El pasado 16 de agosto cumplí 35 años como académico en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) iniciando en 1986 impartiendo dos asignaturas que impartí sucesivamente (Economía Pesquera y Sociología Pesquera) en el área interdisciplinaria de Ciencias del Mar; habían pasado 15 años de haber terminado la carrera de Arquitectura  y 2 años  la de Economía; coincidió que en ese año, había hecho mi examen profesional para obtener el título de Licenciado en Economía.

Más tarde, se presentó la oportunidad hacer el examen de oposición como Ayudante Académico de tiempo completo para ayudar en el área de Economía Política (Marxismo)  por espacio de dos años, al profesor Hernán Ramírez Aguirre a quien recuerdo con mucho afecto.  No se me olvida que el Rector y el Jefe de Departamento de Economía de aquel entonces, dieron la instrucción, sin éxito, de impedir mi acceso como académico a la Universidad, afortunadamente, dos de los tres sinodales, se opusieron rotundamente, y gracias a eso, es que ahora estoy cumpliendo 35 años en la UABCS.

Antes, siendo profesor de asignatura, el Rector, a través del Coordinador del Área Interdisciplinaria de Ciencias del Mar de aquel entonces transmitió las  instrucciones al Jefe de Departamento de Ingeniería en Pesquerías (había sido mi compañero cuando estudiábamos en la Prepa Morelos en 1964-1966), que no me volviera a contratar con el pretexto de que estudiantes de esa carrera a quien les impartía clases, junto con estudiantes de la prepa Morelos y de la Normal Urbana, habían participado en la toma de los autobuses urbanos en protesta por el aumento del pasaje que los habían estacionado en la explanada del edificio de Rectoría. Afortunadamente, la instrucción no fue atendida y me quede en la UABCS.

Terminados los dos años de Ayudante Académico fui contratado por tiempo determinado,  semestre tras semestre como profesor-investigador de tiempo completo, impartiendo las clases de Economía Política en las carreras de Economía y Ciencias Políticas y Administración Pública, hasta 1994, cuando se me permitió realizar el examen de oposición en la áreas de Economía Política y Estructura Socio-Económica.

Siempre pensé en ser docente y en el camino, ser profesor-investigador.  Al inicio no me imaginé que años después estudiaría Economía y más tarde los posgrados en Historia. En 1971, cuando presenté mi examen profesional para obtener el título de Arquitecto en la Universidad de Guanajuato, en noviembre, empecé a dar una clase en la preparatoria Morelos, Dibujo Constructivo del plan SEP. Aquí empecé mi vida académica, laboral y profesional, acorde con mis estudios de Arquitectura, pues cuando la preparatoria Morelos se transformó en Colegio de Ciencias y Humanidades, a partir de 1974 seguí en la misma línea docente, impartí sucesiva y alternadamente las  asignaturas de Dibujo, Diseño Gráfico, Diseño Ambiental y Expresión Gráfica, donde permanecí durante 43 años como profesor hasta 2014.

Al principio de mi carrera trabajé por cuenta propia como Arquitecto durante casi 15 años y en ese tiempo, durante poco más de cinco años trabaje en el área de costos del Infornavit cuando el sindicato nacional era independiente, lo que me costó un despido injustificado a tres meses de haber ingresado ya que fui nombrado delegado al congreso donde se decidiría una huelga nacional; pero gracias al apoyo de los vecinos y vecinas del conjunto habitacional Domingo Carballo Félix que había sido fuertemente afectado por el ciclón Liza, y por la solidaridad de lo que hasta ese momento todavía era sindicato independiente, fui reinstalado a los tres meses de haber sido despedido.

Casi desde que inicié mi vida laboral, profesional y académica, en mis tiempos libres me convertí en un activista social disidente del poder público, influido probablemente por el pensamiento de la Teología de la Liberación encarnado en México por la figura del obispo de Cuernavaca Monseñor Sergio Méndez Arceo a quien conocí en Guanajuato, al ser invitado por la sociedad de alumnos siendo estudiantes de Arquitectura; y muy tempranamente me acerque al marxismo (trotskismo) gracias a un joven estudiante de economía de la UNAM originario de Oaxaca que tenía familiares en La Paz, que era miembro del Grupo Comunista Internacionalista, Ernesto Velázquez León,  uno de los grupos que después se transformó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (ya pasaron casi cinco décadas, muy cerca de mi jubilación, y sigo en las mismas, abajo y a la izquierda,  sigo pensando que mi alimento ideológico es y seguirá siendo, sin temor a equivocarme, el marxismo y el zapatismo).

