Por Octavio Escalante:

Probablemente me esté adelantando demasiado a los hechos, pero es que el asunto que ahora enfrenta Sudcalifornia ya está muy adelantado en grandes partes del mundo y orquestado por el Consejo Europeo en su teórico afán por «salvar al mundo y dejárselo más bonito a nuestros hijos».

Me explico: Polea A.C. es una asociación civil mexicana –o senadora, en este caso– y el programa a cargo del Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Gobierno del Reino Unido (BEIS) llamado UK PACT. Estos últimos son los que gestionan la financiación, lo necesario para que se lleven a cabo las modificaciones o la creación de leyes en los estados de los países en torno al cambio climático.

Cuando alguien habla de combatir el cambio climático, la contaminación, los gases de efecto invernadero y todas esas luchas ambientalistas –pese a que vengan de las mafias que las han llevado a cabo a nivel billón– parece estar blindado, pero todavía queda una fisura por donde entra la revisión y la crítica.

En cuanto al plan que en el fondo representan Polea A.C. y UK PACT, se trata del llamado Plan Verde del Consejo Europeo, cuyos miembros son todos los presidentes de los países alineados y los que están detrás de esos intereses, que más bien son quienes les dan el dinero.

El Plan Verde, también llamado Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono,  pretende reducir dentro de sus fronteras la emisión de CO2 pero también fuera de esas fronteras. Y advierten que sus socios de países no europeos no tienen la misma «ambición de salvar al mundo», mucho menos si económicamente dependen del petróleo, como lo es México.

En una expresión de su ingenio y elocuencia, llaman energías limpias a las que quieren implementar en estos países; pero igual de elocuente me parecería la insistencia del presidente López Obrador de proteger este recurso de cualquier injerencia que atente contra la soberanía, más allá de los ideales divinos que de pronto han adoptado los poderosos del mundo– bueno, no nos pongamos dramáticos: los fabricantes de guerras.

El Plan Verde, dentro de sus medidas, cobraría un aumento por cada importación de producto que haya implicado tal o cual emisión de CO2 O gas de efecto invernadero (GEI). También es una herramienta del reseteo que en Europa ya se proyecta como una obsolescencia por decreto aplicada a cada foco de la casa, autos, alimentos y energía, así como a actividades comerciales virtuales a las que se les cobraría impuestos de aquí y allá, basados precisamente en acuerdos como el de París, y como en las leyes a los que algunos diputados de Sudcalifornia están dispuestos a diseñar, orientados por el UK PACT.

Uno de los lemas del Consejo Europeo respecto a este tema es «Quien más contamine, que pague más».

Y claro: A mí me encantaría comer tomate orgánico, hacerme unas ensaladas o un filete producido sustentablemente con los ganaderos y agricultores pagados dignamente; y si tuviese un carro, que no echara humo. Me encantaría que la gente no bebiera Coca-Cola o que se percibiera como una prioridad la exclusión de esa empresa de refrescos no sólo de mi país, sino que se enviara destruida a los lugares remotos que recientemente ha fotografiado un súper poderoso telescopio intergaláctico.

Me gustaría que mi ropa de cáñamo no se hubiesen gastado 4 mil litros para el par de pantalones que tengo. Pero es como la educación digital: considérense los cientos de miles de seres que aun no tienen acceso a la educación analógica con papel y lápiz.

Y recuerdo de paso las palabras del periodista Ryszard Kapuściński: El tercer mundo está en un callejón de París en el que una mujer es violada.

Y yo agregaría, en el callejón en el que decenas de miles no son considerados dignos de poder trabajar en Europa porque no nacieron ahí, incluso asesinados después de una Odisea que supera a las odiseas que estudian sus veneradas universidades.

Así que mucho cuidado con legislar en pro de medidas que vienen con la noble bandera de salvar al mundo, pero que sirve para taparse la cara. Se les ven los pies . Mucho más, cuando en la colonia en que se vive hay cosas más urgentes que salvar.

Primera nota: Están los conjurados en Baja California Sur dispuestos a diseñar esa ley del cambio climático. Pero presentarán apenas una iniciativa, es decir que está en veremos.

Segunda nota: Son mucho más complicadas las explicaciones del tema, porque juegan en todos los bandos y no tienen empacho en ser inconsecuentes ni con contradecir sus dichos lanzados como si de verdad los sintieran.

Tercera nota: Lo que no saben los bajos escalones, lo saben los escalones de arriba, pero no al revés, como cuando se escurre el agua de una pirámide.