Por Octavio Escalante:

Acaba de concluir el proyecto ANDA La Paz, hasta ahora con la realización de cinco murales y quince talleres que involucran a la población, especialmente a los vecinos de la colonia 8 de Octubre. Un proyecto realizado para fomentar la apropiación ciudadana del espacio público, la igualdad de género y para la construcción de «ciudades más sanas» teniendo en cuenta las asociaciones que intervienen en él.

Además de la participación de las instancias del Ayuntamiento de La Paz y de SEDATU, el proyecto ANDA La Paz está fomentado por el Colectivo Tomate, que a su vez colabora con la agencia de Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) de Iniciativa Climática Internacional (IKI), y que ya vienen implementándolo en varias ciudades del país, incluyendo Los Cabos.

Se trata de un proyecto que busca cambiar la forma de ver y vivir las ciudades, tras décadas de una lógica que –por ejemplo– pone al automóvil por encima del peatón, de ahí el nombre «ANDA»; y por otra parte, se relaciona con la perspectiva de género y una forma de habitar el mundo en estrecho convencimiento de una consciencia de medio ambiente, ciudades sustentables y medidas contra el cambio climático.

Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ)

Gesellschaft für internationale Zusammenarbeit, o Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable es una agencia asesora desde 1997 de los sucesivos gobiernos federales mexicanos, por encargo del gobierno alemán. El eje, de estas asesorías, además de que, según la propia GIZ, Alemania tiene más de 1900 empresas en el país, es colaborar e instruir a México en materia de emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) ya que México forma parte de diversos acuerdos mundiales para el abandono paulatino de los hidrocarburos, con una meta fija para el año 2050.

De hecho este mes de agosto, en colaboración con Semarnat, la GIZ acaba de implementar una plataforma digital para monitorear las acciones que se llevan a cabo en México contra el cambio climático, llamada Sistema de Seguimiento de Acciones Climática a nivel Subnacional (SIAT-Subnacional), entendiendo lo subnacional de la misma manera que lo hace el UK PACT de Reino Unido y POLEA A.C., es decir, mediante las políticas públicas de cada estado, promoviendo a través de asociaciones y colectivos reformas y ciertamente actividades de carácter no estrictamente político, como los murales en la 8 de Octubre.

«En su carácter de socio global para el desarrollo y en razón de su compromiso internacional, en particular en temas relativos al medio ambiente y al clima, México es uno de los países prioritarios del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) y el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU), en el marco de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima (IKI). Esencialmente por encargo de estos comitentes, la GIZ presta apoyo a la contraparte mexicana en proyectos de energía sostenible, protección del medio ambiente y los recursos naturales, en especial en los sectores de protección ambiental urbana e industrial, conservación de la diversidad biológica y cambio climático», se lee en la página de GIZ México, si bien el gobierno alemán tuvo que aprobar la reactivación de centrales de carbón, ante la crisis energética, aunque presuntamente lo hará de manera temporal.

El Colectivo Tomate (colectivotomate.org)

Se trata de una asociación civil que busca detonar «la participación para la transformación del entorno, esto mediante una metodología cuyas herramientas son el diálogo, la comunicación no violenta, la participación y el arte», como con los cinco murales que realizaron en la colonia 8 de Octubre y 15 talleres, que de igual manera y en mismo número, han llevado a cabo en diversas ciudades del país, como Mérida, Tlalnepantla o Los Cabos, pero que abarca un amplio espectro en el país en 23 entidades, con hasta 37 comunidades beneficiadas con sus acciones.

Como en todas, en la 8 de Octubre buscaron el encuentro entre las personas, la consciencia y el intercambio cultural, desde el cine debate, la comunicación no violenta, la movilidad del peatón en entornos no peligrosos, desde una perspectiva general y de género, y otras, alcanzando una asistencia de alrededor de 170 personas.

El Colectivo Tomate no sólo ejerce el programa ANDA, sino otros como Ciudad Mural, Consonante, Ciudad en Paz, Colosal, Mayúscula, Héroes de Blanco y Encontrarte; este último «busca visibilizar las memorias de las familias de las víctimas de desaparición en México. Promueve sesiones de diálogo y encuentro de las familias, a través de herramientas artísticas y culturales».

El Colectivo Tomate tiene alianza, temporal o fija, con el Centro para la Filantropía (CEMEFI), Red de Cooperación Internacional Mexicana (REDECIM) o Crear Valor. Y por supuesto con la ONU y la ya mencionada agencia Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ), pariente de la también mencionada UK PACT.

La Alcaldesa

Por su parte, Milena Quiroga dijo que estas actividades son «un ejemplo del trabajo colaborativo como impulsor del encuentro entre las personas, la igualdad de género y la apropiación ciudadana del espacio público, para fomentar y visibilizar la movilidad del ciudadano. Agradecemos –dijo– a los vecinos de la colonia por recibirnos y compartirnos las historias que han construido su identidad».

Esperamos todos, yo al menos, que siga construyéndose esa identidad, y de verdad que la identidad se construye con demasiados elementos, que paulatinamente van diluyéndose en una persona, y en cientos y miles, que difícilmente puede rastrearse ni con ojo milimétrico.

Por lo que esa identidad, consecuentemente con estos programas de ANDA La Paz y de varios otros, está viciada también con la vida diaria, con el entorno, con la violencia incluso –y disculpas de antemano– con la precariedad, fundamentalmente, con la falta de agua, con el precio de tal o cual cereal, con todo, en fin. Agradecido me siento, al menos, de que la gente se haya reunido en una de las colonias ya viejas de La Paz, y que no haya sido para otra cosa que el diálogo, mancharse con pinturas, construir murales –¡no muros!– y pensar, quererse, darse cariño, y que ese cariño persista en las paredes, cuando uno anda por ahí.