Ni enajenación del monumento histórico de la comunidad, ni privatización del suelo ejidal, ni restricción de acceso a playas, sino desarrollo cultural en el Faro Viejo de Cabo San Lucas convirtiéndolo en museo de navegación marítima, son los puntos manifestados por la diputada Gabriela Montoya Terrazas en apoyo a «la identidad para una población que en sus inicios se mantenía de la pesca [y que] ha sido gran testigo de la actual formación de Cabo San Lucas».

Durante el pronunciamiento estuvieron presentes miembros de la Asociación Yenekamú (María Faustina Wilkes Ritchie; Carmen Ansurez Márquez; Omar Chong Martínez y Antonio Ruiz Castro), agrupación que «busca compartir el origen y las raíces de esta tierra por medio de aquellos sitios emblemáticos que contribuyeron al desarrollo y crecimiento cultural de Los Cabos, especialmente al de Cabo San Lucas».

Frente a esta postura la diputada agregó –sin decir nombres– la amenaza que sobrevuela luego de que el polígono ejidal fuera dado en usufructo a un desarrollador inmobiliario en 2004, quien presuntamente mantiene un control territorial sobre el acceso hacia el mismo.

El desarrollador inmobiliario pertenece al consorcio del Grupo Pueblo Bonito y Quiviria de Ernesto Coppel Kelly, que construyen a un lado del Faro un edificio que sería la «sala de ventas» del consorcio, pese a que fue declarado patrimonio histórico de Los Cabos tras un gran esfuerzo de la asociación antes mencionada, Yenekamú.

A principios de este mes, durante un evento realizado para conmemorar el 107 aniversario del Faro Viejo de Cabo San Lucas, el alcalde Óscar Leggs también se expresó en favor del libre acceso, y de la no privatización del predio, ni del edificio, ni de nada que pertenezca de por sí al pueblo y a la nación, indicando que se pondría a trabajar en la recuperación del acceso gratuito, por lo que estas palabras reciente de la diputada Gabriela Montoya Terrazas parecen formar parte de una cuadrilla convencida, pero cuyas acciones están por verse, pues la restricción está vigente.

De hecho, Montoya Terrazas advirtió en su pronunciamiento que la población de Cabo San Lucas  «sigue pugnando para rescatar al Faro Viejo de Cabo Falso». Si bien es cierto que en 2003 se filmó parte de la película Troya, es tan Falso como el Cabo que la sociedad civil cabeña esté construyendo un caballo de madera gigante para entrar a los dominios de Ernesto Coppel Kelly frente al vinoso mar.