La diputada Mercedes Maciel del Partido del Trabajo está bajo el fuego de las instituciones de culto y los grupos conservadores, que no ven con buenos ojos su iniciativa de prohibir las llamadas “terapias de reconversión”, que ni a terapias llegan, por lo que sus detractores suelen referirse a ellos como esfuerzos para corregir la orientación sexual y la identidad de género (ECOSIG).

Su iniciativa intenta prohibir y hasta sancionar a quien someta a este tipo de prácticas, que están se han visto asociadas con diversas formas de tortura tanto física como emocional y que no están aprobadas por las asociaciones médicas ni de la salud mental. El grupo que más ha hablado públicamente sobre ello no son los colectivos LGBT+ del estado sino la iglesia católica y las otras instituciones de culto.

Las ECOSIG y su aplicación son cosa seria, pero los medios locales, cuyo nombre no habremos de mencionar, en afán francamente sensacional buscan la opinión de líderes de culto para muestra, nada más y nada menos que los dichos del obispo de La Paz Miguel Angel Alba Díaz.

Desde luego, el lider de la iglesia católica en el estado no desaprovechó la oportunidad al ser entrevistado para llamar a la homosexualidad una “adicción” y, de plano, de su santa boca salió la expresión de que las cosas que andaba diciendo la diputada eran de plano “un distractor estúpido”.

Qué más va a decir la iglesia católica afectada como nunca por una crisis de fe. Una institución que además ha visto su fuente de ingresos: la piedad de los feligreses, menguada ante el reconocimiento de que la ciencia no se equivoca y las reuniones religiosas pueden ser centros de contagio del temido coronavirus al cual los “detentes” le hacen los mandados.

“Si tengo adicción al cigarro, porqué me van a prohibir que vaya a que me ayuden para dejarlo; Tampoco que los obliguen; que les hagan una propuesta y a lo mejor si no quieren pues no vayan, pero prohibirlas y sancionarlos, eso no; sobre todo si se trata de una decisión libre, porque espontáneamente la quieren o porque asumen una petición o un consejo de los padres y lo aceptan, agregó”,

declaró el obispo de La Paz que comparó de esta manera a la homosexualidad con una adición.

Mientras queda de lado el argumento de que son los especialistas, quienes determinan tal o cual dolencia, y no los pacientes (y que si uno acude a un profesional de la salud mental jamás te va a decir que estas enfermo de homosexualidad o algo parecido). Lo que le llamó más la atención a Mercedes Maciel no fue la sentencia sino el interés tanto de las iglesias y de quienes llamó “grupos conservadores”.

“Organizaciones conservadoras y oscurantista, que quisieran regresarnos a la edad media inclusive, donde la iglesia ostentaba el poder, y nunca sancionan por ejemplo la pedofilia que se da mucho en sus fines, ahí están los reportes de la Luz del Mundo, la Iglesia Católica […] siglos de maltrato, humillación, abuso sexual contra infantes, eso no los he escuchado que lo denuncian más allá del Papa, quien tiene una actitud de avanzada”,

planteó la diputada cuestionando los dichos de quien oficia desde la cátedra de La Paz y de el líder de las asociaciones locales de culto quien también declaró que no se habría de votar por Morena de aprobarse esta medida.

La diputada de izquierda, que no flaquea al respecto, no se dejó amedrentar por el poder ecuménico. “No es posible que alguien de la investidura del obispo catalogue esto como una adicción”, opinó respecto a las declaraciones del máximo representante de la Iglesia Católica en el Estado.

“Esto ya está fuera de toda cuestión comprobada científicamente, no son ocurrencias mías, tampoco son ocurrencias mías, tampoco son estupideces, creo que estupidez es avalar estas terapias que incluyen hasta electrochoques y qu atentan contra la dignidad y la salud de las personas”,

expresó la diputada.

Finalmente, está la posición menos escuchada, la que emana desde la propia colectividad LGBT+ en el estado. Al enterarse de la iniciativa, agrupaciones de la diversidad sexual, ya están en contacto con el Congreso del Estado y plantean foros para corregir algunos aspectos que (hay que decirlo): son un poco desafortunados de la propuesta original, la cual por ejemplo, otorga el estatuto de “terapias” a lo que la propia Organización de las Naciones Unidas ya prefiere llamar ECOSIG.

“Ni siquiera saben cuántos somos” expresó Eliseo Verdugo Espinoza uno de los liderazgos de La Paz Es Diversa, una de esas organizaciones que ha tomado una postura política hacia la diversidad sexual e incluso se encuentra impulsando una agenda de acciones afirmativas en el ámbito político. Exigiendo espacios que, recalcan, son tan legítimos como los de otros grupos históricamente discriminados de las decisiones políticas en una dimensión análoga al de las personas indígenas o discapacitadas quienes sí consiguieron acciones afirmativas para esta elección. 

Sudcalifornia es sin duda diversa y avanza a un paso a veces más veloz que su opinión pública.