Por Homero Avilés.

La cita era hace tres días, a las siete de la tarde en las calles Del Desierto y Norte. Ahí, porque ahí hace 48 años nació para un puñado de jovencitas en 1973 su contacto con el mundo laboral. Ahí, porque ahí sembraron las autoridades la primera maquiladora en Baja California Sur, pero un puñado de mujeres y apenas dos o tres hombres sembraron sin saberlo, la semilla de la resistencia y la rebeldía el año siguiente, cuando en 1974 fundaron el Sindicato 26 de Julio (Antes Ardemi) ya que ni las autoridades, ni la CTM en Baja California Sur quisieron encabezar una lucha y defender una fuente de trabajo que cobró vida de 1974 hasta 1987.

En aquella cita nos enteramos en la voz de aquellas mujeres que sus años de juventud se desarrollaron entre anécdotas, recuerdos y conciencia. Compartieron algunos detalles de su vida en lucha, que para el México de las décadas de 1970 y 1980 era una vida en lucha de las mujeres contra la sociedad, en el trabajo, en la casa y en algunos casos, hasta con su pareja. Conocimos del mezquite, que ya no está, pero lo que si está es su recuerdo, qué, como en toda lucha estaba lleno de picardía, complicidades y amor. Pero a la vuelta de la esquina está aún el guamúchil, en el que su sombra aun cuenta cuando las trabajadoras salían por sus alimentos y algún simpatizante del sindicato (externo al mismo) quizá Raúl, tal vez Ruperto o la mejor Marina, mientras ellas comían intercambiaban opiniones o les hablaban de como mejorar sus condiciones laborales o ellas le narraban las dificultades al interior de la fábrica.

Con las fotos en la mano empezó una lluvia de nombres, momentos, recuerdos, logros de la lucha y confesiones de fraternidad, evocaciones de empujes de largo aliento y nos mostraron que lo construido esos años, hoy, son parte importante de sus vidas. Sacaron cuentas y recuerdos y voltearon a ver algunos de aquellos logros: guardería, vacaciones pagadas, derecho a vivienda, un contrato colectivo de trabajo y su revisión periódica, descuentos en alimentos, transporte entre otras cosas. Aprender a organizarse y defender sus derechos no estaba en el contrato colectivo, pero estaba en su mente y en su corazón y pensaba yo: “más de un funcionario o político de la época debe haber sudado cuando las tenía enfrente”.

De esa esquina cargamos los carros con los recuerdos y nos fuimos a lo que por aquellos años fue el edificio del PRT. Hoy ese edificio pequeño en lo material, pero enorme en sus fines y objetivos, donde se trabaja como CISSLABORAL y desde donde se construye el Archivo Histórico del Movimiento Social Sudcaliforniano (AHMSS), se busca rescatar esas voces, esa memoria y dejar para generaciones venideras esta historia y la de otros y otras trabajadoras que han sido la base de muchos de los logros que hoy tenemos. Ya bajo ese techo y con menos formalidad la memoria era terca, se nombraron algunas compañeras que no asistieron al festejo 48 y otras que lamentablemente ya fallecieron. Se compartieron los alimentos, se probó el pastel y la gelatina, que no puede faltar en todo cumpleaños. Entre taco y taco seguían fluyendo los recuerdos, porque es cierto, al olvido no se puede recurrir como a la memoria y de una silla a otra la Piyo le recordó a Mirna cuando fue porro en una de las obras de teatro que se presentaban en el CREA. Esto último como parte del trabajo cultural en el sindicato, o las dos veces que vino José de Molina o la solidaridad desde Baja California con los compañeros que igual cargaban un mimeógrafo hasta La Paz o rascaban la guitarra en los festivales o en los aniversarios del Sindicato 26 de Julio.

Sin duda esta noche del 26 de julio del 2022, a pesar del calor, la memoria estaba en efervescencia como la efervescencia que se vivía en México y en Baja California Sur en la década de 1970 cuando en el desierto sudcaliforniano nació el Sindicato 26 de julio, los Comité de Defensa Popular en las colonias populares, el sindicato de la prepa Morelos (SITPREMO), el Bloque de Delegaciones de Maestros y Maestras Democráticos en BCS, el Sindicato 1 de Julio de la Chilera, el Frente Auténtico de Taxistas Independientes como defensores de sus derechos laborales y la propiedad de la tierra y sus viviendas.

Hasta la poesía se sentó a la mesa y fue cuando entendí como dijo Rosita que “por algo pasan las cosas” y que ser parte de esta memoria y estar cerca de estas mujeres que son memoria y lucha viva, es un honor y son una fuente de inspiración en lo personal, en lo profesional y acción colectiva…

(Fotos: Isaac Amarillas y Homero Avilés).