Luego de una serie de eventos inesperados que fueron dándose en el marco del tendedero de la ignominia en el que se exhibían presuntos acosadores y toda clase de violentadores sexuales y de género, trascendió el caso del prefecto de la Secundaria Técnica 20, Igor «N», ahora bastante conocido al ser detenido la tarde de ayer viernes acusado de cometer agresión sexual contra una alumna.

La supervisora de escuelas secundarias técnicas de la zona 04, Argentina Salomé Flores Soto, fue parte importante para que se procediera a atender la denuncia, para lo cual incluso se mantuvieron alumnos y supervisora en un aula para una audiencia improvisada con la finalidad de que se sintieran seguros de alzar la voz, teniendo el apoyo de la supervisora ante otras autoridades de la Secundaria Técnica 20 y la SEP.

El día de ayer en la colonia Fovissste fue detenido Igor «N» mediante orden de aprehensión y de acuerdo a la carpeta de investigación integrada por la Subprocuraduría de Atención de Delitos Contra la Libertad Sexual y la Familia, en cuyos términos enfrentará el proceso el inculpado.

Ayer mismo la madre de la niña afectada aseguró ante medios que su hija no había sido la única víctima y que tampoco el inculpado era el único agresor, y exhortó a otras madres y alumnas a que no se queden calladas antes posibles actos de violencia sexual y de género.

Por su parte, la Secretaría de Educación Pública mediante el oficio SEP/DES/067/2022 le comunicó a la supervisora Argentina Salomé Flores Soto que a partir del pasado 27 de abril ya no estaría bajo su responsabilidad la supervisión de la Secundaria Técnica 20, en razón del ambiente generado por los conflictos y en su lugar estará el profesor Miguel Ángel Rodríguez González. Aunque sí continuará como supervisora de todas las otras secundarias que tenía a su cargo.

Uno de las observaciones que se argumentan en el oficio es que «Se considera que no existen las condiciones favorables para el desarrollo de las actividades técnico pedagógicas, en un clima armónico y de sana convivencia con el personal docente, administrativo y de apoyo a la educación» como para que Flores Soto continúe como supervisora.

Surgieron inconformidades por parte de algunas madres de familia, pues expresaron que el actuar de la supervisora fue de gran ayuda no sólo para la niña en el caso del anterior prefecto, sino de confianza para alzar la voz en la remota circunstancia de que se presente una situación similar.

Hay que decirlo, no se trata del robo de material escolar ni desvíos de recursos que deben invertirse en las instalaciones, sino de la vida, la salud física y mental, y protección de los niños y niñas. Con lo que no es suficiente un arreglo mediano de las circunstancias sino garantizar esa seguridad en una institución donde ya debería incluirse de por sí sin necesidad de discusión, como lo es en las escuelas.