Rodrigo Rebolledo

Mientras el gobierno de Baja California Sur y el banco Santander exploran oportunidades de inversión en infraestructura y crecimiento empresarial, el proyecto de gas natural licuado (LNG) de México Pacific en Puerto Libertad, Sonora, genera nueva preocupación entre ambientalistas y organizaciones internacionales.

Inversión y crecimiento en la región

El gobernador sudcaliforniano, Víctor Manuel Castro Cosío, presumió el jueves pasado una reunión con directivos de Santander, incluyendo su director general en México, Felipe García Ascencio. Durante el encuentro, destacaron la importancia de fortalecer sectores clave como la agricultura, el turismo y las pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs). También se habló de la necesidad de mejorar el acceso a vivienda y optimizar el uso del agua en el estado.

Este diálogo se enmarca en un momento en el que Santander, junto con MUFG y JP Morgan, asesora financieramente el desarrollo del gasoducto y la planta de LNG de Mexico Pacific en Sonora, un proyecto clave para conectar el gas del Permian Basin (EE.UU.) con mercados en Asia. Esta iniciativa contempla una inversión de 30 mil millones de dólares y podría representar un gran impulso económico para la región.

El lado ambiental: una amenaza para el “acuario del mundo”

Sin embargo, el proyecto ha encontrado una feroz oposición. Treinta organizaciones ambientales han solicitado a la UNESCO y a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que intervengan ante los riesgos que el aumento del tráfico marítimo y la actividad industrial podrían suponer para el Golfo de California.

El proyecto Saguaro plantea la construcción de una línea de gas de aproximadamente 1.500 kilómetros que atravesaría México para conectar con Puerto Libertad, en Sonora, donde se instalaría una terminal de licuefacción para exportar el gas a mercados asiáticos, principalmente Japón. La infraestructura contempla la operación de buques de gran calado que transportarán el gas licuado a través del Golfo de California, una región de gran biodiversidad y considerada clave en el ecosistema marino mundial.

“El Golfo de California es un tesoro natural único en el mundo, y permitir un proyecto de combustibles fósiles aquí es una imprudencia total”, declaró Alex Olivera, del Centro para la Diversidad Biológica, organización que lideró la iniciativa en comunicados que hemos divulgado El Organismo.

La principal preocupación es que el “acuario del mundo” alberga 43 especies de mamíferos marinos, muchas de ellas en peligro, y el aumento del tráfico podría ponerlas en grave riesgo de colisiones, contaminación acústica y degradación de su hábitat. Además, las organizaciones advierten que el gas natural licuado es un importante emisor de metano, un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el CO₂ a corto plazo.

Desarrollo vs. conservación: ¿se puede encontrar un equilibrio?

Luego de estar estancada durante un año completo, la XVII Legislatura del Congreso del Estado de Baja California Sur aprobó la Ley Estatal de Cambio Climático, la primera en su tipo, con la que se busca fijar la política estatal para contrarrestar y aportar en la lucha contra esta variación global de las temperaturas.

En diciembre de 2023, el gobernador del Estado, Víctor Castro Cosío, presentó esta iniciativa al Poder Legislativo, sin embargo, los diputados del entonces XVI Legislatura dejaron la ley en comisiones sin darle avances, ya que el último periodo ordinario se cruzó con las elecciones estatales.

Asimismo, se pretende impulsar acciones que promuevan el incremento en la adaptación de Baja California Sur ante los efectos del cambio climático, así como mitigar las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero.

Mientras los inversionistas destacan el potencial económico del gasoducto y el LNG, los defensores del medio ambiente advierten que el costo ecológico podría ser irreversible. El gobierno de Baja California Sur y el sector financiero han mostrado interés en fomentar el crecimiento sostenible, pero la comunidad internacional ya ha puesto la mira en el impacto ambiental del proyecto.

La pregunta sigue en el aire: ¿es posible equilibrar el progreso económico con la conservación del Golfo de California?

Como decía mi nana, doña Clara: “tú no dejes de preocuparte”. Observar que el Ejecutivo, al reunirse con actores clave del proyecto del gasoducto y el gas natural licuado, no haya dejado clara cuál es su verdadera postura frente a un proyecto del cual solo ha dicho que “había que revisar la situación”. Situación que podría poner en riesgo uno de los ecosistemas más valiosos del mundo, el Golfo de California. ¿Cómo se justifica el respaldo a inversiones que no han sido completamente transparentes en cuanto a sus objetivos, mientras se ignora el ejercicio de la Ley de Cambio Climático que fue promulgada bajo su administración? La falta de claridad sobre las metas y los impactos de este tipo de proyectos pone en duda el compromiso real del gobierno con la sostenibilidad y la protección de nuestro entorno.