En 1976 ingrese  a estudiar en la primera generación de Economía, pero no me admitieron, así que solo asistí, por un tiempo, como oyente. Fue hasta después de la Huelga universitaria de 1978, cuando pude inscribirme oficialmente en la carrera de economía, era 1979, cuando el gobierno ya había intervenido la Universidad y desde el poder impuso la figura de la reelección del Rector (La Ley Orgánica fundacional no contemplaba la figura de reelección y el Rector lo nombraba el Consejo Universitario) y creó una figura que se llamó Consejo Consultivo (CoCo) que eran cinco personas que servían de caja de resonancia del gobernador en turno, el que nombraba al Rector; y por lo tanto  el Consejo General Universitario se convertía en una figura decorativa, que no estuvo exento de severas crisis en la lucha de los grupos del poder universitario, como la de 1996 cuando el grupo de poder encabezado por el Rector (presidente del CGU) y el del Secretario General (Secretario del CGU) se enfrentaron al interior del Consejo General Universitario, lo que provocó el estallido de una crisis universitaria  solo semejante a la de 1978; lo nuevo y lo diferente fue que era el reflejo de la crisis de los grupos de poder al interior del partido gobernante, ya que uno (Rector) y otro (Secretario General) eran las expresiones universitarias de los grupos políticos enfrentados al interior del Partido revolucionario Intitucional,  que dos años después estallaría a nivel de las elecciones de gobernador donde una de las fracciones priistas ganó las elecciones ahora como militantes del Partido de la Revolución Democrática; y lo que vimos fueron dos cosas:  1ª)el antiguo Rector y otros universitarios del grupo de poder universitario del que formaban parte se fueron como funcionarios de alto nivel al gobierno perredista; y, 2ª)el antiguo Secretario General y el grupo de poder universitario que había organizado en la crisis de 1996,  se convirtió en Rector en dos ocasiones sucesivas y negoció con el nuevo poder público, para después convertirse también en funcionario público de alto nivel del gobierno perredista.

Las cosas siguieron igual, porque el actual Secretario de Educación Pública del gobierno panista lo fue, acabando su gestión como Rector, y pertenece al mismo grupo que ahora administra la Universidad; un equipo que cada vez ha sido más fuerte, ya que en dos décadas ha logrado construir un cultura universitaria de obediencia, de cooptación, de silencio, de opacidad, de sometimiento, de temores, de miedo, que da la apariencia de una estabilidad universitaria sin precedentes, en la academia, en la vida estudiantil, en los sindicatos y en los mandos medios; el pensamiento crítico se fue quedando encerrado en cuatro paredes y solo para consumo interno, y el activismo universitario del pasado de grupos representativos de estudiantes Ciencias del Mar, Ciencias Sociales y Humanidades, principalmente, se fue apagando en la Universidad, hay que reconocerlo; la lucha sindical que buscaba encontrar el destino del millonario fondo de pensiones y jubilaciones quedó en el olvido, pues la mayoría de los activistas sindicales se jubilaron y los pocos que quedamos no volvimos  a las asambleas sindicales que habían sido copadas por la administraciónuniversitaria.

Parte del silencio generalizado y prolongado de los universitarios fue lo que pasó hace una década cuando se puso en el orden del día universitario el terrorismo laboral con la amenaza del grupo que actualmente administra la Universidad, cuando después de una manifestación en el edificio de Rectoría, el  actual Secretario de Educación Pública, entonces Rector, el Secretario General y el Abogado General, nos levantaron actas administrativas con la amenaza de iniciar un procedimiento que conduciría al despido, pero lo más grave fue que ante una situación de crisis que ponía en peligro su poder, decidieron presentar una demanda de hechos ante poder judicial estatal, una denuncia penal, en la que se nos acusaba de cinco delitos, uno de ellos muy grave que no alcanzaba fianza: 1)sedición, 2)resistencia de particulares, 3)ultrajesyviolencia contra funcionarios e instituciones, y 4)ejercicio indebido de propio derecho; la sedición por ejemplo es un delito que nos fabricaron, según el cual “a los que en forma tumultuaria, sin uso de armas, resistan o ataquen a la autoridad, para impedirles el libre ejercicio de sus funciones, se les impondrán de uno a cinco años de prisión, privación de derechos políticos hasta por tres años y de cincuenta a cien días de multa”. Aunque tanto las actas administrativas como la denuncia penal han prescrito, es muy difícil olvidar que una vez un grupo de poder universitario que es el que actualmente administra la Universidad decidió criminalizar el derecho a la libre manifestación de las ideas y a la libertad de expresión.

