Pueblos nativos reclaman saqueo y sobreexplotación de plantas rituales: armaron autodefensas

Desde hace siglos pueblos nativos de Baja California utilizan, de entre una variedad de plantas, la Salvia Apiana y la Yuca schidigera, endémicas del estado y parte integral de la alimentación, medicina y rituales de estos pueblos, que ahora están siendo sobreexplotadas y vendidas vía internet en países como China, Estados Unidos y América Latina, según acusan.

El jefe de la tribu kiliwa, Elías Espinoza, denunció que este consumo mundial, además de responder a una búsqueda de medicinas alternativas o de plantas curativas, forma parte de una moda muy concurrida, tanto que se han reportado camiones enteros cargados con estas plantas, retiradas de manera furtiva por personas armadas , y enfrentamientos en los que miembros de la comunidad han resultado heridos.

Señaló que este tipo de saqueo se comete todo el año, si bien entre marzo y junio es especialmente pernicioso, pues es cuando la salvia y la yuca se encuentran en proceso de crecimiento y producción.

Son robos, saqueos a la manera de otros comercios ilegales, contra los que –según el jefe kiliwa– las autoridades no ponen atención, tanto que pobladores que han intentado defender estas plantas han enfrentado las consecuencia, teniendo que crear por ello grupos de autodefensas.

Los mercados principales a los que llega la salvia blanca y la yuca están relacionados con las prácticas espirituales como el yoga y meditación (en caso de la salvia), mientras que la yuca tiene un campo más amplio.

La industrialización de la salvia blanca se deja ver en plataformas de internet, en productos como manojos o aceites esenciales. Quienes denuncian estos usos apuntan también a «la moda» en bares de Baja California, al menos, en los que esta planta se ha vuelto parte integral, decorativa o como ingrediente en platillos y bebidas.

Elías Espinoza asegura que la explotación de la yuca, por otra parte, carece de esa aura espiritual de la salvia pero su uso es más extendido, como para la producción de refrescos ya mencionada, medicamentos o la utilización de sus componentes químicos para procesos de laboratorio, fertilizantes de riego por goteo, anticonceptivos o como fuente de esteroides para incrementar peso del ganado.

El aviso a las autoridades deriva entre una respuesta que se deslinda del tema –por no ser de su competencia– y la falta de recursos para afrontarlo, sean monetarios o de otra índole, así como la pertinencia de a qué nivel de gobierno le corresponde. Una cosa a resaltar es que pese al ámbito o no de cada dependencia, el saqueo violento sucede independientemente y como parte de la ruta que toman estas plantas al ser extraídas.

Dos toneladas de yuca pueden venderse por hasta 20 mil dólares, en el mercado negro. Elías Espinoza, que también es comisionado del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) en Baja California, aseveró que muchos han preferido pasarse a ese tráfico, por ser más seguro que el trasiego de droga; sin embargo, no se descarta que sean parte del impulso por comercializar lo posible, sea legal o ilegalmente la manera en que se obtiene el «producto» y por grupos con diversas actividades.

Por lo tanto y en un gesto que no rechaza el consumo por parte de gente ajena a las comunidades nativas, éstas solicitan a la población ser cuidadosos con su consumo y tener en cuenta de dónde procede el proveedor, como miembro de la comunidad indígena.