guanajuato, el PARQUE FLORENCIO ANTILLÓN que fue diseñado por Froylán Jiménez, regidor y propietario de una de las casonas de la calzada de la Presa de la Olla, junto al Jardín Unión y el Parque del Cantador; sin embargo, en el Paseo de la Presa siguió quedando más adelante una parte descubierta del Rio, todavía muy larga que llegaba hasta lo que conocemos como Embajadoras; aunque en 1880 precisamente en este lugar conocido como El Cambio se ampliaron las calles donde  cruzaba el acueducto que conducía de la noria de la Hacienda de San Agustín, convertido en un conflicto vial de carruajes de tracción animal que iban o venían a la Presa de la Olla y a Pastita.

A partir de  1883 el PASEO DE LA PRESA DE LA OLLA inició la construcción de la ampliación de las banquetas, se concluyó con el desagüe de aguas negras hacia el túnel subterráneo que antes iba sobre el rio a cielo abierto, y se instaló el alumbrado público con aceite vegetal y petróleo; y más tarde, una obra ingenieril de grandes proporciones para la época fue el que realizó el ingeniero del porfiriato, Ponciano Aguilar, que construyó un túnel en lugar de mayor conflicto hidrourbano que conectó la antigua Hacienda de San Agustín con la Cañada del Coajín en una extensión de 1 mil 162 metros, que redujo el paso de las aguas  que venían de la Presa de la olla y de Pastita. El 27 de octubre de 1903, fue inaugurada la estatua de Miguel Hidalgo en el jardín que existe entre las presas de la Olla y de San Renovato, que fue elaborada en Italia, y que había permanecido almacenada en la ciudad de México por varios años, pues originalmente no tenía como destino a Guanajuato, finalmente, en 1909 se inaugura un moderno hospital en esta zona llamado Hospital Americano, en la conocida Casa de los Leones.

Sin detenernos en la construcción de las grandes casonas construidas por la clase política y la burguesía guanajuatense, que fueron muchas, este proceso de urbanización en la Presa y el Paseo de la Presa de la Olla, es el momento que más ilustra la modernización urbana integral que caracterizó al porfiriato en la ciudad de Guanajuato.

Asi fue el recorrido que lo plasme es ese largo relato por toda la antigua ciudad de Guanajuato y sus alrededores en aquel momento hace ya ocho años, ahora toca, en este semestre sabático, estudiar las plazas, plazuelas y jardines, para construir después los RELATOS PARA UNA HISTORIA GRÁFICA DE GUANUAJUATO que espero hacer, si no hay causa mayor que lo impida, con estudiantes y profesores de Arquitectura, Historia y Estudios Culturales de la Universidad de Guanajuato. 

La Paz, Baja California Sur, a 20 de julio de 2022.