Ya pasaron dos décadas y este grupo de poder universitario, ya sin la figura  original, sigue controlando  la administración universitaria, es prácticamente el mismo, que en 20 años se ha podido mimetizar con la clase política gobernante que ha controlado los gobiernos estatales, esa es precisamente su virtud: han podido seguir el ritmo de la música que les toca el grupo de poder que controla el  gobierno estatal, así lo hicieron con los gobierno priista, perredista y panista, y para poder mantenerse en el poder, seguramente que intentarán  seguir haciéndolo con el gobierno morenista, no sabemos si en esta ocasión podrán, ya que este grupo tiene una habilidad impresionante para mimetizarse, no es improbable que para mantenerse en el poder y evitar cualquier modificación a la Ley Orgánica, ofrezcan la Secretaría General de la Universidad para alguien afín al nuevo gobernante con tal de que las cosas queden como están. Vamos a ver.

Al cumplir 35 años en la Universidad queda ya poco tiempo para decidirme por la jubilación, no sé si esperar hasta los 40, o antes; pero en estos 45 años de existencia de la UABCS, por un lado, durante poco más de 20 años hemos construido un proyecto académico, pedagógico-investigativo autogestivo al interior de la Universidad que nos han llenado de satisfacción, sobre todo porque han sido muy productivos académicamente, conocidos como los Centros de Documentación de Historia Económica y Política y de Documentación de Historia Urbana (Cedohep/Cedohu) adscritos al Departamento Académico de Economía; que dicho sea de paso, nunca aparecieron en los informes de los Rectores (para ellos nunca han existido, tampoco es tan importante);  y por otro lado, durante 40 años ha permanecido la figura de reelección de rector en la Ley Orgánica, solo en una ocasión, por un coyuntura política, una vez  ha sido electo un Rector por voto universal, directo, secreto y ponderado de la comunidad Universitaria, pero cuando se eligió, al año siguiente fue obligado a renunciar, lo que provocó la crisis de legalidad desde 2010; nunca la ley Orgánica ha garantizado transparencia en la Universidad; pero hay algo mucho más grave que en algún momento hay que comentarlo más ampliamente: un año antes de las elecciones presidenciales de 2018, el 30 de mayo de 2017, el gobierno estatal panista, pensando en que se iba a mantener en el poder, ordenó al poder universitario modificar el artículo 1 de la Ley Orgánica para incorporar la figura de “Organismo Público Descentralizado del Gobierno del Estado de Baja California Sur”, que pone contra la pared a la Universidad y viola “legalmente” la Autonomía Universitaria, pues como sabemos, esta figura esta fuera de la jurisdicción autonómica ya  que forma parte de la Ley de la Administración Pública del Estado de Baja California Sur.

Para terminar, en estos 35 años al servicio de la UABCS, quisiera decir que no me gustaría jubilarme si no encontramos alguna forma segura de darle continuidad al Centro de Documentación de Historia Urbana y si no buscamos alguna manera para que desde el interior de la Universidad se promueva la eliminación de las figuras de Organismo Público Descentralizado del Gobierno del Estado y de Reelección de Rector; y buscar la manera de garantizar desde la Ley Orgánica la transparencia, el combate a la impunidad y  la corrupción, para que las próximas generaciones de la UABCS, empiecen a cambiar las relaciones de poder y terminar para siempre con la cultura universitaria  dominante hasta ahora de la obediencia, la cooptación, el silencio, la opacidad, el sometimiento, el temor y el miedo; y para sacar de las cuatro paredes lo poco que queda de pensamiento crítico.

La Paz, Baja California Sur, a 22 de agosto de 2021.