El Encino Arroyero desciende de antepasados que vivieron hace más de 50 millones de años y se halla en peligro de extinción. A día de hoy se lleva a cabo un programa para sembrar 1200 encinos en la región, con medidas de cuidado y «adopción» por parte de los rancheros.  

La Sierra La Laguna, en Baja California Sur, es el único lugar de la Tierra en el que sobrevive la especie de roble conocida como encino arroyero, cuyos antepasados vivieron hace más de 50 millones de años, y han tenido que luchar contra los innumerables contratiempos de la vida salvaje.

Y así como sus antepasados por tantos años, el Quercus brandegeei o encino arroyero sigue enfrentando adversidades, al parecer la más fuerte de ellas es que no tiene descendencia. Se pueden observar encinos centenarios pero, en cuanto a plántulas de encinos nacidas de sus bellotas, son prácticamente inexistentes.

Es por ello que integrantes del Arboreto Morton (un jardín botánico y arboreto de 6.9 km cuadrados ubicado en Illinois), en colaboración con científicos mexicanos y comunidades locales, han diseñado un proyecto que busca salvarlos de la extinción y para ello tendrá que resolver el misterio de por qué no nacen nuevos árboles.

En México hay un aproximado de 168 especies de robles, de las 435 que hay en todo el mundo, un muy buen número concentrado en nuestro país que, por otra parte, también tiene 32 de esas especies en peligro de extinción. En esta lucha del encino y de su estancia en la Tierra mediante una cadena familiar de 50 millones de años, uno se pregunta qué es lo que hizo que esta especie en especial encontrara su lugar sólo en la península.

Se calcula que hay menos de 5000 individuos, que a lo largo de las eras y con los constantes cambios en el terreno y el clima, casi desierto ya, estos encinos no lograron adaptarse a ese ambiente y por ello sólo sobrevivieron a las orillas de los arroyos –de la Sierra La Laguna.

Es en la humedad de los bancos de suelo arenoso, a orillas de los arroyos , que el encino arroyero encontró su refugio. Unindividuo puede llegar hasta los 20 metros de altura, con copas de hasta 30 metros cuadrados. Su población es dispersa dentro de la Reserva de La Biosfera de la sierra La Laguna, donde coexiste con los lugareños, quienes probablemente tengan a estos árboles como parte de sus nostalgias y de su presente.

Rogelio Rosas López, del Rancho Ecológico El Refugio, recuerda a su abuela, quien hacía aceite con las bellotas del árbol. Éstas también sirven como alimento para los puercos y chivos. Otros lugareños refieren el valor de este árbol para el ecosistema, por la sombra que da, por las almendras o bellotas y por su relación con los animales silvestres. Incluso el árbol proporciona miel que se saca de sus flores, y que para Rogelio es una fuente de ingresos.

Se desconoce la edad exacta, que al menos tienen 100 años aunque otros descreen de esta cifra y le atribuyen muchos más. Lo malo es lo dicho anteriormente respecto a su falta de descendencia. Sólo podrán salvarse ayudándoles para que germinen sus bellotas.

Aunque científicos esbozan algunas hipótesis sobre esta falta de regeneración, como el cambio climático, o el impacto del ganado y los cerdos, uno al recostarse sobre su sombra en la que se hallan las plántulas y los otros por comerse las bellotas, declaran no poder afirmarlo «a ciencia cierta».

De lo que sí están seguros los científicos es que la salvación de estos hermosos ancianos depende de la manos del hombre, de los miembros de la comunidad. Por ello, tanto el Arboreto Morton como científicos y miembros de la comunidad establecieron un programa de adopción y cuidados de este árbol llamado «Salvemos al encino arroyero».  

El proyecto es parte del Global Trees Campaign (Campaña Global de Árboles) una iniciativa de la Asociación Internacional de Jardines Botánicos para la Conservación (BGCI, por sus siglas en inglés). El programa consiste en que los habitantes planten y cuiden plántulas, para lo cual se estableció un vivero comunitario. Una particularidad de las semillas de encino arroyero es que no pueden ser deshidratadas para guardar en bancos de semillas, por lo que la alternativa es germinarlas. Cosa que ya han hecho con un número de 500 nuevos árboles.

Con la ayuda de las autoridades municipales se sembrarán encinos en espacios públicos, donde se pueda monitorear su crecimiento. Se planea sembrar alrededor de 1200 encinos en la región, dentro de cercos de los ranchos para un mejor cuidado.

Un valor agregado al rescate es el trabajo en conjunto de la comunidad científica con la localidad de San Dionisio, donde se llevó a cabo a finales del año pasado un taller basado en el programa «Salvemos al encino arroyero». El valor radica en la transferencia de conocimiento en ambas direcciones, no sólo de los científicos hacia la gente local sino de la gente y su conocimiento del lugar, de los sitios dentro de su comunidad para plantar los árboles y otras cuestiones relacionadas con las formas de habitar.

«Es importante que los rancheros nos demos la tarea de cuidar estos espacios, de regar los árboles hasta que tengan una edad de por lo menos dos años», señaló Rogelio Rosas López. Se prevén más talleres para este año y que se realice un primer Festival del Encino Arroyero.

Se entiende que los resultados en cuanto al Encino Arroyero son para la posteridad, su desaparición en la Sierra La Laguna es la desaparición total, ya que no se haya en otra parte. Aunado a ello, las consideraciones sobre su supervivencia mueven hebras culturales dentro de la comunidad, en las que ya se busca preparar otros festivales que también tengan que ver con la vida de la zona, sus costumbres y sus productos.