A pesar de las complicaciones de carácter ambiental que pueden presentar las desalinizadoras en cuanto a los residuos del tratamiento, el gobernador Víctor Castro Cosío informó que, debido al gran problema que enfrenta Baja California Sur en cuanto al estrés hídrico no habrá otra alternativa que recurrir a las desalinizadoras– buscando la manera en que no afecten al ambiente.

Por otra parte, quedan por revisar las posibles alternativas para que se atienda al problema del agua sin la necesidad de recurrir a las desalinizadoras, pero no parecer un trabajo que se limite a las disposiciones del gobierno, sino al consumo general y a la manera del consumo y ahorro de toda la ciudadanía, así como de los desarrollos, entendiéndose también el clima del territorio.

El gobernador mencionó que hacerse este proyecto de desalación, sería a mediano plazo, o así lo daría a entender agregando que la crisis hídrica está llevándonos a límites muy complicados por todas partes de la media península.

Explicó que hay iniciativa privada que plantean facilitar represas y otras obras menores y que naturalmente ya se está trabajando con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), así como dialogando con ambientalistas sobre el impacto ambiental.

En este sentido, Víctor Castro Cosío que aunque es la última opción, hay que buscar esas alternativas para que la salmuera que resultaría de la desalinización no afecte al mar.

Por un lado, los ambientalistas son críticos no sólo con este gobierno, sino con los gobiernos en general en cuanto al problema del agua en Baja California Sur, señalando que las desalinizadoras serían de las opciones dañinas y además costosas, en comparación con programas alternativos como plantas de aguas residuales. Por otro lado, el gobierno argumenta la falta de lluvias y de condiciones naturales, como un río o una presa permanentemente llena.