Apenas sale el sol en el pequeño poblado de La Ventana, y la playa cobra vida con turistas enfundados en trajes de neopreno. Suben a embarcaciones pesqueras mexicanas que, reconvertidas en lanchas turísticas, se lanzan al mar siguiendo a yates de “safari oceánico” guiados por indicaciones de pilotos en avionetas. ¿El objetivo? Nadar con orcas en libertad.

Así comienza el reportaje reciente de The Guardian, en el que explica cómo esta práctica se ha popularizado en los últimos cinco años gracias a la difusión de selfies y videos en redes sociales, lo que ha generado un aumento en la demanda de esta experiencia extrema. Sin embargo, nadar con orcas en México se encuentra en una zona legal ambigua. La actividad se aprovecha de vacíos existentes en dos leyes mexicanas que buscan proteger a la fauna marina en peligro de extinción.

El crecimiento del turismo enfocado en el avistamiento y contacto directo con orcas preocupa a expertos en conservación, ya que podría alterar el comportamiento de estos cetáceos y poner en riesgo tanto a los animales como a los visitantes.

Evans Baudin, propietario de Cabo Shark Experience, quien estima haber llevado a unas 1,500 personas a nadar con orcas en los últimos nueve años. “Está completamente fuera de control. Como no hay autoridades ni reglas, cualquiera puede hacer lo que quiera.”

Más información en The Guardian: Swimming with orcas is out of control’: can new rules keep tourists and Mexico’s whales safe?