Frente a la opción anunciada por l gobernador Víctor Castro Cosío sobre implementar desaladoras en el contexto de un estrés hídrico crítico en el estado, Saraí Gómez, coordinadora de Investigación de la Oficina Regional Noroeste del CEMDA, argumentó que no están las condiciones económicas ni en cuanto a protección del medio ambiente, como para ver en las desaladoras una solución.

Planteó, más bien, que existen antes otras opciones, que merecen de un mayor cuidado y estudio, como lo son técnicas de retención de agua, agua tratada, infraestructura para captación de agua de lluvia y mejora de la red de distribución de agua, que en estas semanas se ha puesto bajo la lupa su obsolescencia, aunque no sea algo que se acaba de descubrir.

Hay muchas fugas en la red de OOMSAPAS, que requieren mantenimiento. Asimismo las desaladoras necesitan de mucha energía para poder estar en pleno funcionamiento, e implican un impacto ambiental en los ecosistemas marinos.

«Está muy en boga la cuestión de optar por la desalación como una opción para cubrir las demandas de agua. Sobre todo, por parte de los proyectos, sin embargo, hay que ser claros, no es una opción factible porque no se cuenta ni siquiera con los estudios, al menos de manera local. Hay mucha información sobre el uso de las desaladoras como acción, no es la mejor alternativa por todos los impactos ambientales que generan, residuos que podrían afectar los ecosistemas marinos y costeros».

Saraí Gómez mencionó que las desaladoras tienen una serie de elementos que no permiten que sea una verdadera alternativa, y que pese al apoyo que las empresas privadas, sobre todo de grandes proyectos inmobiliarios, es conocida en otros países como Arabia Saudita el gran gasto que implican, energético y por ende económico. Así como, especialmente en Baja California Sur en relación a los residuos que van al mar, de carácter ambiental.