¿Qué dice el público? ¿Se augura una polémica entre defensores del uso de la playa, gobierno y dueños de Orchid House Hotel, quienes acaban de firman un contrato de arrendamiento de la Casa del Caimancito por 660 mil pesos mensuales?

Una buena cantidad que ya se había esbozado cuando Víctor Castro Cosío anunció con gusto que las propiedades del Caimancito y la casa de Los Cabos se alquilarían o venderían para utilizar los recursos en obra pública, como pavimentar la calle Tamaral, por ejemplo. O en deporte y cultura, como se dijo ya.

Hasta aquí, parece una muy buena noticia que se rente la casa de El Caimancito y que, como aseguró Rosa Castro Buendía Soto, contralora del estado, le den seguimiento para que los recursos «vayan para la sociedad. Todo para infraestructura social» y que sigan «vigilando que para allá vaya ese recurso».

Saúl González Núñez, subsecretario de Finanzas y Patricio Vargas de la cadena de hoteles boutique Orchid House, firmaron el convenio ayer mismo y en ninguna parte del contrato dice que el arrendamiento incluye la zona federal marítimo-terrestre que se encuentra ahí, y que de hecho es una de los atractivos –el mayor atractivo, junto con la vista– que ofrecería esta posible «Joya de la Corona», como llamó Patricio Vargas al nuevo fichaje de la cadena que representa.

Orchid House Hotels cuenta con otro hotel boutique en la colonia Polanco, Ciudad de México; en Tulum, y en San Miguel de Allende. Así que bien podríamos no considerar una exageración que esta sede en El Caimancito sea la joya de la corona. Interesa que el dinero se use para obre pública o similares, y que no se cierre la playa o balneario, con hostiles rocas enormes o cercas como ha pasado –y algunos podrán apoyar esta frase lanzada a la ligera– en otras partes de la media península.

Además de los 660 mil pesos mensuales, el gobierno percibirá el 7 por ciento de las utilidades anuales, y no hay nada legal que contradiga que la playa siga siendo balneario público.