“La verdad, es la primera vez que vengo yo aquí”. María de La Paz Sánchez hablaba de la concentración de 1,500 mujeres en la explanada del Gobierno de Baja California Sur por el Día Internacional de la Mujer. Llegó hasta ahí, después de casi 13 años, por el coraje que le da ver a su mamá triste. Decidió salir para exigir la aparición de su hermana Alejandra Sánchez Sandoval.

Aún recuerda aquel 5 de julio de 2009. Su madre Victoria Sandoval Montoya, preocupada por Alejandra al no llegar a la hora habitual después de trabajar, recorrió calle a calle del tramo que solía transitar su hija. Para su mala suerte sólo encontró el carro con las puertas abiertas y adentro algunas pertenencias y las llaves pegadas.

“Es algo horrible no saber qué pasó con ella, qué le hicieron, es algo horrible. Sabemos cómo era ella, no se metía con nadie, era una muchacha tranquila, sonriente”,

declaró María de La Paz.

La familia nunca creyó la teoría de la autoridad, muy común en estos casos, de que Alejandra simplemente quiso irse. Doña Victoria y María de La Paz tampoco aceptaron la versión del exesposo Alfredo ‘N’, como les contó el hijo de 16 años de Alejandra, de que se fue con unos hombres.

Desde 2009 al 2012 emprendieron una lastimosa odisea por varios estados de la república mexicana para dar con el paradero de Alejandra. En ese entonces el tema de los desaparecidos era un tabú en Baja California Sur. La vieja práctica de la violencia institucional ejercida contra las mujeres por dependencias de justicia era de lo más común desde entonces.

La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) del gobierno de Narciso Agúndez Montaño (2005-2011) no siguió con la investigación. Así lo señalaron los mismos familiares de Alejandra el 11 de octubre de 2010 al criticar a Fernando González Rubio Cerecer, y a su sucesor Francisco Karim Martínez Lizárraga, por no avanzar nada en un año. El 14 de ese mismo mes fue desapareció la niña de 8 años de edad Liseth Soto Salinas quien, por cierto, aún no se sabe nada de ella.

Incluso, cuestionaron el no seguir la línea de investigación que apuntaba al exesposo quien dio dos versiones de los hechos. Primero dijo que Alejandra se localizaba en Tijuana, Baja California. Enseguida cambió su declaración y señaló a la ciudad de Culiacán, Sinaloa, como la nueva ubicación. En el proceso de divorcio, acusaron, Alfredo ‘N’ en múltiples ocasiones la confrontó.

“Nadie nos ayudó, nadie hizo nada”,

añadió María de La Paz

La movilización del #8M permitió a la familia de Alejandra y a otras madres, hijas, hermanas, compañeras de desaparecidas agarrar más valor y sentirse cobijadas para continuar con sus búsquedas. En esta marcha caminaron al frente las buscadoras, lo que es un hecho histórico que reconoce una problemática latente en la entidad.

Lo que le pasó a Alejandra, dijo María de La Paz, es de lo más extraño.

Sin embargo, su familia la seguirá esperando.