Rodrigo Rebolledo

Este artículo fue editado con la ayuda de un corrector de estilo y también lo pasé por un modelo de lenguaje para mejorar su redacción. Mi intención es que el mensaje llegue con mayor claridad a mis lectores, y no dejaría de utilizar una herramienta tan útil solo porque “está mal”.

Cuando Kant reflexionó sobre los riesgos de la Ilustración y la influencia de la imprenta en la difusión del pensamiento crítico, también afirmó que “ningún hombre debe ser un medio, sino un fin en sí mismo”. Pero, ¿acaso nuestra tecnología y nuestras formas de comunicación deberían convertirse en fines en sí mismos?

La viralización de imágenes con el llamado estilo Ghibli en México fue tan masiva que los servidores de ChatGPT reportaron fallas debido a la alta demanda de imágenes generadas con descripciones como “una escena de película de Miyazaki”.

El fenómeno fue tan grande que incluso nuestros nepobabies sudcalifornianos—al igual que otros integrantes de la clase política mexicana y local—no pudieron resistirse. En cuestión de horas, las redes sociales se inundaron con ilustraciones caricaturizadas de políticos abrazando a sus abuelas en tonos cálidos, imitando el estilo de las películas de anime de los años 90.

¿Los nepobabeAIs sueñan con campañas digitales?

Hayao Miyazaki ha criticado duramente este tipo de imágenes generadas por IA, pero difícilmente las versiones animadas del Diputado Federal sudcaliforniano Manuel Cota o del Presidente Municipal de Los Cabos, Christian Agúndez, reflejan un genuino interés de estos personajes por la cinematografía del afamado estudio japonés.

Como mencionamos en nuestra entrega anterior, la cultura del privilegio coloca a personajes como los hijos de los exgobernadores Leonel Cota y Narciso Agúndez al frente de carreras políticas que no se sostienen por mérito propio, sino por el peso de su apellido.

Nuestros nepobabies disfrutan de trayectorias artificiales, cimentadas en el poder de sus progenitores. Su formación política también es artificial: buscan posicionarse no a través de una base social real, sino mediante lo único que han conocido desde pequeños: el privilegio.

Con recursos ilimitados para comprar apoyos, rápidamente adquieren la capacidad de mandar sin haber construido un liderazgo auténtico.

Por eso, para políticos artificiales, el arte artificial resulta una opción natural. Aunque cuentan con presupuesto para promoción política, nunca pagarían ni el 0.0001% de su gasto en publicidad para encargar ilustraciones personalizadas. Mejor sumarse a la tendencia. Mejor copiar un prompt y aprovechar la ola viral.

Cálculo politiquesimal

Pero no hay nada de espontáneo en sus decisiones: todo está calculado. Mientras estas imágenes los muestran como figuras cercanas y populares, la realidad es que nuestros nepobabies sudcalifornianos fueron plantados estratégicamente para cosechar beneficios personales.

Cuando se trata de votar por el desafuero de un aliado político acusado de violencia sexual u otros delitos, no buscan volverse virales ni generar “engagement”; simplemente votan en bloque, como lo hizo Manuel Cota en el caso de Cuauhtémoc Blanco.

De la misma forma, cuando se trata de defender las playas públicas, el alcalde de Los Cabos se lo piensa dos veces. Primero, porque debe garantizar que los proyectos inmobiliarios iniciados durante el gobierno de su padre sigan adelante. Y ahora, gracias a su gestión, esos mismos desarrollos cuentan con permisos municipales para destruir caminos costeros que daban acceso a las playas del Cabo del Este.

La cultura del privilegio familiar representa un serio peligro para la sociedad sudcaliforniana. No impulsa un proyecto político, sino la consolidación de una dinastía cuyo único objetivo es perpetuar sus propios beneficios, sin importar el costo para el futuro colectivo. Si el nepobaby diputado o presidente municipal preguntará a un algoritmo si es mejor atender su ambiciones familiares que gobernar con un sentido social, ¿qué clase de respuesta ofrecería la “inteligencia artificial”?

¿Si fuera un robot podría hacer esto?

Yo: ¿Cuál sería una buena conclusión para este texto?.

ChatGPT: Al final, estas imágenes generadas por IA no son solo una moda pasajera, sino una herramienta más en la estrategia de nuestros nepobabies. No buscan crear arte ni expresar ideas, sino manufacturar una cercanía artificial con la ciudadanía. La tecnología, que debería ser un medio para el pensamiento crítico y el acceso al conocimiento, se convierte en un instrumento para encubrir lo evidente: su falta de arraigo social y de mérito político.

Porque cuando se trata de decisiones reales—las que afectan el destino de los recursos públicos, los derechos ciudadanos y la justicia—ahí no hay tendencia ni viralidad que valga. Ahí actúan en silencio, con la precisión calculada de quienes no representan un proyecto político, sino un legado de privilegio diseñado para perpetuarse a cualquier costo.

El desierto crece.