Alekz Aguila/@alekzaguila

A través de una serie de entregas semanales, estaré haciendo un recuento del actuar de la actual administración municipal -el XVI Ayuntamiento presidido por Rubén Gregorio Muñoz Álvarez– en puntos clave para el desarrollo sustentable de la ciudad de La Paz y que pudieran ser ejes de interés para el nuevo gabinete encabezado por la alcaldesa electa Milena Paola Quiroga Romero.

EN MATERIA DE MOVILIDAD  Y SEGURIDAD VIAL, es un hecho que esta administración tuvo aciertos en la modalidad no motorizada al haber construido la Ciclovía Rangel, misma que da continuidad desde el malecón y que representa una opción segura para trasladarse hasta la zona del Conchalito y conectar con el par vial Colima-Jalisco. Así como la ampliación de banquetas en la calle Revolución quitando un carril de estacionamientos en el primer cuadro del centro.

Sin embargo, un grave error cometido por la municipalidad fue el no invertir de manera estratégica los recursos para la infraestructura segura y pensada en las personas, no en los automóviles. Podemos observar dos tramos ‘fantasma’ de ciclovía de primera calidad, pero que no tienen ningún tipo de conectividad y que pudieron haber sido instalados en otros puntos de la ciudad donde realmente fueran útiles. Dos ejemplos son los localizados en el CETMAR y en el bulevar Francisco J. Mújica.

Pero ése no es el más grave ejemplo, sino que basta con ver lo hecho en las calles Colima y Jalisco. Estas dos ciclovías -la segunda todavía en construcción- se hicieron a base de ocurrencias, malas prácticas y con una visión cochecentrista, lo desgloso por partes:

El ancho del ciclocarril no cumple con el mínimo de 80 centímetros propuesto en el Manual de Calles publicado por la SEDATU que centra la seguridad en las personas -mujeres, niñxs, adultxs mayores, etc.-; sino que en aras de preservar carriles anchos para la circulación de los autos -y así puedan alcanzar velocidades altas-, se optó por un carril para bicicletas angosto y riesgoso.

No se instaló un buffer de seguridad para evitar que las puertas que sean abiertas por personas sin cuidado, impacten a quienes circulen por el ciclocarril. De nuevo incumpliendo el mencionado manual federal y poniendo en el centro del diseño al auto.

Y finalmente, en lugar de instalar confinadores, se optó por poner boyas metálicas de media esfera que permite que cualquier vehículo invada fácilmente la ciclovía.

Y aunque Muñoz Álvarez acuñó el término ‘micromovilidad’ cómo uno de sus favoritos detrás de los micrófonos durante su administración, no vimos una reforma al reglamento de tránsito para proteger a usuarios de ciclovías y aplicar multas para quienes las están invadiendo. Y es que la micromovilidad es justamente la implementación de políticas públicas integrales y no mera palabrería.

Asimismo, el XVI Ayuntamiento había iniciado con el pie derecho una estrategia para reducir los siniestros viales, a través de la instalación de puntos de alcoholimetría para desincentivar el consumo de alcohol tras el volante. Lamentablemente, al notar el descontento de la ciudadanía y ser una política pública que no abona a lo electoral, el ambicioso alcalde prefirió ser uno más de los que permiten esta mal apropiada cultura playera que se hace de la vista gorda ante la ingesta de alcohol mezclada con el manejo de automóviles que pueden acabar con la vida de una persona en un instante, por lo que decidió cancelar la medida de vigilancia.

De igual forma, de acuerdo con fuentes internas del departamento de tránsito, se sabe de una práctica heredada por administraciones anteriores en que los siniestros viales que encuentran un arreglo entre afectados o sus aseguradoras, pasan a no ser reportados al registro municipal; esto genera registros negros que terminan por sesgar las estadísticas de seguridad vial en La Paz y evita que colectivos ciudadanos puedan llevar a cabo análisis estadísticos para detectar puntos peligrosos de la ciudad e intervenirlos.

Otra acción fallida por el próximo diputado federal plurinominal por MORENA, fue el reactivar el programa Banquetas Libres, el cual prometía una ciudad más amigable para ser transitada a pie. Pero cómo muchos otros de los actos iniciados por la administración, se quedó en promesa y pareciera que sólo se hicieron multas para la foto, pues existen reportes con más de dos años de antigüedad que aunque se siguen alertando a las autoridades, no se atienden; cómo el ejemplo de un taller de embarcaciones que tiene posesión total de la banqueta y la guarnición en Belisario Domínguez pasando Manuel Encinas.

Finalmente, hemos atestiguado cómo pasan otros tres años más de administración municipal y no hay ningún sólo avance en tema de transporte público. Las rutas siguen siendo ineficientes, el modelo de concesiones no es rentable más que para unos cuantos empresarios y sigue afectando -sin poder determinar a quién le pega más- a operadores y a usuarixs que padecen de un pésimo servicio para trasladarse por la capital.

Así pues, vemos que la futura máxima autoridad de la ciudad tiene una tarea poco fácil para sobresalir de su antecesor. Es necesario poner en orden el transporte público y, aunque si bien tocar las concesiones no está dentro de sus alcances de gobierno; sí es posible reestructurar las rutas, implementar un programa de reducción de emisiones con un programa de renovación paulatina de flotillas y establecer una política de paradas definidas.

También puede aprender de casos exitosos como el de Guadalajara y Zapopan que lograron implementar proyectos que no sólo son financieramente sustentables, sino que permiten que las personas con dificultades o limitaciones motrices puedan vivir su ciudad de una manera más segura y empática; mientras que los recursos recaudados a ciudadanos renuentes permitirían invertir en acciones que mejoren la calidad de vida de lxs paceñxs.

Es por ello que Milena debe entrar en la arena de la movilidad con los lentes de la igualdad, entender que somos muchas más las personas las que nos movemos en medios colectivos, no motorizados o a pie, que quienes se desplazan en automóvil privado; por lo que la asignación de recursos financieros debe tener la misma proporcionalidad y ser congruente hacia con las mayorías.

Deberá aprovechar su influencia en el cabildo para que se vean reformas al reglamento de tránsito que velen por la seguridad vial; así como para la implementación de mecanismos de recaudación que además generan beneficios ambientales cómo lo pueden ser la verificación vehicular, la eliminación de estacionamientos exclusivos y una regulación del primer cuadro de la ciudad para autos flotantes.

Está en cancha de la futura alcaldesa determinar el rumbo que va a tomar la ciudad y responder a estas preguntas mediante acciones: ¿una ciudad más pensada en los coches, o una que realmente apueste a la movilidad sustentable de las personas con infraestructura segura y no con mera palabrería y uso rimbombante de conceptos? ¿Tendremos unas banquetas dignas de ser caminadas? ¿Por fin nos la pensaremos antes de abrir una ballena tras el volante? ¿La sociedad paceña verá los cimientos de un cambio en el transporte público? ¿Los policías en bicicleta por fin vigilarán las ciclovías? ¿Seguiremos viendo la impunidad de ANAPROMEX y similares?