Tomás Camacho Bareño

La pesca en el Golfo de Ulloa es una fuente de trabajo para miles de personas y, me atrevo a decir, alimento que representa para millones de familias una diversidad cultural, un arraigo comunitario y, por supuesto, importante económicamente para el país; garantizar la sustentabilidad en esta zona es garantizar el bienestar del municipio, de Baja California Sur y de México.

La presión que ejerce la pesca sobre los recursos sigue aumentando cada vez más, debido al aumento de consumo de pescado a causa del continuo crecimiento de la población humana. Las flotas pesqueras son más móviles y la rápida innovación tecnológica ha incrementado su eficiencia y ha limitado la capacidad del gobierno de ejercer un control sobre la presión pesquera.

Aunado a esta presión, existen numerosos problemas tales como los cambios en la estructura del ecosistema, la pérdida de hábitats fundamentales para las especies y el continuo crecimiento de las poblaciones humanas, principalmente en las zonas costeras. Esto genera falta de empleo y pues la principal actividad económica ahí, es la pesca, entonces todo mundo quiere pescar, por lo tanto se incrementan los conflictos y enfrentamientos por el acceso a las pesquerías. Por lo anterior, algo que deben tener muy en cuenta nuestros gobernantes y representantes del sector es que LA PESCA, NO ES LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA DEL DESEMPLEO.

Para colocar la actividad pesquera en el Golfo de Ulloa en un contexto de desarrollo sustentable, específicamente tenemos que afrontar el agotamiento de las poblaciones de las especies que viven ahí, ya sea por cambio climático, por cuestiones ambientales o por los efectos perjudiciales de la actividad pesquera tanto comercial como deportiva y también de otras actividades económicas, como pudiera llegarse el caso de la minería submarina.

Somos buenos para exigir el derecho a pescar, pero se nos olvidan nuestras obligaciones que tenemos al momento de pescar, necesitamos pescar de una manera responsable.

Es necesario disminuir el esfuerzo pesquero en la zona para proteger las especies objetivo de las pesquerías ribereñas, pero ¿cómo disminuimos este esfuerzo?, no podemos sacar a los pescadores ribereños, ni ponerles más restricciones, nosotros vivimos ahí y es nuestra única fuente de empleo, tenemos que sacar a los que vienen año con año a saquear nuestras áreas de pesca, diezmando las especies que viven ahí y destruyendo nuestras artes de pesca, también hay que proteger las especies en peligro o amenazadas para que las pesquerías que se desarrollen, se realicen de una manera sustentable y con un programa de manejo donde se tome en cuenta los datos reales y la opinión técnica de las organizaciones que estamos en la zona, no que alguien detrás de un escritorio nos esté diciendo cómo vamos a pescar.

Restringir, es un término que se usa en la Ley, pero no quiere decir prohibir, sino orientar a mejores prácticas de pesca, pero la restricción tiene que ser bien aplicada.

Un buen análisis, con datos reales, puede darnos mejor idea de cómo hacer compatible las dos posiciones y metas que tenemos para un buen manejo de las pesquerías en el Golfo de Ulloa:

1) Gestionar la pesca con responsabilidad (que sean pesquerías sustentables).

2) Garantizar y maximizar las ganancias del sector hoy y en el futuro.

Tomás Camacho Bareño es ingeniero en Pesquerías por la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABS). Es integrante de la Cooperativa de Producción Pesquera Puerto Chale.