Una película de verdad sobria es la escenificada en una ciudad de Irán. Se llama Holy Spider. Una serie de asesinatos están siendo cometidos por un padre de familia que está frustrado porque no se ha convertido en un mártir al luchar por su dios, volvió de la batalla hace muchos años y sigue fervientemente su fe a tal punto de ir cometiendo ciertos crímenes, que una periodista comienza a investigar al punto de hacer periodismo gonzo, peligroso siempre.

Los crímenes del padre de familia obedecen a su fe, al parecer, pero tengo para mí que hay un detalle en la película que diría, en ciertos segundos, lo contrario.

Como sea, el ir presenciando las entrevistas y los arrebatos periodísticos nos hacen ver, necesariamente, un mundo empobrecido por la depravación de los poderes que lo rodean y lo mantienen, y de ahí a acá una sola investigación que demuestra no sólo la corrupción, sino la frustración de quienes quieren aclararles las cosas a las personas del mundo.

¿Engaño? ¿Hipocresía? ¿O fe corroborada por casi todo un pueblo que le dará la razón al asesino en lo que parecía ser el descubrimiento de un mundo injusto que no queremos?