Esta película de la que hablaré ahora es SUMAMENTE OBVIA y más comercial que las otras pero creo que de alguna manera vale la pena porque es otra variedad del tipo de asesinos en serie, que no se restringen al tipo demasiado inteligente-interesante y culto, sino a una persona otra vez ordinaria que ha sido el resultado de un paisaje ordinario, sin mucho interés para lo que va manejando el cine o lo que pudiera interesarle el público en primera instancia.

Se trata de un nuevo caso –casos– de asesinatos en las provincias de Estados Unidos que mantuvieron alrededor de una década pendientes a periodistas y policías, pero todo como si fuese un problema que no hay que arreglar ya, sino como un asunto de las afueras y al que no se le debería poner tanta atención.

El asesino del zodiaco s una especie de asesino en serie que no termina de ser un granmaster de los asesinatos en serie, pero que tampoco es tan ordinario como el de Jar City, y mucho menos tan rudo –y honesto– como el de Golden Glove.

El asesino del zodiaco pudo ser varios, pero sobre todo fue uno, uno de los que de pronto se sintieron poderosos con una escopeta y decidieron ir a buscar novios que se la pasaban muy bien dándose besos como los que quisiéramos todos sin ser molestados por nadie.

Y ahí estaba, el clásico, no diré el sustantivo, pero ahí estaba ese sustantivo ser que con una escopeta o con una glock llegaba tranquilamente sobre los amantes a pegarles unos cuantos tiros, como si fuese cualquier cosa, sólo porque tenía el poder de hacer y –hay que decirlo– porque tenía un arma que había comprado por ahi como si yo comprara la carne de res y cerdo que compré ayer.

Pasaron, ya lo he dicho, varios años para que se supiera quién era. No era, nuevamente, el asesino en serie demasiado inteligente –cada vez me voy convenciendo más de que esos son la excepción– sino la persona ordinaria, una persona que no describiré aquí pero que puedo suponer se sentía sobajada por lo que era ante las expectativas de la sociedad de entonces, ante lo que pedían de él y que de ninguna manera podría conseguir, un ser aislado, loco psicópata que no encontró otra vía para satisfacer el sentido que cada uno está buscando en su vida que agarrar una glock o una escopeta para ir casando por ahí a los enamorados, pegarles un tiro sin más y volver a casa, tan ordinario como siempre, hasta que se le ocurra nuevamente masturbarse con la muerte de los demás, una especie de coito al que no pude llegar sino mediante el arma y el asesinato.

Como apéndice, quiero decir qu esta película es inspiradora para la investigación y la hilación de hechos, pese a que estén desparramados por el tiempo y por lo nebuloso que tienen siempre los asesinatos.