Epicenter, una empresa sueca de promoción inmobiliaria, lleva usando chips subcutáneos en sus empleados desde 2015. A día de hoy unos 150 de sus empleados lo utilizan, con el que sustituyen su tarjeta de ingreso a la oficina, así como hacer compras. Próximamente piensan usarlo para guardar información sobre el nivel de inmunización ante el Covid-19.

Hannes Sjoblad, gerente de la empresa, ya lleva un chip con estas funciones (del tamaño de un grano de arroz) el cual puede leerse con cualquier teléfono inteligente, por lo que –dice– puede ir a cualquier café o restaurante, pasar el teléfono del local por su mano y listo, saltan datos como el de su certificado covid o pasaporte sanitario.

Sjoblad afirmó a RT France que el chip no requiere ser leído con alguna aplicación especial y que puede ser retirado en cualquier momento. Planean que en un futuro guarde más información sobre la persona que lo porta, así como hacer más pagos mediante un simple movimiento.

En cuestiones de privacidad, de momento parece no inmiscuirse más en la vida de su usuario, de lo que lo hace Facebook y sus derivados, sabiendo qué tan a menudo va a trabajar un empleado, lo que compra y dónde lo compra.