ITM Group de Isaac Hamui Abadi conformó junto a Royal Caribbean la empresa Holística Destinations, haciendo así la mancuerna de crear complejos turísticos e inmobiliarios en los puertos en los que se establece, mientras se garantiza la estancia por parte de la administración del puerto a los cruceros de Royal Caribbean y a cruceros de otras líneas. Un fallo a favor de la MIA de Ampliación de Muelle en Pichilingue determinaría todo un tema, habiendo analizado sólo una de sus caras.

El día de ayer se realizó un conversatorio en línea entre académicos e investigadores sobre lo que consideraron imprecisiones y carencias de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto Ampliación de Muelle API-BCS Pichilingue, cuya consulta pública finalizó el 25 de febrero pasado.

Los señalamientos correspondieron a omisiones en el documento presentado como Manifestación de Impacto Ambiental y se abrieron al carácter social y económico. Se criticó incluso el nombre del proyecto que –de acuerdo a Gilberto Piñeda Bañuelos– sería la característica más evidente de un engaño:

A un proyecto que en conjunto pretende construir un centro turístico con restaurantes, zonas de recreo, tiendas de souvenirs y un acuario, además del dragado de 78 mil metros cúbicos y al menos una desaladora, la reconstrucción del muelle y la reubicación de las oficinas de API, le queda demasiado corto el nombre de «Ampliación de Muelle».

«Muchas cosas juegan en las aprobaciones. El crear mediáticamente la idea de que se va hacer una cosa y en realidad se hace otra es un engaño. El título [del proyecto] no habla ni de turismo ni de cruceros ni de centros turísticos […] Yo pregunto a los científicos que hicieron la manifestación de impacto si lo que pusieron en el título se los aceptarían en cualquier tesis de licenciatura. Mi respuesta es no». señaló Piñeda Bañuelos.

Agregó que hay un doble engaño al no estar detallado el impacto ambiental que podría darse con la construcción y mantenimiento de las instalaciones, ni de las consecuencias de la estadía de los cruceros en la bahía.

La evaluación de la MIA por Semarnat se basa en un enfoque ambiental, no social ni económico. Pasa por alto el impacto ambiental de los cruceros, pues no forman parte de esta MIA de «ampliación de muelle» en concreto. Este procedimiento adolece de una falta de comunicación entre instituciones y reduce su enfoque a una visión nada integral de los problemas de un proyecto como éste.

El procedimiento de evaluación tiene una visión muy corta y poco integral, que al estar enfocado sólo en lo medio ambiental, se olvida de los elementos sociales y de los antecedentes de este mismo modelo de proyectos en otras partes en los que se han realizado, y en este caso, precisamente por el mismo empresario.

La empresa Aquamayan es propiedad de Isaac Hamui Abadi, dueño de ITM Group, empresario de muy alto vuelo que se dedica al desarrollo inmobiliario, turístico y hotelero, dentro y fuera del país.

A mediados de 2019, ITM Group conformó junto a Royal Caribbean la empresa Holística Destinations, haciendo de esta manera la mancuerna de crear complejos turísticos inmobiliarios en los puertos en los que se establece, mientras se garantizaría la estancia por parte de la administración del puerto a los cruceros de Royal Caribbean y de otras líneas.

Cabe la posibilidad de que el proyecto de Ampliación de Muelle de Pichilingue se reduzca a lo que dice su título. Sin embargo, tiene una prolongación en el tiempo de hasta 70 años, suficientes para construir otros proyectos alrededor. Tan sólo el primer proyecto visualizado por ITM Group y Royal Caribbean, a través de su empresa Holística Destinations, es un desarrollo en Freeport, en Las Bahamas, que implica la «ampliación del puerto» y la compra del Grand Lucayan Resort, un complejo de lujo con toda clase de comodidades que el Gobierno de Bahamas vendió a Holística Destinations por 65 millones de dólares con la intención de darle una nueva lógica al servicio turístico en la isla.

A la par de esta inversión, le inyectarían 300 millones de dólares a la «ampliación del puerto» de Freeport para recibir «a los cruceros más grandes del mundo», declaró Mauricio Hamui, CEO de ITM Group e hijo menor de Isaac Hamui Abadi. Ese arribo de cruceros equivale a un aproximado de 2 millones de pasajeros al año.

Grand Lucayan, Bahamas

Hamui Abadi fue propietario del puerto Gran Costa Maya, ubicado en Mahahual, Quintana Roo, así como del Centro de Convenciones de Cancún y el hotel anexo. El secretario de Gobernación de dicho estado, Arturo Contreras Castillo, confirmó en agosto de 2021 que Hamui Abadi vendió a empresas extranjeras la concesión del puerto, aunque tiene la concesión para operar el muelle de cruceros hasta el 2059, según lo registra el medio Quintanaroohoy.com.

La empresa ITM Group, de donde emana Aquamayan, maneja el Centro Internacional de Convenciones de Cancún; Costa Maya en Mahahual; Port of Rohatan en Honduras; el parque acuático Lost Mayan Kingdon en Mahahual; el hotel Quinto Sol en Mahahual y el hotel Aloft de Cancún. Recientemente ganó la licitación para desarrollar el muelle de Puerto Plata en República Dominicana.

En este sentido, el cambio de una lógica económica, turística, ambiental y energética en una ciudad como La Paz, no parece vislumbrarse en un documento de impacto ambiental como el presentado por Aquamayan (ITM Group) a Semarnat, sencillamente porque describe asuntos que no corresponden a su objetivo principal: los cruceros y el desarrollo de complejos turísticos e inmobiliarios.

«Ampliación de muelle» funciona como una pequeña rendija por la que el lector profesional de Semarnat coloca el ojo con el que apenas alcanza a observar unos papeles sobre un escritorio, si acaso un florero, pero de ninguna manera lo que pasa en el resto de la habitación. Aunque, más allá de esa analogía, no podemos aceptar tanta ingenuidad, con la que la propia autoridad encargada de procurar respeto al medio ambiente parecería legitimar estas amenazas, en caso de que sea un fallo a favor y teniendo todos los señalamientos técnicos de muchos expertos.

La aceptación de una construcción como la pretendida en Pichilingue, que según los expertos ya conlleva un grave daño ambiental, es la apertura a un tipo de inversiones de las que podemos darnos una idea revisando las condiciones actuales de las ciudades mencionadas. Inversiones y proyectos que no están presentados clara ni formalmente a través de documentos que describan los objetivos a corto y largo plazo, sino con subterfugios o «engaños» como diría Gilberto Piñeda, al ponerles títulos como «Ampliación de Muelle».